Noción del ente

Observaciones previas.

1ª Tomado o considerado en toda su universalidad y abstracción, el ente significa lo que tiene o puede tener ser. Y de aquí se infiere: 1º que la denominación de ente se toma del ser o existir, esse, y que por consiguiente, según los modos y significados del ser deben ser los modos y significaciones del ente: 2º que el ente, tomado según toda la universalidad y abstracción con que nuestro entendimiento puede concebirlo, abraza o incluye, tanto al ser actual como al posible, sin excluir ni significar determinadamente ninguno de los dos.

2ª Por lo mismo que el ente recibe la denominación del ser, admite tres significaciones, en relación con los tres modos de significación correspondientes al esse: 1ª lo que tiene ser puramente ideal, o sea lo que los Escolásticos llamaban ser objetivo e intencional, esse objectivum, esse intentionale, es decir, lo que existe solamente en nuestro entendimiento, como lo que llamamos entes de razón: 2ª la relación de los dos extremos de la proposición: 3ª lo que tiene o puede tener existencia real fuera de nuestro entendimiento. De aquí resulta que el ente, tomado en toda su abstracción o universalidad posible, puede dividirse en ente de razón, ente lógico y ente real. A este último se refiere la definición arriba puesta: id quod habet vel potest habere esse, y es el que constituye el objeto propio de la ontología, pues los dos primeros más bien pertenecen a la lógica.

3ª Nuestro entendimiento concibe este ente real en común, [14] objeto de la ontología, como un concreto en el cual la existencia tiene razón de forma, y la esencia actuada o actuable con ésta existencia, tiene razón de sujeto. De aquí resulta que algunas veces tomamos la palabra ente por el sujeto solamente, es decir, por la esencia con precisión de la existencia, al menos actual, al paso que otras significamos la esencia como acompañada de la existencia actual, o sea como ejerciendo la existencia. En el primer caso, el ente se toma nominaliter, es decir, pro re cui non repugnat esse: en el segundo, se dice que se toma a modo de participio presente del verbo sum, es, o sea, pro re quae actu exercet existere.

Ésta distinción es más importante de lo que pudiera parecer a primera vista, como se observa en la siguiente

Tesis
El ente, si se toma nominalmente, constituye un predicado esencial en todas las cosas: si se toma en el sentido de participio, solamente constituye predicado esencial en Dios, o con respecto a Dios.

Prueb. la 1ª parte. El ente, según su sentido o acepción nominal, significa la esencia o naturaleza de cualquier cosa, en cuanto que no le repugna la existencia: y claro es que la esencia de una cosa se predica esencialmente de la misma, puesto que ningún predicado es más esencial que la misma esencia.

No es menos evidente la 2ª parte; porque la existencia actual solamente a Dios conviene de una manera necesaria, inmutable y con independencia de otros seres, y por consiguiente sólo respecto de Dios tiene razón de predicado esencial; de manera que en Dios el acto de existir es tan esencial, por lo menos, a su naturaleza y concepto, como la omnipotencia, la inteligencia y otros predicados semejantes, sin los cuales no se concibe la esencia o naturaleza de Dios.

Con esta verdad hállase relacionada otra no menos importante en la metafísica, a saber: que el concepto común o [15] universalísimo de ente, no es género lógico respecto de los inferiores. El concepto común de ente, conviene y se puede predicar de Dios y de las criaturas, de la sustancia y del accidente, pero no significa la misma razón objetiva en cada uno de estos sujetos, como acontece cuando se predica el género lógico, por ejemplo, la animalidad del hombre y del perro; sino que la cosa significada por la palabra ente,cuando se refiere a Dios, significa la plenitud del ser, el ente que incluye todas las perfecciones, toda la realidad del ser; pero cuando se refiere a las criaturas, no significa la plenitud del ser, sino un grado del mismo, o mejor dicho, para evitar hasta la sombra de expresiones panteísticas, un ser que contiene una realidad o esencia limitada, y que por consiguiente niega y excluye la realidad de otras esencias y seres: una realidad mixta de ser y de no ser.

Por eso decían con razón los Escolásticos, que el ente es análogo y no unívoco respecto de sus inferiores.

Además de lo expuesto, para que el concepto de ente fuera unívoco o género lógico respecto de sus inferiores, sería necesario que no incluyera las diferencias mediante las cuales concebimos su determinación o contracción a los inferiores, como el concepto de animal no incluye los de racional o irracional que le sirven de diferencias. Esto no tiene lugar respecto del ente; porque cualquiera diferencia que se señale para contraerlo y determinarlo, o es nada, o es algo real: si lo primero, no puede diferenciar ni contraer; si lo segundo, incluye necesaria y explícitamente el concepto de ente, concepto que se identifica con todo lo real, y por consiguiente la diferencia se identificaría con el género que debía ser determinado y contraído por ella.

La doctrina consignada conduce a los siguientes importantes

Corolarios

1º El ente no es capaz de definición propiamente dicha: pues siendo, como es, el concepto más universal, no puede resolverse en otros más universales. Por otra parte, es un concepto simplísimo de su naturaleza, que se puede explicar [16] por medio de comparaciones y relaciones, pero no se puede definir.

