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PREGUNTÁBAMOS:
¿La consagración episcopal hecha por cismáticos o herejes, son válidas?

Dábamos 6 opciones de respuesta, a las que han respondido de la siguiente manera:

1.No. Salvo que estuvieran en error voluntario 4.8 %
2.No. Hay que hacer de nuevo la consagración episcopal 33.3 %
3.No. hay que consagrarlos sub conditione 0 %
4.Son válidas sólo las de los cismáticos 19 %
5.Son válidas sólo las de los herejes 4.8 %
6.Son válidas si los que la confieren son obispos, sean herejes o cismáticos. 38.1 %

La respuesta correcta es la nº 6: “Son válidas si los que la confieren son obispos, sean herejes o cismáticos”.

Han respondido correctamente  el 38,1 %.

¿Por qué esa es la respuesta correcta?

Hay que diferenciar entre validez y licitud para responder adecuadamente. Son válidas si el consagrante es verdadero obispo y usa un rito válido. En el caso de los anglicanos no son válidas, porque carecen de obispos válidamente consagrados ya que perdieron la sucesión apostólica, y todos sus «obispos» y «presbíteros» no son más que seglares. Pero no es así entre los, por ejemplo, veterocatólicos o la iglesia patriotica china o brasileña, ya que no cambiaron el rito y conservan la validez de sus consagraciones episcopales, aunque son ilegítimas.

SAN ANASTASIO II, 496-498

De las ordenaciones de los cismáticos
[De la Carta 1, Exordium Pontificatus mei, a Anastasio Agosto, de 496]

356 (7) Según la costumbre de la Iglesia Católica, reconozca el sacratísimo pecho de tu serenidad que a ninguno de estos a quienes bautizó Acacio [obispo cismático], o a quienes ordenó según los cánones sacerdotes o levitas, les alcanza parte alguna de daño por el nombre de Acacio, en el sentido de que acaso parezca menos firme la gracia del sacramento por haber sido trasmitida por un inicuoPorque si los rayos de este sol visible, al pasar por los más fétidos lugares, no se mancillan por mancha alguna del contacto; mucho menos la virtud de Aquel que,hizo este sol visible, puede constreñirse por indignidad alguna del ministro...
(9) Por eso, pues, también éste, administrando mal lo bueno, a sí solo se dañó. Porque el sacramento inviolable que por él fue dado, obtuvo para los otros la perfección de su virtud.

SAN GREGORIO I EL MAGNO, 590-604

Del bautismo y ordenes de los herejes
[De la Carta Quia charitati a los obispos de Hiberia hacia el 22 de junio de 601]

478 De la antigua tradición de los Padres hemos aprendido que quienes en la herejía son bautizados en el nombre de la Trinidad, cuando vuelven a la Santa Iglesia, son reducidos al seno de la Santa madre Iglesia o por la unción del crisma, o por la imposición de las manos, o por la sola profesión de la fe… porque el santo bautismo que recibieron entre los herejes, entonces alcanza en ellos la fuerza de purificación, cuando se han unido a la fe santa y a las entrañas de la Iglesia universal. Aquellos herejes, empero, que en modo alguno se bautizan en el nombre de la Trinidad, son bautizados cuando vienen a la Santa Iglesia, pues no fue bautismo el que no recibieron en el nombre de la Trinidad, mientras estaban en el error. Tampoco puede decirse que este bautismo sea repetido, pues, como queda dicho, no fue dado en nombre de la Trinidad.
Así, [pues,] a cuantos vuelven del perverso error de Nestorio, recíbalos sin duda alguna vuestra santidad en su grey, conservándoles sus propias órdenes, a fin de que; no poniéndoles por vuestra mansedumbre contrariedad o dificultad alguna en cuanto a sus propias órdenes, los arrebatéis de las fauces del antiguo enemigo.

CONCILIO DE GUASTALLA, 1106
De las ordenaciones heréticas y simoníacas

705 Desde hace ya muchos años la extensión del imperio teutónico está separada de la unidad de la Sede Apostólica. En este cisma se ha llegado a tanto peligro que -con dolor lo decimos- en tan grande extensión de tierras apenas si se hallan unos pocos sacerdotes o clérigos católicos. Cuando, pues, tantos hijos yacen entre semejantes ruinas, la necesidad de la paz cristiana exige que se abran en este asunto las maternas entrañas de la Iglesia. Instruídos, pues, por los ejemplos y escritos de nuestros Padres que en diversos tiempos recibieron en sus órdenes a novacianos, donatistas y otros herejes, nosotros recibimos en su oficio episcopal a los obispos del predicho Imperio que han sido ordenados en el cisma, a no ser que se pruebe que son invasores, simoníacos o de mala vida. Lo mismo constituimos de los clérigos de cualquier orden a los que su ciencia y su vida recomienda.
GELASIO II, 1118-1119