LA FE DE TODO Y CUALQUIER PAPA
ES INCAPAZ DE DESFALLECIMIENTO

Patricio Shaw

El Fundador, Jefe, Autor, y Centro de la Religión
Católica dijo estas palabras a San Pedro:

Lucas 22,32:
Mas yo he rogado por ti a fin
de que tu fe no desfallezca
.

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Hay quienes pretenden que esa oración divina fue un mero ensayo falible que futuros papas malos por su infidelidad podrían frustrar. Y hasta hay textos teológicos de importancia, publicados después del Concilio Vaticano I, que por una especie de laguna hablan sobre la posibilidad de que un papa caiga en la herejía privada. Pero hay autoridades católicas de peso abrumador, y también infalibles, que enseñan lo contrario: que la oración de Cristo porque no falle la fe de ningún papa, no puede fallar.

El autoritativo y prestigioso Diccionario Apologético de la Fe católica en lengua francesa hace el siguiente comentario en su entrada «Papado» (traducido de francés):

  • El diablo multiplicará sus esfuerzos por arruinar, en la sociedad de los discípulos del Salvador, la creencia en la misión divina de Jesús y en las otras verdades contenidas en su predicación. El esfuerzo del espíritu del mal puede sacudir la fe de los creyentes, su fidelidad al Maestro y su doctrina. Pero Jesús oró especialmente, con su oración todopoderosa, que la fe de Simón Pedro permanezca intangible, y (“a su vez”, o “cuando se convierta”) Simón Pedro tendrá la tarea de fortalecer, guiar y confirmar a sus hermanos en la fidelidad a Cristo, en la creencia auténtica en su misión y sus enseñanzas.

San Alfonso María de Ligorio, en su obra Vindiciae pro Suprema Romani Pontificis Auctoritate, disponible en línea, entiende que dicha oración de Nuestro Señor es infalible, y cita a otros Santos de igual sentir. A continuación presentamos en traducción española los pasajes pertinentes.

http://www.intratext.com/IXT/LATSA0074

  • San Bernardo y otros entienden que entonces Cristo verdaderamente oró por Pedro y sus sucesores para que en la doctrina de la fe siempre fueran infalibles. He aquí las palabras del santo doctor: «Porque juzgo digno que todos los daños sufridos por la fe se resarzan allí donde la fe no pueda tener falla. ¿A qué otra sede se dijo jamás “yo he rogado por ti para que tu fe no desfallezca”? La tradición constantísima e ininterrumpida de los santos padres demuestra la prerrogativa de la infalibilidad pontificia.

  • San Agatón [papa], en una carta al emperador Constantino, aprobada en el Sexto Sínodo [de Constantinopla], después de las palabras «Mas yo he rogado por ti …» escribió: «Aquí el Señor prometió que la fe de Pedro no iría a fallar, lo cual todos saben que siempre hicieron los pontífices predecesores de mi pequeñez.»

  • También escribió San León Magno [papa] en su Carta a Pedro de Antioquía: «Sin duda él es el único por quien, para que no fallase su fe, el Señor y Salvador afirmó haber rogado, diciendo: “he rogado por ti …” Esta oración venerable y eficaz obtuvo que en adelante la fe de Pedro no falló, ni se cree que vaya a fallar en su trono.»

  • Por esta razón, Inocencio III a continuación escribió: «Quien sabe que el Señor rogó para que no fallara la fe de Pedro, sabe que a su sede deben derivarse las causas más importantes de la Iglesia, sobre todo las tocantes a artículos de Fe.»

Hasta aquí el libro de San Alfonso con citas de santos que él mismo sostiene siglos más tarde con su autoridad de Santo y Doctor de la Iglesia. Presentaremos a continuación otras citas.

San Juan Bosco, en Il giovane proveduto, Parte IV: Los fundamentos de los la Fe católica, hace tres observaciones sobre el pasaje de San Lucas. Ésta es la primera:

  • «El Salvador oró por San Pedro para que su fe permaneciera ileso, y, del mismo modo que nadie se atreverá a dudar de la eficacia de la oración del Salvador, asimismo no podemos dudar, antes bien debemos firmemente creer, que la fe de Pedro nunca fallará, y que él es por ende infalible.»

