Cosmología tomista 14/18. Naturaleza del principio vital.
Naturaleza del principio vital.
De la doctrina consignada en al artículo anterior se deduce, que en los seres vivientes hay algo real que constituye la vida in actu primo o en su razón primaria, que da origen a las varias manifestaciones y funciones vitales, y que es el principio y razón suficiente del ser viviente como tal, y de su distinción de los seres no vivientes.
Empero la filosofía no se satisface con reconocer la existencia de ese algo real, no con saber que es una fuerza activa, sino que aspira además a descubrir la naturaleza propia de esa fuerza o actividad interna que contiene la razón suficiente de la vida y sus manifestaciones. Y de aquí las [260] controversias y opiniones de los filósofos sobre la naturaleza y atributos de esa actividad, denominada ordinariamente y estas controversias principio vital, y también alma, aunque esta denominación se refiere propiamente al principio vital de los animales y del hombre.
Omitiendo, en gracia de la brevedad que esta obra exige, la exposición y discusión de las opiniones varias encontradas de los filósofos sobre esta materia, expondremos sumariamente nuestra teoría, contenida en las siguientes proposiciones:
Tesis 1ª
El principio vital es algo real que pertenece a la esencia del viviente.
Por principio vital entendemos aquella realidad que es la razón primera por qué el ser A que la tiene, es viviente y se distingue del ser B no viviente; es así que el ser o sustancia viviente se distingue esencialmente del ser o sustancia no viviente: luego el principio vital de cada viviente, principio y razón suficiente de la naturaleza propia de éste, como sustancia viviente, y origen de su vitalidad, es algo que pertenece a la esencia del viviente.
Que las sustancias vivientes se distinguen esencialmente de las no vivientes, es una de aquellas verdades de sentido común y de experiencia, que sólo podrá negar el que tenga por razonable el gran descubrimiento de Descartes, que convierte a los animales en máquinas. Por lo demás, si necesario fuera demostrar esta verdad, bastaría reflexionar que las propiedades, efectos y movimientos de los vivientes, como la nutrición, la reproducción por semilla, la visión, imaginación, sueño y vigilia, producción de flores y frutos, &c., son completa y absolutamente diferentes de las propiedades, movimientos y efectos de las sustancias no vivientes e inorgánicas. Luego si tiene algún valor el principio racional de que las propiedades, operaciones y efectos, se hallan en relación con la esencia de que dimanan, y revelan los caracteres [261] de su naturaleza propia, es preciso admitir que la esencia propia de los vivientes es muy distinta y diversa de la esencia de los seres no vivientes.
Tesis 2ª
El principio vital es diverso de las fuerzas físicas y químicas que obran en los cuerpos.
La verdad de esta afirmación se halla demostrada evidentemente por las diferencias, tan multiplicadas como profundas, que distinguen y separan los cuerpos orgánicos o vivientes de los inorgánicos. Indicaremos algunas de estas diferencias.
a) Organización. Los minerales constan de partes generalmente homogéneas y similares, y no presentan variedad de miembros y órganos destinados a diversas funciones y fines especiales. Lo contrario sucede en los cuerpos vivientes u orgánicos, en los cuales, además de la variedad de miembros y órganos destinados a fines y funciones especiales, existe notable heterogeneidad de las partes componentes; y esto no solo en los vivientes de un orden superior, como los animales, sino en los mismos vegetales compuesto de tronco, corteza, hojas, flores frutos, &c.
b) Figura. Los cuerpos inorgánicos y minerales afectan con frecuencia determinadas figuras geométricas, si no hay algún impedimento externo, como consta por los fenómenos de la cristalización; también puede decirse, que están sujetas a multiplicidad y diversidad de figuras, sea por accidentes externos, sea por defecto de alguna condición que impida la marcha de la cristalización. Los vivientes afectan siempre y constantemente la misma figura y la misma disposición relativa de partes externas, y en general, formas más o menos redondeadas.
c) Origen. Los cuerpos inorgánicos deben su origen a la reunión de moléculas, realizada, o fortuitamente, o mediante el influjo y cooperación compleja y más o menos casual de varias causas. El origen de los vivientes se verifica por medio [262] de semillas determinadas y propias de cada especie, de manera que comienzan a existir por generación y nacimiento, y lo que es más aún, tienen la facultad de producir individuos semejantes en especie.
d) Incremento. Mientras que los cuerpos inorgánicos se aumentan y crecen por la simple agregación de nuevas moléculas, los vivientes crecen y se aumentan a sí mismos, por intususpección, es decir, absorbiendo, alterando y asimilándose diversas sustancias, por medio de una elaboración compleja que exige y supone una actividad sui generis, tan poderosa y enérgica, como superior a la que supone y exige la simple yuxtaposición de moléculas en los animales.
e) Magnitud y conservación. En los minerales, el volumen y masa pueden aumentarse indefinidamente: en los vivientes sucede todo lo contrario, no pasando nunca de cierto límite en orden a la magnitud. Igualmente, los minerales pueden permanecer en su ser indefinidamente, si algún agente externo no determina su descomposición y corrupción. Los vivientes, a causa de la elaboración compleja que gasta y disminuye su fuerza o actividad radical, no pueden conservar su ser sino por un espacio de tiempo que no pasa de ciertos límites. De aquí es también, que mientras los cuerpos inorgánicos dejan de ser por simple corrupción, los vivientes mueren o dejan de existir por muerte, que es una especie determinada de corrupción.
