¿DÓNDE ESTÁ LA IGLESIA?
¿Dónde está la Iglesia?
“Debe existir en la Verdadera Iglesia perfecta unidad de régimen, o sea: debe haber al frente de esa sociedad religiosa una autoridad suprema y visible, de institución divina, a la cual obedezcan todos los miembros que la forman.
No basta una especie de política de amistad o buena vecindad entre un montón de jefaturas eclesiásticas desconectadas jurídicamente, es decir: independientes entre sí, SIN OTRA CABEZA SUPREMA QUE UN CRISTO INVISIBLE Y CELESTIAL CUYAS PALABRAS Y MANDATOS INTERPRETA CADA UNO A SU GUSTO.”
(R.P. Fernando Lipúzcoa. Breviario Apologético. 1954)
Todos aquellos que vimos, por gracia de Dios, los frutos nefastos del Concilio Vaticano II y su doctrina del «aggiornamiento» (puesta al día), nos encontramos, sin quererlo, en la triste situación de elegir. Seguir a Dios manteniendo la fe de siempre o seguir a los hombres en la creación de una nueva religión más humana que divina como es el modernismo. La decisión no se podía dudar, abandonar el aparato conciliar con todas sus herejías manifiestas y seguir a Cristo en su Iglesia guardando las tradiciones bimilenarias y sobre todo su doctrina inmaculada, era más que evidente.
Ya han pasado casi 60 años desde que la Iglesia católica quedó sin cabeza visible por la pérdida del Oficio del Soberano Pontífice, y muchos fieles – eclesiásticos y seglares- que combatimos en esta dura batalla en defensa de la fe, quizás la última antes del triunfo definitivo (solo Dios lo sabe), nos encontramos con otro obstáculo doloroso, que a simple vista parece insuperable: el desgarramiento de la Unidad, en el que se fue cayendo casi imperceptiblemente a causa, a lo mejor, de la duración del combate; con la ayuda también de la mala voluntad de algunos que solo buscan destruir, bajo apariencia de bien, lo poco que queda de la reacción.
Uno de los argumentos más fuertes y sólidos de los enemigos en sus ataques, es justamente, que el movimiento tradicionalista está tan dividido en pequeños grupos con tantas y tantas opiniones teológicas diversas y tan alejados, en la práctica, de la caridad bien entendida, que se asemeja a las sectas protestantes, donde cada secta es una iglesia.
Desgraciadamente y haciendo honor a la verdad… TIENEN RAZÓN.
Muchos tradicionalistas utilizan, para justificar su actitud sectaria, el siguiente pasaje evangélico: «Heriré al Pastor y se dispersarán las ovejas». Forzando el sentido de la frase, quieren hacer decir a Nuestro Señor: «Heriré al Pastor y se dividirán las ovejas», sentido absolutamente falso.
Es una interpretación puramente de conveniencia, adaptando la definición de las palabras a su antojo y no al verdadero sentido escriturístico ni al nominal; dejando pensar que la palabra «dispersar» tiene el mismo significado que «dividir».
«Dispersar», según la Real Academia Española quiere decir: «Diseminar lo que está unido» y «dividir» quiere decir: «Partir, separar en partes, desunir», en su sentido figurado es mucho más claro rara nosotros el sentido de «dividir»: «Desunir los ánimos, sembrar discordia».
Para cualquiera que se precie de ser católico, ver la situación actual del tradicionalismo debería ser realmente alarmante. Hemos llegado a un punto tal de divergencias graves y divisiones aún peores que tenemos todo el derecho de preguntarnos: ¿Es el «tradicionalismo» actual un movimiento católico?¿Cuál de todos los pareceres e interpretaciones tan contradictorios que nos presentan los diversos grupos debemos seguir para estar ciertos de mantenernos dentro de la Iglesia?¿Debemos conformarnos con sólo asistir a la «Misa en latín»?
Para darnos cuenta un poco mejor de la necesidad de buscar la unidad (que debe estar en alguno de esos grupos tradicionales), a pesar de las fallas humanas, tenemos que estar perfectamente conscientes que LA UNIDAD DE LA IGLESIA CATÓLICA ES UNA NOTA DE SU ESENCIA COMO INSTITUCION DIVINA; no un principio humano sino divino. Es una nota que distingue a la Iglesia de Jesucristo de todas las otras falsas iglesias o sectas. La Iglesia, para ser la verdadera, debe ser UNA Y ÚNICA, fuera de la cual no hay salvación. Sin importarnos el número, sean pocos o muchos, debemos formar un solo cuerpo y una sola alma.
