“El Concilio de Constanza” 

(Enciclopedia Católica, ed.1949)

Elección de Martín V

¿Sólo los cardenales pueden elegir al Papa? Veamos cómo no es así. La Iglesia aceptó la validez de la elección de Martín V, con cuya elección se cerró el llamado Cisma de Occidente.

                   Octubre de 1417…Bajo esas circunstancias (el “Gran Cisma de Occidente), era imposible la forma usual de elección papal por los cardenales solos aunque solo sea por el fuerte sentimiento hostil de la mayoría del concilio, que los hacía responsables no sólo de los errores del cisma, sino también de muchos abusos administrativos de la Curia Romana (ver abajo), cuya inmediata corrección parecía a muchos un asunto de no menor importancia, por decir lo menos, que la elección del Papa. Este objetivo no fue obscurecido por las disensiones menores, por ejemplo, el rango legítimo de la nación española, el número de votos de los aragoneses y castellanos, respectivamente, los derechos de los ingleses de constituir una nación etc.… Las naciones española, francesa e italiana deseaban una inmediata elección papal, YA QUE UNA IGLESIA SIN CABEZA ERA UNA MONSTRUOSIDAD, como dijo d’Ailly. Los ingleses se mantuvieron firmes, bajo la dirección del obispo Roberto de Salisbury en que había que llevar a cabo imperativamente las reformas de la administración papal y de la curia. El emperador Segismundo también sobresalía entre los alemanes por esa misma razón y estaba dispuesto a tomar medidas violentas a favor de sus intereses. Pero Roberto de Salisbury murió y curiosamente fue gracias a otro obispo inglés, Henry de Winchester, pariente cercano del rey de Inglaterra, que estaba de camino hacia Palestina, quien logró que la disputa de prioridades se inclinase hacia la elección Papal, pero con la seguridad, entre otros puntos, de que el nuevo Papa comenzaría inmediatamente la reforma de los abusos; y que esas reformas serían proclamadas por el concilio, cosa en la que todas las naciones estuvieron de acuerdo, y que la manera de la inminente elección Papal fuera dejada en manos de una comisión especial. Entre los cinco decretos reformatorios aprobados inmediatamente por el concilio en su sesión trigésimo novena (9 de octubre de 1417) estaba el famoso “Frequens” que mandaba que se celebrara un concilio general cada diez años; sin embargo, los dos siguientes debían ser convocados por el Papa cada cinco y siete años después y el primero de ellos en Pavía.

       Finalmente, en la cuadragésima sesión (30 de octubre) se discutió la forma de la nueva elección papal. El concilio decretó que para esta ocasión a los 23 cardenales se debía añadir treinta diputados del concilio (seis por cada nación) constituyendo un cuerpo de 53 electores, [cuya mayoría (30) representaba al poder secular, sin ninguno de ellos ser cardenal]. Otro decreto de esta sesión se refería a la inmediata y seria atención del nuevo Papa a 18 puntos que trataban de la reformatio in capite et Curia Romana. La cuadragésimo primera sesión (8 de noviembre) suministró los detalles de la elección y para ello hizo que se leyera la bula del Papa Clemente VI (6 de diciembre de 1351). Aquella tarde, los electores se reunieron en cónclave y tres días después eligieron Papa al cardenal romano Odo Colonna que tomó el nombre de Martín V. Como era sólo subdiácono, fue ordenado sucesivamente diácono, sacerdote y obispo. (Fromme, “Die Wahl Martins V.”, en “Röm. Quartalschrift”, 1896). Su coronación se efectuó el 21 de noviembre de 1417. El clausuró solemnemente el concilio en su cuadragésima quinta sesión (22 abril de 1418), tras lo cual, declinando las invitaciones a Aviñón o a alguna ciudad alemana, volvió a Italia y, tras una corta estancia en Florencia, entró a Roma (28 de septiembre de 1420), y estableció su residencia en el Vaticano, devolviendo así a la Sede de Pedro sus antiguos derechos y prestigio en toda la cristiandad.