Tesis 3ª
El principio vital es la forma sustancial del viviente.
Esta tesis
1º Tiene en su apoyo todas las razones aducidas al tratar de los principios esenciales de los cuerpos, puesto que todos los fundamentos sobre que se apoya la teoría de la materia prima y de la forma sustancial, tienen fuerza y aplicación especial respecto de los vivientes, por lo mismo que en [263] estos se revela y aparece más manifiesta la unidad de esencia y la actividad radical y primitiva.
2º Viene a ser un corolario lógico de la doctrina expuesta en el artículo anterior y de las dos tesis precedentes. Porque si el principio vital es algo que pertenece a la esencia propia del viviente, como se probó en la primera tesis, y por otro lado es una fuerza sui generis, absolutamente distinta y superior respecto de las fuerzas físicas y químicas, síguese de aquí que es la misma forma sustancial del viviente, toda vez que la forma sustancial no es otra cosa, como queda dicho, sino una entidad sustancial incompleta, por razón de la cual la sustancia completa constituida por ella, en unión con la materia, se distingue esencialmente de otras sustancias, y que es la razón suficiente primera y el principio radical de las propiedades características, y sobre todo de las fuerzas o potencias activas y operaciones propias de aquella sustancia. Luego al principio vital le cuadra perfectamente la noción propia de la forma sustancial, puesto que ya hemos visto y demostrado: 1º que es una realidad que pertenece a la esencia del viviente: 2º que es aquello por medio o por razón de lo cual las sustancias vivientes se distinguen de las no vivientes: 3º que es el principio radical y la razón suficiente primaria de las propiedades características del viviente, y de las funciones u operaciones vitales.
De la doctrina expuesta en esta tesis y en las dos anteriores, se desprenden los siguientes
Corolarios
1º En cada viviente no existe más que un solo y único principio vital. Este corolario se sigue necesariamente de la tesis antecedente, porque en cada sustancia específica, no puede haber más que una forma sustancial, como se dijo al hablar de ésta.
Por otra parte, e independientemente de la teoría sobre la materia y forma, este corolario tienen en su apoyo la experiencia y la observación psicológica, las cuales nos enseñan que entre las varias funciones vitales existe cierta mancomunidad originaria y cierta refluencia mutua, puesto que [264] el ejercicio intenso de unas lleva consigo la disminución de intensidad en otras, y lo que es más, el desarrollo y ejercicio de unas cede en perjuicio del desarrollo de otras. Las sensaciones vehementes e intensas de la sensibilidad, sean de dolor o de placer, impiden en todo o en parte el ejercicio de las facultades intelectuales, y a su vez, el ejercicio intenso y continuado de éstas cede en perjuicio de las funciones de nutrición y digestión, &c. Esto indica que todas estas fuerzas y funciones vitales, a pesar de sus diferencias, radican todas en un mismo principio, en una actividad fundamental y única, que es el alma racional, forma sustancial del hombre. Y si esto tiene lugar en el hombre, en el cual la variedad de potencias y operaciones vitales es tan notable, a fortiori sucederá en los animales y vegetales.
2º Luego se deben tener por falsas y erróneas todas las teorías vitalistas o antivitalistas que multiplican y distinguen las fuerzas vitales en los vivientes, sin reducirlas o referirlas a alguna fuerza primitiva, esencial y única, en la cual radiquen originariamente.
3º Es igualmente errónea e inadmisible la opinión de los que afirman que el principio formal de la vida en los vegetales es el organismo. A la verdad, prescindiendo de otras razones en contra, entre ellas la de que el organismo es una cosa pasiva más bien que activa, puede decirse que esta opinión identificada, o mejor dicho, toma el efecto por la causa, siendo indudable que el organismo es un efecto y un signo de la vida y no su principio o causa. De aquí es que cuando vemos un organismo, al instante deducimos que allí hay o ha habido una fuerza superior a las físicas y químicas, que produjo e informó aquel organismo.
Añádase a esto, que si se concede que el organismo es el principio formal de la vida en los vegetales, nada verdaderamente sólido se puede replicar al que afirme que también es el principio formal de la vida en los animales y el hombre. Porque es natural y lógico afirmar que si un organismo imperfecto, como es el de los vegetales, puede ser principio de la vida en estos, un organismo más perfecto, cual es sin [265] duda el de los animales y el hombre, puede ser principio formal de la vida que en estos se manifiesta, siquiera sea más perfecta que la que se revela en los vegetales.
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