DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA HOY? y 7 de 7


LOS ARTÍCULOS FUNDAMENTALES EXIGEN FE EXPLÍCITA

La ignorancia o distracción impidió e impide a muchos católicos perci­bir herejía donde no se niega explícitamente un artículo del Credo. Ahora bien, el pelagianismo, que pone en jaque todo el orden sobrenatural, es una herejía contra la Gracia de Dios y no niega explícitamente ningún ar­tículo del Credo. Y el lefebvrismo según el cual «la Iglesia Católica Oficial ha fallado y debe corregirse», es una herejía contra la colocación y con­creción terrena de la Iglesia Católica, contra su misma naturaleza, y con­tra el Poder, la Comunicatividad, y la Fidelidad de Cristo.

Un teólogo francés anónimo, en una obra de referencia católica presti­giosa, tiene palabras muy esclarecedoras acerca de cuáles pueden lla­marse artículos fundamentales de la Fe Católica. Haremos nuestras sus palabras.

En la teología católica se llaman fundamentales los artículos de fe que todo cristiano está obligado a conocer, creer y profesar bajo pena de condenación al punto que la ignorancia o duda al respecto lo descalifica como cristiano y como alma encaminada a salvarse. Llámanse en cambio no fundamentales los artículos que un cristiano puede ignorar sin riesgo para su salvación, siempre y cuando su ignorancia no sea afectada. Desde el mo­mento en que la ignorancia es involuntaria, se presume que un fiel sometido a la Iglesia Católica cree implícitamente las mismas verdades que ignora, por dispuesto a creerlas si la Iglesia Católi­ca se las propusiera.( 1 Encyclopédie théologique ou série de dictionnaires sur toutes les parties de la science religieuse. París, 1850. Publicada por el Padre Migne, Editor de la Biblio­teca Universal del Clero. Volumen XXXIV. Dictionnaire de Théologie dogmatique. Tomo II. Entrada: «FONDAMEN TAL. Art/cies fondamentaux».)

En el protestantismo esta cuestión es tomada mucho más a la ligera, y se decide si un artículo de fe es fundamental o no según se interprete su creencia y profesión como necesaria para salvarse, o totalmente superflua y apta para el rechazo impune.

La Iglesia Católica jamás permite negar o dudar uno solo de sus ar­tículos de fe una vez conocido. Afectar negarlo o ponerlo en duda es sa­lirse del camino de la salvación, de suerte que puede decirse que todos los artículos de fe son importantes y fundamentales. Porque no hay que confundir los artículos de fe que un fiel puede ignorar sin peligro por inca­pacitado de conocerlos, con los artículos que un fiel pueda negar o afectar ignorar, pudiendo instruirse al respecto. La ignorancia invencible no es un crimen; pero la ignorancia afectada y la resistencia a instruirse son un desprecio formal de la palabra de Dios.

Desde el momento en que un particular, o varios, negaron o pusieron en duda alguno de sus dogmas, la Iglesia Católica no examinó si ese dogma era o no fundamental: anatematizó a los innovadores y los arrancó de su seno, en lo cual no hizo sino seguir las lecciones y ejemplos de los Apóstoles.

—Pues bien: la Suprema Potestad Eclesiástica es un artículo funda­mental de la Fe. Quien tiene suficiente instrucción y suficientes datos para sospechar que este artículo fundamental está concretándose, tras el con­cilio, fuera de los nuevos jefes vaticanos, hace bien en atender a realidad tan grave, y si la conoce, propagarla.

ECUMENISMO DE DERECHA

La fidelidad católica actual pide extender el conocimiento y combate del Concilio Vaticano II al conocimiento y combate de los falsos títulos papales postconciliares y pro-conciliares: ellos son en quienes de manera primerísima y eminentísima el concilio mismo tiene origen, residencia, conservación, organización e impulso.

