VIRGINITAS: POST PARTUM (1)
Hemos querido evidenciar la unanimidad de la Iglesia desde sus mismos orígenes sobre el dogma de la Virginidad Perpetua de la Virgen María. En una primera parte tratamos de la Virginitas in partu, a la que dedicamos tres artículos (Iº, IIº y IIIº) para refutar las herejías actuales de los teólogos sedicentes católicos y de los lobos con cayado y mitra. Son muchos: Cardenal Gerard Ludwig Müller,Padre John Meier, Karl Rahner, Leonardo Boff, P. Mitterer, P.Alfonso Llano, S.J, Giuseppe Barbaglio (1934-2007), biblista católico …,etc. En general estos áspides niegan, en primer lugar, la virginitas in corporis. Sin embargo, existen también otras obras muy divulgadas, ocultas bajo el manto de una falsa piedad y ‘revelación privada’, que sin negar la virginitas in corporis, escandalizan con la herejía según la cual ni Jesús ni la Virgen María poseían la virginitas sensus. La obra más famosa que contiene semejante blasfemia la hemos denunciado también: el Poema del Hombre Dios de la ‘mística’ Valtorta; por ser peligrosísima para la fe católica de los verdaderos devotos de la Virgen María.
Queremos rebatir, en esta segunda parte, todas las herejías contra la virginitas post partum de la Madre de Dios; es conveniente y urge; en efecto, porque ni los historiadores cercanos a la vida de la Sagrada Familia, como el contemporáneo judío de la secta farisea, Flavio Josefo (37-110), ni otros escritores un poco más tardíos, como el pretor y quindecinviro responsable del culto, Tácito (55-120), o el flamen Divi Augusti (sacerdote del culto al Emperador), Plinio el Joven (61-112),o el historiador romano Suetonio (70-126), jamás mencionaron que Jesús tuviera hermanos carnales. Ninguna de estos escritores era cristiano; en efecto, no hay ninguna fuente histórica externa que afirme la existencia de hermanos carnales de Jesús. Los Santos Padres, apologetas, mártires y confesores…, en fin, toda la Iglesia de forma unánime creyó desde el principio en la virginitas post partum de María. Ni los mayores heresiarcas, como Lutero, Calvino y Zwinglio se atrevieron a negar ese aspecto del Dogma de la Perpetua Virginidad de María.
No fue hasta muy tardíamente cuando los teólogos luteranos, calvinistas, anglicanos, etc., a través de una exégesis liberal y racionalista, movidos por su inquina contra la devoción mariana de los católicos, pusieron un especial énfasis en atacar los títulos dogmáticos con los que está adornada la Madre de Dios. La vaca sagrada del protestantismo y el bombón de los modernistas católicos, Karl Bart, reformado, con su teología dialéctica (1886-1968); el luterano Josep Bornkamm; Maurice Goguel, racionalista reformado…, son sólo unos ejemplos del protestantismo cuya exégesis naturalista contaminó a los católicos a través del ecumenismo, al precio de negar la verdad estos últimos; de tal manera que estos teólogos, sedicentes católicos, terminaron por aceptar la herejía de aquellos, negando la virginitas post partum de María, y la esparcieron por los seminarios. Hoy son una plaga.
Abordaremos, pues, este artículo refutando cada herejía y su error exegético, y lo plantearemos como respuestas a objeciones previas.
Objeciones al Dogma de la virginitas post partum:
Primera objeción de carácter lingüístico: “Las conveniencias doctrinales para defender la Virginidad Perpetua de María han hecho de los hermanos de Jesús, parientes en contra de los documentos” (Joseph Bornkamm; teólogo luterano).
Contra esta herejía y craso error exegético la Iglesia defiende el dogma con muchísimos argumentos, los cuales podemos resumir en tres tipos:
A. {Argumentos filológicos}
Estos herejes se amparan en un error filológico para proclamar su impío eructo. Sabemos que, al menos, tres de los Evangelios fueron escritos originariamente en hebreo o arameo y más tarde traducidos al griego. En ellos abundan los semitismos.