Nos dice Su Santidad León XIII en su encíclica «Satis Cognitum«: «Ahora bien, si se mira lo que ha sido hecho, Jesucristo no concibió ni formó a la Iglesia de modo que comprendiera pluralidad de comunidades semejantes en su género, pero distintas, y no ligadas por aquellos vínculos que hicieran a la Iglesia indivisible y única, a la manera que profesamos en el Símbolo de la fe: Creo en una sola Iglesia… Es pues, la Iglesia de Cristo única y perpetua. Quienquiera de Ella se aparta, se aparta de la voluntad y prescripción de Cristo Señor y, dejado el camino de la salvación, se desvía hacia su ruina.»
¿Acaso no nos encontramos hoy más que nunca ante esta situación que «Jesucristo no concibió para su Iglesia» como nos lo dice Su Santidad? ¿No estamos frente a esa «pluralidad de comunidades semejantes en su género, pero distintas» (como son las sectas protestantes) viendo los tantos y tan diversos grupos tradicionalistas que gritan todos por separado «iSomos católicosl» pero que no pueden hacer nada juntos?
Es contradictorio proclamarse «católico»(universal), sin el deseo de comulgar con los demás que «dicen» guardar los mismos principios y que «dicen» también ser católicos pero, que pertenecen a «grupos distintos». Canónicamente, esta actitud renuente de comunión entre los que «se dicen católicos» se llama CISMA. Dice el canon 13Z5: «…finalmente, si rehúsa (el fiel que ha recibido el bautismo) someterse al Sumo Pontífíce o se niega a comunicar con los miembros de la Iglesia que le están sometidos, es cismático.» Por desgracia, en general, no es culpa de las ovejas, sino de la soberbia de los pastores. Pero, sigamos adelante.
Para entender más profundamente estos principios de uni(ci)dad y pertenencia a la Iglesia, vamos a profundizar un poco en otros conceptos que es necesario manejar para captar mejor el problema actual del tradicionalismo.
Comencemos por la definición de lo que es una «nota” de la Iglesia, luego, cuáles son las «notas» de la Iglesia y finalmente, qué es la «nota» de unidad y cómo debe ser.
*1- «¿Qué es una «nota»?
«Propiedades o criterios de legitimidad, son signos sensibles por medio de los cuales podemos distinguir la verdadera Iglesia de las falsas. Algunas son accidentales o contingentes, que se manifiestan extrínsecamente como podrían ser los milagros. Otras son esenciales o necesarias intrínsecamente y son las que llamamos «nota»por ejemplo las cualidades de la Iglesia que la hacen visible como tal.
NOTA DE LA IGLESIA, ES ENTONCES, LA PROPIEDAD NECESARIA Y VISIBLE POR LA CUAL LA IGLESIA DE CRISTO ES RECONOCIDA COMO TAL Y DISTINGUIDA DE LAS FALSAS IGLESIAS.
La nota de la Iglesia, por lo tanto, tiene las siguientes cualidades:
a- Una propiedad necesaria de la Iglesia para poder reconocerla como la verdadera.
b- Visible, por lo menos, mediata o indirectamente, de otra manera, no se distinguiría de las falsas,
c- Capaz de hacernos conocer la Iglesia en cuanto tal, en concreto, como la verdadera.
d- Fácilmente reconocible, pues una nota debe hacer conocer a la Iglesia a todos, pues, es necesario pertenecer a Ella.» (Cfr. P. Salaverri S.I., «De Ecclesia Christi» T.III, L.3, C.3, A.2 ed BAC)
*2- ¿Cuántas v cuáles son las notas de la Iglesia?
