PSICOLOGÍA EMPÍRICA. Objeto del entendimiento. 11/13
Ya que la naturaleza y condiciones de esta obra no nos permiten ampliar o exponer con extensión lo que acabamos de indicar acerca del objeto del entendimiento, vamos a resumir y condensar en pocas palabras nuestra teoría sobre la materia.
1º El objeto general, y como decían los Escolásticos, extensivo de nuestro entendimiento es el ente, ya porque todo cuanto conoce el entendimiento humano lo conoce bajo la razón de ser, ya principalmente porque de una manera u otra puede conocer todo lo que es ente.
2º El objeto directo, connatural, y proporcionado del entendimiento humano durante la vida presente, son las cosas sensibles o materiales, bajo la forma de universalidad. En efecto: la experiencia y la observación psicológica demuestran que el ejercicio de la sensibilidad precede, excita y acompaña al ejercicio de la inteligencia. De aquí es que las cosas sensibles y materiales son natural y necesariamente las primeras que se presentan al entendimiento, y las que le suministran materia y objeto para el desarrollo de su actividad propia. Ni se opone a esto lo que se ha dicho acerca de la prioridad de la idea de ente: la noción de ente es la primera que percibe el entendimiento, pero la percibe en los objetos sensibles y con relación a ellos, aunque después puede por medio de abstracciones y comparaciones con otros objetos considerarla en sí misma y en toda su pureza. Así, pues, en el estado de unión del alma con el cuerpo, las cosas sensibles y materiales constituyen el objeto connatural y propio del entendimiento, puesto que las primeras funciones de éste y las primeras manifestaciones de su actividad, ser refieren necesariamente a los objetos percibidos y representados por los sentidos y principalmente por la imaginación. [304]
3º La razón, por otra parte, viene en apoyo de esta doctrina, basada sobre la experiencia y la observación psicológica. El objeto propio, connatural, y, por decirlo así, específico de una inteligencia, debe estar en relación con la naturaleza de esta, para que de esta suerte haya proporción y relación armónica entre el objeto y el sujeto. Ahora bien: Dios, cuya inteligencia no solamente está separada de todo cuerpo, sino que es infinita en el orden inteligente, tiene también por objeto propio y como específico, una cosa separada de todo cuerpo, y a la vez infinita en el orden inteligible, que es su misma esencia. A la inteligencia de los ángeles, separada sí de todo cuerpo, pero finita como facultad inteligente, corresponden, como objeto primario y específico, las sustancias espirituales separadas del cuerpo, pero finitas en el orden inteligible. Finalmente, a la inteligencia que existe unida realmente a un cuerpo, pero que al mismo tiempo no solo puede existir separada del cuerpo, sino que cuando está unida funciona sin dependencia de órgano corporal determinado, le corresponde como objeto primario, connatural y específico la naturaleza sensible y material, pero bajo un punto de vista insensible e inmaterial, es decir, bajo forma de universalidad. Porque el entendimiento humano es una facultad que no funciona por medio de órgano material como los sentidos, y porque pertenece a una sustancia inmaterial, cual es el alma racional, exige que su objeto específico y connatural sean las cosas corpóreas o sensibles. Por eso dice con gráfica concisión santo Tomás: anima humana corpori unita, aspectum habet ex unione corporis ad inferiora directum.
4º Así como la unión íntima y sustancial del alma con el cuerpo determina en nuestro entendimiento esa especie de mirada y conversión permanente hacia las cosas materiales, así también puede considerarse como la razón suficiente y a priori de ese fenómeno psicológico tan notable que observamos en la imaginación, cuyas representaciones materiales y [305] sensibles acompañan siempre al entendimiento en sus funciones y actos propios.
5º Uno de los corolarios más importantes que se desprenden de la doctrina aquí consignada es que la inmaterialidad es la raíz, la razón suficiente y como la medida, no solamente de la inteligencia o poder cognoscitivo de un ser, sino también de la inteligibilidad de los objetos. Cuanto una sustancia se eleva más sobre el mundo de los cuerpos y se aparta más de las condiciones y atributos de la materia, tanto es mayor la fuerza inteligente que posee. Por esta causa, Dios, que no solo excluye todo consorcio con la materia, sino que en razón de acto purísimo, excluye toda potencialidad, la cual es inherente a todo ser material, poseen la inteligencia en sumo grado. Los ángeles, como sustancias independientes y separadas de todo cuerpo, pero sujetas a potencialidad y a multiplicidad de actos y de potencias, poseen la inteligencia y una inteligibilidad limitadas. Finalmente, el alma racional, sustancia inmaterial en sí misma, pero unible al cuerpo, del cual depende, así para constituir la naturaleza humana, como para ejercer ciertas funciones, posee el ínfimo grado en la escala de las inteligencias.
Que la inmaterialidad es también la razón suficiente y como la medida de la inteligibilidad, se reconocerá fácilmente si se tiene presente, que a proporción que los objetos se hallan más libres y elevados sobre la materia y sus condiciones, son más inteligibles por sí mismos, como se observa con respecto a Dios, las razones o ideas de ente, de causa, efecto, sustancia, verdad y otros objetos análogos, independientes en sí mismos de la materia. [306]
Deja una respuesta