La palabra “hermanos” en arameo es “aja” y en hebreo “aj”; tanto una como otra se tradujeron al griego como “adelphos”. Ahora bien, en las Sagradas Escrituras la palabra “aj” puede tener varias significaciones, además de hermano de sangre, porque en esa lengua no hay un término para describir a los hijos de una misma madre y/o padre. Veamos algunos ejemplos, entre muchos:
I.-“aj” traducido por “adelphos” significando parientes familiares de tercer grado, cuarto grado..: primo, sobrino, tío, etc.
Ejemplo 1º: “Dijo, pues, Abram a Lot: «Ea, no haya disputas entre nosotros ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos.” (Génesis 13,8)
Aquí vemos a Abraham llamando a Lot hermano, cuando realmente Abraham es su tío. He aquí la prueba de que era su tío: “Estos, son los descendientes de Téraj: Téraj engendró a Abram, a Najor y a Harán. Harán engendró a Lot.” (Génesis 11,27)
Ejemplo 2º: Labán dijo a Jacob :“dixit ei num quia frater meus es gratis servies mihi dic quid mercedis accipias” (Gén 29:15) – Labán dijo a Jacob: El que seas mi hermano no es razón para que me sirvas de balde; dime qué salario quieres-.
Labán llama a Jacob su hermano a pesar de ser su tío.
Ejemplo 3º: “El hermano y la madre de Rebeca dijeron: «Que se quede la chica con nosotros unos días, por ejemplo diez. Luego se irá.» as él les dijo: «No me demoréis. Puesto que Yahveh ha dado éxito a mi viaje, dejadme salir para que vaya donde mi señor.» ellos dijeron: «Llamemos a la joven y preguntémosle su opinión.» Llamaron, pues, a Rebeca, y le dijeron: «¿Qué? ¿te vas con este hombre?» «Me voy», contestó ella. Entonces despidieron a su hermana Rebeca con su nodriza, y al siervo de Abraham y a sus hombres. Y bendijeron a Rebeca, y le decían: «¡Oh hermana nuestra, que llegues a convertirte en millares de miríadas, y conquiste tu descendencia la puerta de sus enemigos!»” (Génesis 24,55-60).
La madre de Rebeca, junto al hijo de aquella llama a su propia hija, hermana.
II.- “aj” traducido por “adelphos” significando la pertenencia a la misma tribu, pueblo.
Ejemplo: “En aquellos días, cuando Moisés ya fue mayor, fue a visitar a sus hermanos, y comprobó sus penosos trabajos; vio también cómo un egipcio golpeaba a un hebreo, a uno de sus hermanos”. (Éxodo 2,11)
Las Sagradas Escrituras nos narran cómo Moisés vio que golpeaban a un hebreo, y por ser de su mismo pueblo el Éxodo dice que es uno de sus hermanos, cuando no existía ningún lazo de consanguinidad.
III.-“aj” traducido por “adelphos” significando un lazo espiritual.
Ejemplo : “¿Quién es mi madre y mis hermanos? Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: «Estos son mi madre y mis hermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.” Marcos 3,33-35
En el pasaje anterior a Cristo le hacen referencia de sus ‘hermanos’ (que le esperan a fuera), y Él hace el contraste con sus hermanos espirituales, nótese que no implica que aquéllos sean hermanos hijos de su misma madre, porque también podrían ser parientes, según el primer significado, o del mismo pueblo según el segundo.
IV.- .-“aj” traducido por “adelphos” significando hermanastro; no implicando hijo de la misma madre.
Ejemplo 1: “En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene” (Lucas 3,1).
Filipo era hijo de Herodes el Grande y Cleopatra de Jerusalén, mientras que Herodes era hijo de Herodes el grande y Maltace (su cuarta esposa). Esta genealogía es de Flavio Josefo.
Ejemplo 2: “No descubrirás la desnudez de tu hermana, hija de tu padre o hija de tu madre, nacida en casa o fuera de ella.” (Levítico 18,9.
Ejemplo 3: “Maldito quien se acueste con su hermana, hija de su padre o hija de su madre. – Y todo el pueblo dirá: Amén” (Deuteronomio 27,22).
Más pruebas de que la palabra “hermanos” por sí sola no implica hijos de una misma madre la tenemos en varios pasajes del antiguo testamento, como en estos dos últimos ejemplos.
