Te vi ayer cuando comenzabas tus tareas diarias. Te levantaste sin siquiera orar a tu Dios, en todo el día no hiciste nada de oración. De hecho ni recordaste bendecir tus alimentos, menos aún dedicaste un tiempo de oración mental para estar unido con mi enemigo, Jesucristo; me gustan tus disculpas: estás muy cansado del trabajo, de ver y escribir en internet, de ver tu programa favorito de televisión, afanado en tu plan que te llevará a acompañarme por toda la eternidad. Eres muy desagradecido con tu Dios, y eso me gusta de ti.

También me agradaba la enorme flojera que demuestras siempre en lo que se refiere a tu crecimiento cristiano. Rara vez lees la Biblia y cuando lo haces estás cansado. Oras muy poco y muchas veces sólo recitas palabras que no meditas. Por cualquier pretexto – cansancio, trabajo, pereza- llegas tarde o faltas a tus reuniones de formación de catequesis, por lo que sigues siendo un ignorante camino de mi eterna compañía.

¡Qué decir de tu tacañería al cooperar en la evangelización o diezmo! Todo eso es útil para mi. No puedo describirte como me alegra que en todo este tiempo en que dices que estás siguiendo a tu Dios, no hayas cambiado tu manera de comportarte. Tantos años y sigues como al principio, crees que no tienes nada que cambiar… me encantas. Te hablan de la verdad, y no escuchas porque prefieres siempre tu parecer, y al que te da de comer espiritualmente le muerdes la mano ¡casi eres como yo!

Recuerda que tú y yo hemos pasado muchos años juntos y aún te detesto. Es mas te odio porque odio a tu Padre. Solamente te estoy usando para molestarlo. El me echó del cielo y yo voy a utilizarte mientras pueda para vengarme de El, para que tú tampoco alcances jamás ver su gloria.

Mira ignorante, Dios te ama y tiene grandes planes preparados para ti, pero tú eres tan idiota que me has cedido tu existencia y yo voy a hacer que vivas un verdadero infierno en vida, incluso con los que debían quererte y respetarte, de los cuales ya he conseguido que algunos de tu propia carne ni te respeten ni te amen. Así estaremos juntos doblemente y esto realmente va a dolerle a tu Dios. Con tu cooperación voy a mostrar quien es realmente el que gobierna tu vida. Con todos los momentos rendidos que nos hemos pasado; ¿recuerdas cuando abandonaste la practica religiosa y cómo, cuando tú creías que habías vuelto a la Iglesia, en realidad volviste a la secta conciliar; o cuando te advirtieron la invalidez de las confesiones del sacerdote que te atendía? ¡Cuántos buenos momentos hemos pasado juntos y aún los disfrutamos!

Hemos disfrutado juntos muchas películas vanas, y si no recuerdo más hasta alguna casi XXX, y ¡qué decir de las veces que hemos ido a los «espectáculos artísticos en vivo!» Aquel día de tu debilidad con aquella personita simpática, qué bien nos la pasamos. Pero más me agrada que no te arrepientes, sino que reconozcas que eras joven y tenías derecho a gozar la vida, no hay duda: eres de los míos.  

Disfruto mucho los chistes colorados que dices y que escuchas, tú te ríes por lo gracioso de ellos, yo me río de ver a un hijo de Dios participando en eso. El hecho es que ambos la pasamos bien.  

La música vulgar y de doble sentido que escuchas me encanta. ¿Cómo sabes cuales son los grupos que me gusta escuchar?

También disfruto mucho cuando difamas y calumnias y de que eres amigo de saber para difamar y que así te revelas contra tu Dios. Oh, esa locuela tuya, siempre preguntando lo qué no debe, siempre cuchicheando de los otros, te llevará a acompañarme eternamente, y aunque te odio, eso me alegra.

Me sentía feliz cuando te veía bailando y haciendo ese tipo de movimientos que tanto fascinan, ¡cómo lo disfrutaba! Ciertamente cuando vas y te diviertes sanamente, me desilusionas, pero no hay problema siempre habrá otra oportunidad; porque aunque lo hagas inocentemente, siempre te pierde la locuela de tu lengua; siempre quieres saber para imaginar, criticar, difamar; eres listo, de los míos, «tiras la piedra y escondes la mano»; has aprendido bien mi arte.