a- Citaremos la definición del Concilio Vaticano I con respecto a las notas de la Iglesia: «Ahora bien, para que pudiéramos cumplir el deber de abrazar la fe verdadera y perseverar constantemente en ella, instituyó Dios la Iglesia por medio de su Hijo unigénito y la proveyó de notas claras de su institución, a fin de que pudiera ser reconocida por todos como guardiana y maestra de la palabra revelada.» (Dz. 1793)
b- Es de doctrina católica definida que la Iglesia está constituida por cuatro notas como rezamos en el Símbolo de la fe y confirmada por el Papa Pío IX en el decreto de la Sede Apostólica contra los Anglicanos donde dice:
«La verdadera Iglesia de Jesucristo se constituye y reconoce por autoridad divina con la cuádruple nota que en el Símbolo afirmamos debe creerse; y cada una de estas notas, de tal modo está unida con las otras, que no puede ser separada de ellas.» (Dz. 1686)
c- Tomadas en conjunto, es doctrina cierta en teología, que estas notas muestran la verdadera Iglesia de Jesucristo y que la distinguen de las falsas iglesias.
d- Las cuatro notas esenciales de la Iglesia son: la unidad, la catolicidad, la apostolicidad y la santidad.
Estas notas tienen todos los elementos de la definición: son propiedades esenciales, son visibles, fácilmente reconocibles y más patentes para reconocer a la Iglesia como tal
*Unidad. social de hecho que se manifiesta en la misma profesión de fe, en el mismo régimen de obediencia y en la práctica del mismo culto.
*Catolicidad (universalidad) es la gran difusión numérica y geográfica de los fieles de la Iglesia por todo el mundo.
*’Apostolicidad. continua sucesión Romana desde San Pedro y los Apóstoles.
*Santidad, moral, perfecta y heroica, que se manifiesta por la caridad en las obras, a la cual siempre está unida.
Dice el Concilio Vaticano I: «Si alguno negare que solo la Iglesia Romana, verdadera Iglesia de Cristo, es Una Santa, Católica y Apostólica, SEA ANATEMA» (Esquema «De Ecclesia» en. 16)
Habiendo visto muy someramente la constitución esencial de la Iglesia de Jesucristo en sus cuatro notas fácilmente reconocibles, nos queda claro que si no poseemos una de ellas, no poseemos ninguna de hecho y no pertenecemos a la verdadera Iglesia.
No es, entonces, asunto de gustos o de impresiones personales, ni es tampoco cosa de poca importancia preguntarnos si realmente el tradicionalismo es en todas y cada una de sus manifestaciones grupales una posición católica.
Es una pregunta fundamental para la salvación del alma y para el orden de la Iglesia (en lo que de nosotros depende) si lo que estamos profesando con las obras en la tradición sirve para salvarme y para salvar a otros.
En orden a esta cuestión sigue la exposición más precisa sobre la nota de unidad de la Iglesia, que es en general, el punto débil del tradicionalismo.
*3- /Qué es la nota de unidad? /Cómo debe ser la unidad de la verdadera Iglesia?
Veremos, primeramente, unas nociones generales sobre la unidad para luego aplicarlas a la Iglesia.
Nociones:
-Unidad es la propiedad por la cual una cosa es indivisa en sí misma y divisa o distinguible de cualquier otra.
-La unidad excluye, entonces, la posibilidad de que la cosa sea intrínsecamente dividida y no sufre ser separada en partes.
Trasladados estos principios a la Iglesia, podemos decir que:
-La Unidad de la Iglesia es la propiedad por la cual la verdadera Iglesia es indivisa en sí misma y perfectamente distinguible de las falsas.
– La Unidad de la Iglesia excluye, entonces la posibilidad de ser dividida y no sufre ser separada en partes.
Por eso, aquí sí podemos utilizar la frase del Evangelio y comprenderla con más claridad «Heriré al Pastor y se dispersarán !as ovejas» (Faltando el Sumo Pontífice, la Iglesia se dispersa, pero NO se divide).
Ahora bien, la Unidad de la que hablamos se basa en la ordenación de los católicos hacia un fin común bajo una potestad suprema.
