Ideología: Teorías ideológicas especiales 6/8
Teorías ideológicas especiales
Además de las teorías relativas al origen de las ideas que acabamos de exponer y discutir, hay algunas otras que se podrían llamar intermedias o eclécticas, porque sin pertenecer en rigor a las escuelas expuestas, participan más o menos de las mismas. Las más importantes son:
A) La de Kant, cuya teoría ideológica, aunque finalmente [411] viene a parar en escepticismo e idealismo, encierra a la vez puntos de vista ontológicos, empíricos, y también escolásticos o conformes a la doctrina de santo Tomás.
a) Kant se acerca, en efecto a la escuela ontológica, cuando enseña que las formas y conceptos de espacio, tiempo, cantidad, modalidad, &c., son formas subjetivas y a priori de la sensibilidad y del entendimiento; pues esto no es otra cosa en el fondo que admitir la existencia de nociones o ideas innatas.
b) Con la escuela empírica conviene: 1º en cuanto supone que todo conocimiento intelectual, en lo que tiene de objetivo, nace de las representaciones sensibles como de su causa y materia inmediata: 2º y principalmente, cuando afirma que no podemos conocer con certeza la realidad objetiva de las cosas puramente espirituales e insensibles. Más todavía: el filósofo alemán, al enseñar que no podemos conocer con certeza si el sujeto pensante o el yo, es una sustancia real o un fenómeno, va más lejos que los partidarios más exagerados del empirismo.
c) Con la teoría de santo Tomás tiene afinidad más o menos marcada la de Kant: 1º según que enseña que entre el orden sensible y el inteligible, entre la sensibilidad y el entendimiento existe una diferencia esencial, primitiva y absoluta: 2º en cuanto que considera los conceptos, como resultado o producto de la actividad del entendimiento aplicada a las representaciones o intuiciones de la sensibilidad: 3º en cuanto enseña que estos conceptos del entendimiento son como los elementos del juicio explícito o actual: 4º según que admite en principio que la sensibilidad es la que suministra al entendimiento la materia para el conocimiento intelectual, bien que no conviene con santo Tomás en cuanto al modo con que esto se verifica.
B) Por su parte Cousin presenta una teoría ideológica que tiene puntos de contacto con la escuela psicológica y también con la ontológica; pues enseña
a) Que el hombre contiene en la propia conciencia o en el yo humano las tres ideas capitales y fundamentales de las [412] cuales emanan todas las demás, y consiguientemente la ciencia humana: estas ideas son las de finito, la de infinito y la de relación entre los dos.
b) Hay en nosotros una manifestación espontánea de la actividad intelectual, y otra manifestación refleja. Con la primera percibimos confusamente las tres ideas expresadas, las mismas que constituyen los elementos del conocimiento intelectual y científico: con la segunda percibimos de una manera explícita, clara y distinta esas mismas ideas, desarrollándolas y aplicándolas. Como se ve, esta doctrina coincide bastante con la de Gioberti.
c) La razón humana de cada individuo percibe las verdades absolutas y necesarias en la Razón divina, impersonal y universal, que se comunica o revela a cada uno de los hombres, sin ser propia, individual o personal a ninguno de ellos.
La refutación de estas teorías se halla contenida en lo que se ha dicho acerca de las tres escuelas ideológicas, así como al hablar del panteísmo y escepticismo.
C) Hay otra tercera teoría ideológica que apellidaremos teoría de la representación sensible, y que puede condensarse en las siguientes afirmaciones:
1ª El entendimiento humano es, por su misma naturaleza o esencia, una facultad capaz de percibir y conocer los objetos espirituales y puramente inteligibles, y también los materiales y sensibles de un modo espiritual e insensible, o sea bajo la forma de universalidad.
2ª Esta facultad no se reduce al acto segundo, es decir, no puede entender actualmente sino a condición de ser aplicada o unida al objeto; pues la misma experiencia nos enseña que no podemos pensar sobre un objeto, sin que éste se halle presente de alguna manera con la facultad pensante, o en otros términos, sin que el objeto pensado se halle dentro de nuestro entendimiento, o unido de una manera u otra.
3ª Para realizar esta presencia y establecer esta comunicación o unión inteligible del objeto con el entendimiento, basta la presencia o existencia del objeto en la sensibilidad, [413] bien sea que la sola sensación haga presente al entendimiento la cosa sentida, como pretenden algunos; bien sea que el entendimiento se una al objeto como representado o contenido en las representaciones sensibles, según quieren otros.
Balmes, el P. Cuevas, con algunos otros escritores modernos de filosofía católica, abrazan y defienden esta teoría ideológica, la cual, aunque sencilla, fácil y exacta a primera vista, está muy lejos de resistir al examen imparcial y severo de la razón, por parte de la tercera afirmación, que es la que separa esta teoría de la doctrina de santo Tomás; pues por lo que hace a las dos primeras afirmaciones, se halla en completo acuerdo con la teoría del doctor angélico.
Que la teoría de la representación sensible es contraria a la doctrina de santo Tomás, y falsa en realidad en orden a la tercera de sus afirmaciones, se evidencia con el siguiente raciocinio. Nuestro entendimiento no puede entender objeto alguno sin que éste posea inteligibilidad actual, o como decían los Escolásticos, si no es actu intelligibile; porque primero es naturalmente el ser inteligible que es ser entendido actualmente, así como, según el orden de la naturaleza, el cuerpo no puede ser visto sino a condición de ser visible; es así que las cosas u objetos, según el modo que existen en la sensibilidad, no son inteligibles actualmente, es decir, no poseen las condiciones necesarias para la inteligibilidad actual: luego es inadmisible en buena y racional filosofía el decir que el entendimiento percibe su objeto en las representaciones sensibles, o que se une con su objeto, según el modo con que éste existe en la sensibilidad. En efecto; así como la inteligibilidad primaria, remota y fundamental, se constituye por la realidad y ser del objeto, el cual en tanto es inteligible en cuanto tiene realidad y ser propio, así también la inteligibilidad próxima e inmediata se constituye por la universalidad, siendo una verdad de sentido común en filosofía, que el objeto propio del entendimiento es el universal: luego siendo igualmente incontestable que el objeto contenido y representado en la sensibilidad y representaciones sensibles, sin excluir las de la imaginación, se presenta como singular, [414] es preciso admitir que el objeto, bajo estas condiciones, no es inteligible, o no posee la inteligibilidad próxima, actual e inmediata que exige y presupone el acto del entendimiento. Luego la teoría ideológica de la representación sensible es inadmisible en buena filosofía, e incompatible con la distinción real y primitiva entre el orden sensible y el orden inteligible, entre el objeto del entendimiento puro y el objeto de los sentidos, entre la inteligibilidad remota, potencial y radical del objeto, y la inteligibilidad próxima, actual e inmediata del mismo.
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