El lugar

COSMOLOGÍA

TESIS XII. — «Eadem efficitur quantitate ut corpus circunscriptive sit in loco, et in uno tantum loco de quacumque potentia per uno modum esse possit.»

«Por virtud de la misma cantidad, el cuerpo se circunscribe o acomoda a un lugar de tal suerte que de este modo circunscriptivo ninguna potencia, de la clase que sea, puede hacer que haya otro cuerpo en el mismo lugar a la vez».

Consistiendo la esencia de la cantidad en constar de partes, cada una de las cuales ha de estar fuera de la otra, necesariamente debemos concluir que los cuerpos son impenetrables y que no caben dos en el mismo lugar. Mas esta última no es una propiedad tan esencial que no pueda suspenderse por el poder divino: el primer efecto es que una parte esté fuera de la otra; el efecto secundario consiste en que una parte esté fuera del lugar de la otra. Dios, que jamás suprime lo esencial, puede suspender milagrosamente un efecto secundario, como suspendió en el fuego la propiedad de quemar a los tres jóvenes hebreos del horno de Babilonia.

Bien puede Dios hacer que dos cuerpos estén en el mismo lugar.

La doctrina católica nos enseña que tal milagro se realizó cuando el cuerpo de Nuestro Señor salió del seno de María sin dañar la virginidad de su Madre, del sepulcro sin levantar ni romper la losa.

Lo que Dios no puede hacer, ni aun de potencia absoluta, es que dos cuerpos estén en el mismo lugar de un modo circunscriptivo. La tesis aprobada por la Sagrada Congregación es categórica; todos los tomistas abundan en el mismo sentido, contra la opinión de Escoto, Suárez, Belarmino, Franzelin. Pesch, etc.

Concretemos el sentido de nuestra proposición. La presencia en un lugar puede entenderse al modo de los cuerpos, al modo de las substancias, o de una manera mixta. El primer modo exige que el ser tenga dimensiones corpóreas y que, según éstas, se acomode a su lugar, que todo el sujeto localizado corresponde a la totalidad del lugar, y a cada parte de éste cada parte del sujeto.

El segundo modo es indivisible, a semejanza de lo espiritual. Lo propio de la substancia es estar toda entera en el todo entero, y el todo entero en cada una de las partes. Si Dios otorga a un cuerpo tal manera de existir, como es un hecho en el de Nuestro Señor en la Eucaristía, el cuerpo podrá estar en varios lugares a la vez, como el cuerpo del Salvador se halla en todas las hostias consagradas.

La presencia mixta consiste en que el cuerpo esté en un lugar según su modo natural y resida en otro al modo de la substancia, como el cuerpo de Cristo está en el cielo con presencia circunscriptiva y en el altar con presencia sacramental. «No hay contradicción, dice el Tridentino, entre los dos hechos de que nuestro Salvador continúe siempre en el cielo, sentado a la diestra del Padre, según el modo natural, y esté a la vez presente en otros muchos lugares substancialmente, o de una manera sacramental. Es éste un modo de ser que apenas podemos expresar con palabras; mas que sea posible para Dios, nos lo hace comprender la razón esclarecida por la fe, y debemos creerlo nosotros firmemente».

Lo que, según la doctrina tomista, sería verdadera contradicción, es que el mismo cuerpo estuviera en varios lugares a la vez con presencia circunscriptiva.

El modo circunscriptivo necesariamente reclama plena correspondencia y ajuste del cuerpo al lugar por sus dimensiones. Si el mismo cuerpo estuviera situado de tal modo en dos, tres o cuatro lugares a la vez, sería preciso concluir que la dimensión de uno solo equivale o se identifica con la de dos, tres y cuatro; no quedaría en pie el valor de la numeración matemática. Al llenar un cuerpo plenamente un lugar, podemos decir que agota sus dimensiones; nada le queda para ocupar un más allá.

Los milagros de la bilocación, que leemos en las vidas de varios santos, pueden explicarse diciendo que la persona persiste en su lugar natural, aunque se manifiesta en otro sitio por la mediación de un ángel que hace sus veces.

Distíngase con cuidado la bilocación de la impenetrabilidad. Esta es mero efecto secundario de la cantidad. La esencia cuantitativa consiste en que una parte sea distinta de otra; la consecuencia y secundario efecto consiste en que cada parte ocupe un lugar distinto.

La compenetración de los cuerpos es posible por milagro, pues sólo suspende el efecto secundario, las partes distintas se salvan, aunque ocupen el mismo lugar. La bilocación circunscriptiva sería contradictoria, implicaría que la dimensión de un solo lugar y cuerpo fuese la misma dimensión que la de dos o de tres.

Ahora puede verse cómo estas cinco tesis cosmológicas resumen toda la filosofía de la naturaleza. La esencia de los cuerpos es doblemente compuesta, primero de potencia y de acto, luego de materia y de forma; estos dos elementos son substanciales, aunque parciales e incompletos, resultando de su unión la naturaleza específica; la primera propiedad que acompaña a la substancia corpórea es la cantidad, que extiende la substancia en parte integrales, marca la materia y la convierte en el principio de individuación, circunscribe y acomoda los cuerpos en su respectivo lugar, de tal suerte que el mismo cuerpo no pueda estar en dos sitios a la vez.

Así se enlazan, refuerzan y completan estas proposiciones, hasta formar un cuerpo doctrinal, robusto y armonioso, capaz de resistir, como las rocas, a los embates del tiempo.