Veamos que nos dice el Papa Bonifacio VIII en su bula «Unam Sanctam» sobre la unidad de la Iglesia: «Por apremio de la fe, estamos obligados a creer y mantener que hay Una sola y Santa Iglesia Católica y la misma Apostólica… y fuera de Ella no hay salvación ni perdón de los pecados… Ella representa un solo cuerpo místico, cuya cabeza es Cristo, y la cabeza de Cristo, Dios. En Ella hay un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo…Esta es aquella túnica del Señor, inconsútil que no fue rasgada, sino que se echó a suertes. La Iglesia, pues, que es una y única, tiene un solo cuerpo, una sola cabeza y no dos, como un monstruo, es decir, Cristo y el vicario de Cristo, Pedro y su sucesor, puesto que dice el Señor: Apacienta mis ovejas’.
En la Iglesia, esta unidad debe ser triple: de fe, de régimen (o de gobierno) y de culto, esto es, unión de inteligencia, de voluntad y de obra, como lo enseña el Papa León XIII en la encíclica «Satis Cognitum»: «Más el que fundó la Iglesia, la fundó también una, es decir, de tal naturaleza que cuantos habían de formar parte de ella habían de estar unidos entre sí por tan estrechísimos vínculos, que de todo punto formaran una sola nación, un sólo reino, un solo cuerpo…Más el necesario fundamento de tan grande y absoluta concordia entre los hombres es el acuerdo y unión de las inteligencias, de donde naturalmente se engendra la conspiración de las voluntades y la semejanza de las acciones.»
Es imposible aplicar de hecho estas enseñanzas de León XIII al tradicionalismo actual. Quien no lo quiera ver es como el que «viendo no ve y oyendo no oye». Hay que ser muy necios para afirmar que el tradicionalismo tomado en su conjunto expresa la unidad de la Iglesia, y por lo tanto, es también de necios afirmar que todos los tradicionalistas son católicos. ¿Dónde está la sola nación, el solo reino, el solo cuerpo del que habla Su Santidad?
Sin embargo, en alguna parte debe estar, pues es promesa de Jesucristo que estará con su Iglesia hasta el fin de los tiempos.
Para contestar este aparente dilema, sigamos estudiando más el punto de la Unidad:
1- La Unidad de fe, es el concurso de las inteligencias en la misma profesión de fe, bajo el supremo Magisterio de la Iglesia.
2- La Unidad de régimen (o gobiemo ) es la ordenación de las voluntades hacia el mismo fin social bajo la suprema potestad de gobierno de la Iglesia.
3- La Unidad de culto es la convergencia en la celebración del Sacrificio y en el uso de los Sacramentos y actos litúrgicos, bajo la suprema potestad de santificación de la Iglesia.
Esta triple unidad social ha sido instituida por Cristo en el Primado de San Pedro y sus Sucesores.
Estos tres principios de unidad han sido atacados por los adversarios de la Iglesia en todos los tiempos, veamos un poco más en detalle:
1 -LA UNIDAD DE FE, fue atacada por todos los herejes y apóstatas de la fe católica, quienes negándola con pertinacia fueron amputados del Cuerpo Místico. Por ejemplo, los protestantes y los calvinistas, los utraquistas, arríanos, pelagianos, etc.
CON RESPECTO AL TRADICIONALISMO ¿TENEMOS UNIDAD DE FE?
Unos , por ejemplo, con respecto al Soberano Pontífice «opinan» que se le puede desobedecer por sistema, cuando enseña errores contra la fe, suponiendo que un Papa puede errar contra la fe y proferir herejías sin dejar de ser Papa, como es el caso de la Fraternidad San Pío X. Este caso merece un estudio mucho más amplio que dejaremos para más adelante. De todas la «posiciones» tradicionales, es la peor y francamente no es católica. Dice Bonifacio VIII en la bula «Unam Sanctam»: «Ahora bien, someterse al Romano Pontífice•, lo declaramos, lo decimos, definimos y pronunciamos como de toda necesidad de salvación para toda humana criatura.» La posicion de la Fraternidad San Pío X es insostenible.
Otros dejan a la Iglesia en un estado de deseperación, de inacción, de muerte, impropia de cualquier sociedad perfecta, cuánto más de la sociedad la más perfecta, como lo es el Cuerpo Místico de Cristo, como por ejemplo los Britones, que prácticamente niegan aún al mismo Dios la posibilidad de dar un Papa a su Iglesia.