Una declaración históricamente contundente de que no puede fallar la oración de Nuestro Señor porque la fe de Pedro no falle, es ésta: Es parte de una respuesta al Patriarca de Constantinopla Miguel Cerulario escrita por el cardinal Humberto y firmada por el papa SAN LEÓN IX. La carta data de 1053.

  • Capítulo 7. . . . La Santa Iglesia ha sido edificada sobre una piedra, es decir, sobre Cristo, y sobre Pedro o Cefas, el hijo de Juan, quien fue primero llamado Simón. Fue edificada de ese modo porque nunca había de ser vencida por las puertas del infierno, es decir, por opiniones heréticas que conducen a los incautos a la perdición. Ésta es la promesa de la Verdad misma que es la causa de todo lo verdadero: “las puertas del infierno no prevalecerán contra ella” (Mt 16,18). El mismo Hijo de Dios da testimonio de que por sus oraciones obtuvo del Padre el cumplimiento de esta promesa al Padre, pues él dijo a Pedro, “Simón, Simón, mira que Satanás va tras de vosotros … mas yo he rogado por ti a fin de que tu fe no perezca” (Lc 22,31–32) ¿Habrá alguien, pues, tan necio como para atreverse a pensar que la oración de aquel cuya voluntad es poder para hacer, pueda carecer de efecto? ¿No es por la Sede del Príncipe de los Apóstoles, a saber, por esta Iglesia Romana, tanto por este mismo Pedro como por de sus sucesores, que todas las invenciones de los herejes quedan condenadas, expuestas y vencidas? Los corazones de los hermanos, ¿no son fortalecidos en la fe de Pedro que no ha fallado hasta ahora ni fallará hasta el fin de los tiempos?

La infalibilidad de la oración de Nuestro Señor para la infalibilidad de la fe de Pedro se encuentra en un documento intrínsecamente infalible, como parte del Magisterio Universal Ordinario de la Iglesia. LEÓN XIII, en su encíclica «Satis cognitum», afirma lo siguiente:

  • 31. Y porque es necesario que todos los cristianos estén unidos entre sí por la comunidad de una fe inmutable, nuestro Señor Jesucristo, por la virtud de sus oraciones, obtuvo para Pedro que en el ejercicio de su poder no desfalleciera jamás su fe. «He orado por ti a fin de que tu fe no desfallezca» . Y le ordenó además que, cuantas veces lo pidieran las circunstancias, comunicase a sus hermanos la luz y la energía de su alma: «Confirma a tus hermanos». Aquel, pues, a quien, designado como fundamento de la Iglesia, quiere que sea columna de la fe. Pues que de su propia autoridad le dio el reino, no podía afirmar su fe de otro modo que llamándole Piedra y designándole como el fundamento que debía afirmar su Iglesia (San Ambrosio, De fide IV n.56.).

Por fin, pero no en último lugar, un contenido del Magisterio Universal Extraordinario: El CONCILIO VATICANO I, en la Constitución «Pastor Æternus» de su sesión 4. y capítulo 4, estatuye:

  • Ciertamente su apostólica doctrina fue abrazada por todos los venerables padres y reverenciada y seguida por los santos y ortodoxos doctores, ya que ellos sabían muy bien que esta Sede de San Pedro siempre permanece libre de error alguno, según la divina promesa de nuestro Señor y Salvador al príncipe de sus discípulos: «Yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y cuando hayas regresado fortalece a tus hermanos». Este carisma de una verdadera y nunca deficiente fe fue por lo tanto divinamente conferida a Pedro y sus sucesores en esta cátedra, de manera que puedan desplegar su elevado oficio para la salvación de todos, y de manera que todo el rebaño de Cristo pueda ser alejado por ellos del venenoso alimento del error y pueda ser alimentado con el sustento de la doctrina celestial.

Con la coincidencia de tantas autoridades en que no puede fallar la oración de Nuestro Señor para que la fe de Pedro y su sucesores no falle, la consecuencia obvia es que la fe de ningún Papa puede fracasar.

Si un papa no es una persona cuya fe falle, ¿puede ser papa una persona cuya fe falla? ¿No falla la fe de un líder religioso que impone al mundo de manera sistemática y fundamental el neomodernismo y el ecumenismo?

Visto en Católicos Alerta