Bases y nociones previas para explicar el origen de las ideas

1ª El entendimiento humano es a la vez una facultad nobilísima, y una facultad imperfectísima. Es facultad nobilísima, en el mero hecho de ser facultad inteligente; porque decir facultad inteligente equivale a decir facultad superior infinitamente a las facultades todas sensibles, por nobles y [415] elevadas que las suponga: equivale a decir, facultad, en cierto sentido, infinita, puesto que su acción alcanza y se extiende a lo espiritual y lo material, a lo inteligible y lo sensible, a lo posible y a lo ideal lo mismo que a lo existente y real, y por decirlo de una vez, a lo finito y a lo infinito. Al propio tiempo, para reconocer que es una facultad muy imperfecta en el orden inteligible, basta tener presente: 1º que en sí misma u originariamente, no posee ninguna idea, ninguna noción, ningún conocimiento objetivo, dormitando, por decirlo así, en su pasividad y receptividad inicial e innata: 2º que para salir de su estado pasivo necesita ser excitada por el ejercicio de la sensibilidad, recibiendo a la vez de ésta los materiales para su desarrollo y para la elaboración de las ideas y conocimientos intelectuales: 3º que aun después de excitada y puesta en movimiento su actividad, no llega al conocimiento científico de las cosas sino por medio de una elaboración sucesiva, gradual, y sobre todo, trabajosa, difícil y vacilante: 4º que lejos de conocer los objetos y entrar en posesión de la verdad objetiva por medio de simples intuiciones y juicios inmediatos, como Dios y los ángeles, se ve obligada a proceder ordinariamente por medio de raciocinios, deductivos unas veces, e inductivos otras, pero siempre más o menos difíciles y complejos. Considerada bajo el primer aspecto nuestra inteligencia, dice de ella con razón santo Tomás que es quodammodo infinita, y también que es impressio quaedam Veritatis Primae; y en otros términos, participata similitudo Luminis increati, in quo continentur rationes aeternae. Considerada bajo el segundo punto de vista, es apellidada por él mismo con profunda razón filosófica, pura potentia in ordine intelligibili.

2ª A pesar de su pasividad o receptividad inicial, el entendimiento humano es una verdadera potencia activa, ya porque es el principio próximo vital de la intelección o acción de entender, ya porque incluye lo que hemos llamado con los Escolásticos entendimiento agente, o sea la fuerza y actividad necesarias para transformar las representaciones sensibles, abstrayendo y elaborando las ideas inteligibles o [416] impresas, representativas de los objetos bajo la forma de universalidad, sin lo cual no podrían determinar y servir de objeto a la acción intelectiva. Ni es preciso imaginar que la elaboración de estas ideas o representaciones inteligibles mediante la acción del entendimiento, sea anterior con duración de tiempo a la acción del mismo entendimiento con la cual percibe el objeto, bastando al afecto la prioridad de naturaleza. Antes bien es más probable que las abstracciones y la intelección son acciones simultáneas o coexistentes, aunque la primera precede a la segunda prioritate naturae. Este modo de ver se halla en armonía con santo Tomás cuando afirma que de la acción del entendimiento agente (abstracción o formación de las ideas impresas) y de la acción del entendimiento posible (la intelección, el conocimiento intelectual del objeto), resulta un acto perfecto: resultat unus actus perfectus.

3ª Además de la abstracción de las especies o ideas inteligibles, función que pertenece al entendimiento agente en orden a las representaciones sensibles, puede y debe admitirse otra abstracción propia del entendimiento posible; pues éste, al pensar sobre un objeto, puede dividirlo en varios conceptos parciales, y reuniéndolos o comparándolos entre sí y con otros formar representaciones intelectuales de realidades objetivas determinadas, respecto de las cuales estas ideas o representaciones formadas por el entendimiento posible, tendrán lugar o harán el oficio de ideas impresas.

4ª Las ideas todas existentes en nuestro entendimiento pueden reducirse a cuatro clases: 1ª ideas que representan o se refieren a objetos corpóreos y sensibles en universal, como la representación inteligible y universal del hombre, del caballo, del mármol: en gracia de la claridad llamo a estas, ideas de abstracción primaria: 2ª ideas relativas a objetos o realidades objetivas, las cuales, aunque incluidas y encerradas en cosas corpóreas y sensibles, no están limitadas o circunscriptas a ellas, sino que pueden existir en cosas incorpóreas e insensibles, como las ideas de causa, efecto, bueno, malo, existencia, sustancia, contingencia, necesidad, &c., las [417] apellidaremos ideas inteligibles: 3ª ideas que se refieren a sustancias espirituales, como las de Dios, de los ángeles, del alma racional, las cuales pueden decirse ideas espirituales: 4ª finalmente, la idea de ente, la cual constituye un género especial, por razón de su universalidad suprema y de su inseparabilidad de las funciones o manifestaciones del entendimiento humano.

Esto supuesto, veamos ahora el origen más probable de cada una de estas clases de ideas.