Otros como los que «opinan» que la Sede de Pedro está ocupada por una sucesión casi interminable de «Papas materialiter» (Papas materialmente Papas) dejando la solución de la falta de cabeza a merced de la conversión de una monstruosa secta herética como lo es el modernismo, es decir que la continuidad de la Iglesia como formal y materialmente Una, depende de la conversión de un hereje, en este caso el «Papa materialiter» que ni siquiera es miembro del Cuerpo Místico de Cristo. Teoría completamente nueva e innovadora. (Esta posición ya ha sido suficientemente refutada por el Dr. Homero Johas.)
Otros que en su deseo de arreglar la situación «opinan» que debemos darle a la Iglesia a como de lugar, su cabeza visible, es decir, un Papa, y nos encontramos entonces en la triste realidad que hay «elegidos» 11 «Papas» actualmente la mayoría de ellos por elección milagrosa con intervenciones de la Ssma. Virgen María o inspiraciones místicas.
Otros que en definitiva no les importa el problema de la fe, de la pertenencia a la Iglesia mientras no afecte su «dolce vita» (dulce vida, cómoda y apacible), de esos, como dice San Benito: «Más vale callar que hablar».
Ponemos la palabra «opinan» entre comillas, pues, en la práctica no son «opiniones», sino, en realidad convicciones tenaces mezcladas con mucha soberbia y espíritu de independencia.
Lo peor es que todas estas «opiniones» van apoyadas en la «Misa en latín».
2- LA UNIDAD DE GOBIERNO, la atacaron, se opusieron a ella y la negaron todos aquellos que llamándose cristianos, propugnaron por la autonomía e independencia sectaria. Por ejemplo los orientales conocidos como las «iglesias autocéfalas» (cabezas propias), los Protestantes y todos los Anglicanos y actualmente los Modernistas y Racionalistas.
VAMOS AL TRADICIONALISMO: ¿HAY UNIDAD DE GOBIERNO?
¿No aparecemos, acaso, como esas sectas protestantes o esas «iglesias autocéfalas» donde cada sacerdote es el «Papa» de su feligresía; dónde los Obispos no gobiernan, sino que son utilizados por los sacerdotes para la administración de ciertos Sacramentos; dónde el Obispo no quiere y positivamente se niega a tener autoridad para no tener responsabilidades y tomar decisiones que en realidad le tocan en conciencia delante de Dios (como otros tantos Pilatos)? ¿No estamos en el punto de esas comunidades eclesiásticas de base que tanto pregona el modernismo y van tan en contra del sentir de la Iglesia, donde el valor de la jerarquía está invertido?
Para qué seguirle, no acabaríamos más de enumerar «opiniones» y «posiciones» diferentes.
Otros, lo que es peor, se dejan gobernar y manejar por laicos poderosos e influyentes, rebajando así la dignidad de la Iglesia.
Lo peor es que todas estas «opiniones» van apoyadas en la «Misa en latín».
3- LA UNIDAD DE CULTO, fue atacada, se opusieron a ella y la negaron los Protestantes, los Latitudinarios, los Racionalistas y los Modernistas. Al ser para ellos la fe algo puramente interno y fiducial (de confianza) no era necesario un culto único, siendo que en la unidad del Sacrificio y Sacramentos y ritos, se ve claramente el mismo obrar que caracteriza a la Iglesia de Cristo.
VAMOS AL TRADICIONALISMO: NO PODEMOS DECIR QUE TENGAMOS UNIDAD DE CULTO.
Cada grupo posee sus características propias. En cuanto al Sacrificio, por ejemplo la Fraternidad San Pío X nombra a un hereje (Juan Pablo II) en el canon de la Misa como si la Iglesia fuera «Una cum» un hereje. Reconociendo los ritos de Juan XXIII, toman de ellos lo que les parece.
Algunos siguen los ritos de San Pío X, y aunque asintiendo que el último Papa fue Pío XII, escudriñan en su pontificado errores y fallas humanas que no tocan a la fe para no aceptar sus reformas litúrgicas. El error de éstos es que se convierten en jueces de todos los Papas y que relativizan el Papado según sus afirmaciones personales.
Otros toman de S.S. Pío XII lo que les gusta, «total, no hay Papa» dicen ellos. Otros, lo que es peor, siguen en partes importantes de la liturgia los ritos de Juan XXIII, con sus reformas modernistas y ecuménicas que dieron el primer paso para la destrucción de la liturgia y con el pretexto de «acomodarse a la exigencia de los fieles» se «desacomodaron a las exigencias de Dios».