2º La idea de ente es la más clara y la primera que informa nuestro entendimiento. Todas las percepciones, juicios y raciocinios del entendimiento respecto de algún objeto, presuponen necesariamente la idea de ente en común, como lo demuestra la misma experiencia interna. Por eso dice santo Tomás, que la noción común de ente, es la base y la condición necesaria de nuestras percepciones (1), y por consiguiente de todas las funciones intelectuales.

{(1) «In prima operatione (intellectus) est aliquod primum, quod cadit in conceptione intellectus; scilicet, hoc quod dico ens: nec aliquid hac operatione potest mente concipi, nisi intelligatur ens.»}

3º El ente puro y universal por abstracción, no debe confundirse con el ente puro y universal por simplicidad e infinidad. Cuando por medio de la abstracción llegamos al concepto puro y universal de ente en común, este concepto no incluye la realidad completa, absoluta y total del ser, sino más bien un principio, un grado y como un aspecto parcial de la realidad completa, puesto que sólo incluye una parte, por decirlo así, de la esencia o realidad de las naturalezas de las cuales se predica. Por el contrario, cuando referimos este concepto a Dios, diciendo que es el ser puro y universal, queremos significar, no solamente que este ser no es una abstracción del entendimiento, sino principalmente que encierra en sí toda la realidad y todas las perfecciones posibles (ser universal), y por consiguiente todo el ser real, positivo y concreto, que excluye, por lo mismo, todo no ser (ser puro), toda mezcla de imperfección o de potencialidad. Así, pues, el ser de Dios se distingue del ser de las criaturas por su misma simplicidad y pureza; no la simplicidad y pureza que procede de abstracción, sino la simplicidad y pureza que procede de perfección, que excluye el no ser, la imperfección y la potencialidad que se hallan necesariamente en todos los seres finitos. [17]

Esta confusión consciente o inconsciente del ser simple y puro por abstracción, con el ser simple y puro por perfección e infinidad, es la que sirve de base al moderno panteísmo, y con especialidad al panteísmo lógico de Hegel. La Idea o el ser puro que sirve de punto de partida a este filósofo para construir su sistema, es el ser puro por abstracción, es decir, el último grado de indeterminación a que puede llegar nuestro entendimiento por medio de la abstracción, aplicando o atribuyendo enseguida a este ser simple por abstracción e indeterminación, lo que corresponde al ser absoluto, subsistente en su realidad infinita, puro por razón de su simplicidad, que excluye toda potencialidad.

Y no se crea que esta confusión es propia de Hegel o del panteísmo moderno. Los panteístas de la edad media incurrieron en errores análogos por la misma razón, según nota oportunamente santo Tomás, combatiendo a Amaury de Chartres, David de Dinant y otros panteístas. Al señalar las varias causas que dieron origen al error panteísta, enumera entre ellas la que acabamos de indicar, en los siguientes términos: Tertium, quod eos in hunc errorem induxit est divinae simplicitatis consideratio. Quia enim Deus infinitae simplicitatis est, aestimaverunt, illud quod in ultimo resolutionis (en el último grado de abstracción analítica, o de análisis por abstracción) invenitur, eorum quae sunt in nobis, Deum esse, quasi simplicissimum; non enim est in infinitum procedere in compositione eorum, quae sunt in nobis. In hoc etiam deficit eorum ratio, dum non attenderunt, id quod in nobis simplicissimum inventur, non tam rem completam, quam rei aliquid esse; Deo autem simplicitas attribuitur, sicut rei alicui perfecte subsistenti. (Sum. cont. Gent., lib. I, cap. 26.)

En otros términos: la filosofía panteísta de la identidad pretende llegar al Ser absoluto por medio del universal abstracto, llenando el vacío y la indeterminación de este universal, con el universal mismo. De aquí es también, que identifica y confunde el universalprimero y supremo, con la causa primera y suprema. Sobre esta confusión de ideas, y sobre esta base tan frágil como la imaginación, a la cual debe su [18] origen, se levanta el edificio todo del panteísmo moderno, y principalmente la teoría hegeliana.

4º La idea del ente es por su naturaleza una idea o noción transcendental. La razón de esto es que la noción o idea de ente se halla incluida necesariamente y como embebida, no solamente en todos los seres existentes singulares, sino hasta en los conceptos varios más o menos universales en que los podemos descomponer, como en el concepto o razón objetiva de animal, de racional, de sustancia, &c.

Escolio

Algunos ontologistas, exagerando la doctrina general sobre la inteligibilidad primitiva del ente, e interpretando, tal vez mal, aquella afirmación de santo Tomás: ens est primum quod cadit in conceptione intellectus; est primum objectum intellectus, confundieron también el ser como noción o concepto universal de nuestro entendimiento, con el ser absoluto y subsistente en su infinita simplicidad, deduciendo de aquí que Dios era el objeto primero e inmediato percibido por el entendimiento humano. Por aquí se ve la importancia capital para la ciencia, de no confundir el ente o ser como noción pura y abstracta de nuestro entendimiento, con el ente o ser absoluto y subsistente: de distinguir y separar el ens universale del ens actuale et realissimum.

Toda esta filosofía es fundamento de la Suma Teológica de Santo Tomás, que puede encontrar resumida, en tan sólo 338 páginas en el Catecismo de la Suma Teológica  que puede adquirir aquí mismo.