Hay veces que me haces servicios increíbles cuando das malos ejemplos a tus niños o cuando les permites que se desvíen de su inocencia, por medio de la televisión, internet o cosas por el estilo; han salido tan parecidos a mí, sin tener que hacer yo ningún esfuerzo. Son tan perceptivos que fácilmente imitan lo que ven. Te lo agradezco mucho, porque tú mismo, sin necesidad de que yo trabaje, los perviertes hasta el fondo de su corazón; y aunque luego te quejes de que ya no practican el culto a tu Dios y que, incluso han perdido la Fe en Jesucristo, o que son modernistas o conciliares yo lo apunto en mi libreta como un gol a favor mío.

Lo que mas me agrada es que rara vez tengo que tentarte, casi siempre caes por tu cuenta. Siempre estás dispuesto a difamar a otros, usando el tiempo de hablar con Dios para calumniar a los que quieren ser santos. ¡Y qué calumnias! Ni a mi se me hubieran ocurrido;  Y eso inmediatamente antes de comulgar a tu Dios, o nada más terminar de hacerlo, en tu casa y de manos de falsos sacerdotes o de ilícitos sacramentos, que da lo mismo, porque igualmente es pecado mortal. A ti no te importa ese pecado, pues siempre tienes una excusa: te felicito, pues están conmigo y no con Cristo . Eso me agrada porque tú mismo haces mi trabajo más eficaz que yo mismo, tratando con tus mentiras y detracciones de llevarlos a la desesperación o al menos que no me contradigan tanto a mí que soy el rey de este mundo. Yo sólo puedo odiarte, pero te aseguro que si pudiera algún día amar, tu serías el objeto preferido de mi afecto. Ten por seguro que te reservaré uno de los más profundos y pestilentes lugares del infierno. Ya está preparado, ya que con toda dignidad puedes sentirte orgulloso de llamarte soldado, no de Cristo, sino de Lucifer. Es muy buena la idea del anonimato o de llamarte soldado de Cristo; pues así se confunden más las almas y se pierden con mayor facilidad.

Tu buscas los momentos propicios, tú te expones a situaciones peligrosas, pecas con la boca y con tu carne y además, tú buscas mis ambientes, tú te guías por pastores falsos, y hasta tú mismo eres ante los otros pastor de Cristo – cuánto odio este nombre-, su sacerdote, pero tú y yo sabemos que me sirves sólo a mí, que tú ya tienes reservado un lugar privilegiado en el infierno; dirás que puedes aún arrepentirte, pero sabes que te engañas porque según tus mismas palabras dirigidas a otros, no hay perdón de algunos de tus pecados sino hay antes restitución; y ésta restitución cada vez se hace más grande; eres, pues, ya mío;  tú mismo ordenas tu vida al igual que cualquier otra criatura atea, pues por lo que te afanas y trabajas recorriendo los caminos, en nada se diferencia de los míos; si tuvieras algo de seso cambiarais de ambiente y compañías recurrirías a los sacramentos válidos y dejarías los sacrílegos sobre los cuales tantas veces te han advertido y entregarías realmente tu vida al que dices llamar «tu Dios» y a Esa, que es mi mayor enemiga- No quiere nombrar el nombre de la Virgen María- y así vivirías el resto de tus años bajo la guía del Espíritu Santo. Sé que rezas a Esa y mandas que la recen; lo último me molesta; que tú la reces de nada te sirve, pues Ella jamás escucha a los que no quieren arrepentirse, y tú no quieres hacer un acto de contrición y reparar tanto daño como has hecho con tu lengua y escritos; hijo de Satanás- ¿no te molesta que te llame así, verdad? porque así es, ya que haces a la perfección muchas de mis obras.

No acostumbro enviar este tipo de mensajes, pero eres tan conformista espiritualmente, mientras te amparas en tu ignorancia en lo que te conviene, que no creo que vayas a cambiar nunca. No me malentiendas aún te odio y no me interesas en lo más mínimo. Si te busco es porque me agrada como tu manera de comportarte hace quedar en ridículo a Jesucristo.

Tu enemigo que te odia, y que te tiene muy bien encadenado

Satanás.

P.D. Si realmente me amas no muestres esta carta a nadie.