Pero lo peor es que todas estas «opiniones» van apoyadas en lo más sagrado que tiene la Iglesia: «la Misa en latín».
Este trabajo no es una crítica de nadie en especial, sino que todos, en lo que nos corresponde debemos darnos cuenta que nuestra actuación puede ser un «granito de arena» en la confusión actual. Por eso le pedimos a Dios encarecidamente y con instancia que no nos hagamos sordos a la «voz del Señor que nos llama», ni ciegos a la luz del Espíritu Santo, que desea en cuanto Amor Infinito la Unidad de los católicos, fruto de la fe informada por la caridad.
Todos vemos y aceptamos que esta falta de unidad que pone en juego nuestra salvación eterna viene como consecuencia de no tener una cabeza visible única, de no tener un Papa. Dice el dogma:»Ubi Petrus, ibi Ecclesia»(Donde está Pedro, está la Iglesia); hoy podemos decir: «Donde está ese deseo eficaz tener a Pedro, ahí está la Iglesia.» Hagamos todo lo que esté de nuestra parte para lograrlo, al menos busquemos la unidad, de a poco, por el bien de las almas, muchas de las cuales han perdido la fe a causa de nuestras divisiones.
Es en esta disposición efectiva y eficaz de buscar la unidad donde está el verdadero católico. Es aquí y sólo aquí donde se encuentra la verdad, en el deseo eficaz de recuperar la unidad; no solamente en palabras sino en obras. El trabajo apostólico hecho en la división «no recoge, sino que desparrama». Es en la búsqueda de la elección del Papa donde se encuentra la pertenencia a la Iglesia Católica.
Como decia Santa Teresita antes de morir : «Que Dios nos encuentre con las armas en las manos». Si es su voluntad santísima que nunca lo logremos a causa de los pecados de la humanidad, que no quede en nuestras conciencias el no haberlo intentado. Dejemos de lado toda la soberbia que el demonio inspira en nosotros, todo particularismo sectario que divide y desune. No hagamos como los modernistas que para unirse con los herejes y cismáticos buscan lo que los une, sin ver lo que los separa; no, nosotros vamos a ver lo que nos separa, para que, con humildad y caridad de parte de todos podamos llegar a un entendimiento católico para poner fin a la situación actual, pero sin ceder en la obligación de elegir al Papa para que nos gobierne y nos una.
No importan las divergencias, antes de decidir podemos y debemos hablar; hablando se entiende la gente, cuánto más los católicos. Tratemos con la gracia de Dios de reunir a los «dispersos» y de unir a los «divididos”.
De nuestra parte, la Fundación San Vicente Ferrer con todos sus miembros, estamos dispuestos a dialogar de manera caritativa con quien quiera hacerlo. Muchos de entre nosotros no nos conocemos más que por referencias, muchas veces mal intencionadas para lograr justamente la división.
Nosotros solamente queremos el bien de la Iglesia y ponemos a Dios y a la Santísima Virgen por testigos de que es así. La situación actual es catastrófica, sin precedentes en la historia de la Iglesia, no aumentemos con nuestra soberbia el dolor de la Esposa Inmaculada de Jesucristo.
Estamos seguros de que muchos de los que lean esta trabajo, se van a burlar de nuestras intenciones, o simplemente no harán caso alguno, pero, que Dios juzgue a cada quien. Lo que sí queremos, es hacer nuestra una frase que el R.P. Castellani (r.i.p.)dirigió a aquellos que lo perseguían en una situación similar: «Con Ustedes; sin Ustedes o contra Ustedes, vamos a tratar de ayudar a la Iglesia. Y si fracasamos, salvaremos nuestra alma, que es en definitiva lo que importa.»
LAUS DEO
Mons. Juan José Squetino Schattenhofer.
Nota. Los obispos sedevacantistas, sólo tienen el poder de orden y ejercen la jurisdicción extraordinaria sólo de una manera provisional, hasta que la Sede de San Pedro sea ocupada por un Papa verdadero. Y DE NINGUNA MANERA LES ES LÍCITO PERPETUARSE INDEFINIDAMENTE AL AMPARO DE LA NECESIDAD, A TRAVÉS DE LA VIRTUD DE LA EPIQUEYA, SIN PONER LOS MEDIOS ADECUADOS PARA ACABAR CON LA VACANCIA.