Visto lo anterior, respondemos a esta primera objeción lingüística:
No existía en el hebreo antiguo una expresión para distinguir al hermano del primo o pariente. Todavía hoy, en pleno siglo XXI, sigue sin existir en el hebreo moderno una palabra para describir ese vínculo de hermanos con comunes padres. Para poder distinguir entre un “hermano” o “pariente” es necesario acudir a expresiones tales como “hijo de la misma madre (o padre); v.g.: “fulano y mengano son hijos de Zutana”, indicaría con claridad que ambos son hermanos por parte de madre (Zutana) aunque tampoco sabríamos si compartían el mismo padre y si, por lo tanto, sólo fuesen hermanastros.
Tampoco “el árabe moderno, como el hebreo, tiene un término para discernir entre hermanos y primos, al igual que ocurre en África en todas las culturas tradicionales” (1)
Esta diversidad de uso de la palabra hermano se debe, como hemos dicho, a que en arameo y hebreo (las lenguas maternas de Jesús y sus discípulos) no existía un equivalente para primo, primo segundo y otros grados de parentesco; por esa razón solía usarse la palabra “aja“, es decir, hermano; porque es evidente que es más fácil decir “hermano”, que “el hijo de la hermana de mi padre”, por ejemplo.
Sin embargo, en griego si existía un término para “primo” o “pariente”: “anepsios”; no obstante la palabra “adelphos” (hermano en griego) es la más frecuentemente utilizada con un significado más extenso que el de hermano carnal debido a la fuerte influencia del lenguaje arameo y del hebreo en la Escritura. En efecto, la traducción griega de la Biblia, llamada de los Setenta (LXX) o Septuaginta, del siglo II antes de Cristo, cuidadosamente elaborada para el servicio de la populosa e influyente diáspora judía helenizada, desarrolla un griego de fuerte componente hebraico. Y en ésta, sólo utiliza la palabra “anepsios”,dos veces: Números 36,11 y Tobías 7,2; como hemos visto en los ejemplos citados, entre muchísimos habidos, se transcriben los vínculos mediante la palabra “adelphos” (hermano en un sentido amplísimo). Los traductores de la versión griega de los LXX no dudaron en transcribir “aj” o “ajá” por “adelfos” aún en los casos en que el parentesco no provenía de la filiación de padres comunes, o de una misma madre o padre.
Demostremos lo dicho presentando algunos textos en griego, latín y español, más otro en hebreo como muestra de decenas de ellos habidos en la Biblia con la palabra “aja” para describir un lazo que no es sanguíneo.
ESPAÑOL: “Abrán dijo a Lot: No haya pleitos entre nosotros ni entre nuestros pastores, que somos hermanos. (Gén 13:8)
LATÍN:” dixit ergo Abram ad Loth ne quaeso sit iurgium inter me et te et inter pastores meos et pastores tuos fratres enim sumus (Gén 13:8).
ESPAÑOL: “Labán dijo a Jacob: El que seas mi hermano no es razón para que me sirvas de balde; dime qué salario quieres”. (Gén 29:15)
LATÍN: “dixit ei num quia frater meus es gratis servies mihi dic quid mercedis accipias” (Gén 29:15)
ESPAÑOL: “David reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas: De los hijos de Queat: a Uriel, el jefe, y a sus hermanos, ciento veinte. (1 Crónicas 15,4-5)
LATÍN: “necnon et filios Aaron et Levitas de filiis Caath Urihel princeps fuit et fratres eius centum viginti”. (1Cr 15:4-5)
En fin, lo que es obvio para las culturas orientales que hablan árabe o las más antiguas de África, que aún hoy carecen de un término propio para describir el lazo de los hijos de los mismos padres, es dificultoso a estos soberbios porque no aman la verdad.
Confiteor Deo omnipoténti, Beátae Maríae sermper virginis..reza la Iglesia al pie del Altar al comenzar cada día el Santo Sacrificio de la Misa, haciendo evidente el adagio Lex orandi lex credendi y quien no comparta esa fe, como muchos conciliares segundovaticanistas coleguillas de los protestantes liberales, está fuera de la Iglesia; ha salido fuera del único Arca de salvación.
Dios mediante, continuaremos con la cuestión filológica en una segunda parte, para luego abordar otros argumentos teológicos y exegéticos.
Notas
(1) Victorio Messori. Cf. Tierra Santa, pag. 18; nº 12-2013
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