«El juez es lo justo animado y el príncipe es el guardián de lo justo», dice la Suma (S, Th.. ii-ii Q 58ª 1 ad 5 citando a Aristóteles (V Ethic.). Siendo un Papa el Supremo y Abso­luto juez y príncipe de la Iglesia Militante, es en ella lo Justo animado, así como el custodio de lo Justo, equivaliendo en ambos casos lo Justo al Depósito Inviolable de la Fe. A la inversa, los gobernantes vaticanos post-conciliares apóstatas, son Lo Injusto Animado, así como Los Custodios de Lo Injusto: el Destrozo Religioso Fundamental del Vaticano II, con sus espantosos brotes de falsedad y muerte en doctrina, liturgia, espirituali­dad, intelectualidad, cultura, vida, y existencia eternamente determinada.

Es una trágica herida estar en comunión con un jefe vaticano falso, destructor de almas, traidor a Cristo, a la Iglesia Católica, a la Fe, a la Salvación. La Sedelucencia es un magnífico rescate fundamental, y no un refinamiento optativo, una supererogación, una especie de consejo no universalmente obligatorio…

Nuestro Señor Jesucristo es el Principio generador y gubernamental divino e invisible de la Iglesia Católica. Un Papa comparte visiblemente la Principalidad gubernamental invisible de la Iglesia Católica tenida por Nuestro Señor. Un Pseudopapa, máxime si además es un Apóstata (co­mo no lo han sido los pseudopapas históricos), lejos de comunicar la Principalidad gubernamental de Nuestro Señor a la tierra, la ataca del modo más infame posible, y mucho peor que como la puedan atacar ja­más todos los herejes y conspiradores juntos sin un Pseudopapa posando como verdadero Papa; mucho peor, también, que como la pueda atacar toda la «iglesia» postconciliar sin la fuerza hegemónica y carismática del Pseudopapado puesto como Papado.

Atacar en apariencia el concilio y su obra respetando a quienes son la Principalidad del concilio y su duradera causa generadora, conservadora y potenciadora, es una triste forma de colaborar con el concilio.

Es fundamental la cuestión de si los que fueron causa eficiente del concilio fueron gobernadores fundamentales de la Iglesia Militante por encargo y delegación de su Fundador y Fundamento. Se comprende así, a la luz del pasaje anterior, la inconsistencia de postular una ecumenismo de derecha que reúna a integristas concordes en querer la Tradición pura pero discordes en la cuestión del papado postconciliar y todo lo mucho que de ella se desprende.

¿Cómo resuelve la cuestión papal y las que le están asociadas, el que no conoce la Sedelucencia en su argumentación o hasta ni siquiera en su existencia? Cualquier cosa que se afirme llamando Papas a los jefes del Estado del Vaticano y de la apostasía postcatólica, confrontada con el dogma de la infalibilidad e indefectibilidad de la Iglesia docente y gober­nante, lleva a una cruel aporía (palabra griega que significa situación sin salida). ¿Cómo puede responder al punto doctrinario de la autoridad de la Iglesia quien combina nociones fragmentarias de tradición con ignorancia y brotes de errores? Solamente puede dar respuestas fallidas:

  • Cerrar los ojos a la anticatolicidad de la comunidad eclesial postcatólica, forzarle un carácter católico que no tiene, y unirse a ella.
  • Tomar al episcopado y clero postcatólica como meras «máquinas de dar sacramentos», y condicionar la autoridad papal de los jefes va­ticanos a la medida en que ordenan lo que es conforme a la Tradi­ción Católica, es, eso mismo, contrario a la Tradición Católica.

Fin de esta serie.

Patricio Shaw, en su obra Sedeluncia

LAS RESTANTES PARTES: 

Parte I  de DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA HOY?

Parte II de DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA HOY?

Parte III de  DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA HOY?

Parte IV de DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA HOY?

Parte V de DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA HOY?

Parte VI de DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA CATÓLICA HOY?