Los sedevacantistas (mejor dicho católicos) deben estar unidos en la fe. Deben trabajar en ello.
Pero la Iglesia es universal. Esta propuesta no puede entenderse en la búsqueda de un Papa verdadero entre los sedevacantistas, cuando la inmensa mayoría de católicos – por muy engañados que sean – no están siquiera instruidos en la cuestión.
Por otra parte, sin decir que la Tesis Casiciacum sea cierta, no es ninguna tontería. Según esta – largamente explicado -, el colegio cardenalicio mantiene la capacidad de elección de un papa verdadero. Aunque formalmente sean heréticos, o gravemente confundidos. El autor de la Tesis Casiciacum, Mons. Guérard des Lauriers, creo que era el autor principal del Breve examen crítico, muy buen teólogo dominicano.
Francisco Javier Toledo Marante, esto de la iglesia catolica remananente solo existe en la web xq en la realidad es solo un enfermo de la zona de Luján Bs.As. Argentina que junto a un par de compañeros comenzaron esto como un juego y luego este sr. de apellido Greico ha continuado enfermizamente, plagiando encíclicas y trucando fotos de otros blogs tradicionalistas.
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Nota de la web: Hemos suprimido el comentario de Fco Javier, ya que hace publicidad de un falso Papa, que es él mismo, elegido por el mismo Jesucristo, según dice. Se nos había colado sin revisarlo.
Francisco Javier, por lo que veo, Vds. también tienen a un papa.
Sobre la incoherencia de la tesis Cassiciaucum se puede leer al intelectual católico Homero Johas:
https://moimunanblog.com/2016/05/27/el-papa-materialiter/
Así mismo se puede leer también la crítica de la tesis de un sacerdote que la abrazó nada menos que 20 años y finalmente, en el 2018, la abandonó por falaz, e incoherente como él mismo explica; el P. Nitoglia, hoy ya fuera del I. Mater Boni Consili, se ha desmarcado de esta tesis antitomista:
https://es.scribd.com/document/191762119/Nitoglia-I
Aunque, por desgracia, y como era de esperar cayó en las redes de R&R; decimos que era de esperar, porque unos y otros no dejan de tener el marchamo lefebvrista, casi todos ordenados sacerdotes por Lefebvreen Econe.
Lo mismo le ocurrió al P. Ricardo Izaguirre, hoy fuera del I.M.B.C y abrazado al carismatismo. La cuestión es que no son capaces de ser verdaderos sedevacantistas: o porque aceptan a los herejes como papas: R&R, o porque aceptan a los herejes como medio papas o papas materialiter (cosa jamás escuchada, porque la materia pertenece al compuesto, no existe sola como dice Santo Tomás y la inmensa pléyade de tomistas).
Según el testimonio del Dr. Eberhard Heller, editor de la revista Einsicht, parece que Mons. Guérard des Lauriers pensaba que Wojtyla era materialmente Papa porque unos diez cardenales creados por Pío XII habían participado en el «cónclave».
Copio unos enlaces donde se explica todo ello:
https://moimunanblog.files.wordpress.com/2011/04/sede-apostolica-ocupada.pdf
http://www.catolicosalerta.com.ar/revista-roma/130papa-marerialiter.html
En este otro enlace, en alemán, puede consultarse la explicación de la Tesis por parte de Mons. Guérard des Lauriers, donde él mismo plantea la cuestión de los cardenales de Pío XII:
http://www.einsicht-aktuell.de/index.php?svar=5&artikel_id=2025&searchkey=Bischofsweihe
En efecto, lo que demuestra que en algún momento Gerard perdió el sentido común, y la perspectiva histórica, porque si se aplicase esa tesis en el siglo XII, habría que concluir el absurdo de que el antipapa Anacleto II fue Papa material, ya que la mayoría de los cardenales apoyaron al cardenal Pietro Pierleoni que adoptó el nombre de Anacleto II, y que resultó ser un antipapa.
Wojtyla, al caer en al herejía, destruyó la fe infusa, porque la herejía niega el objeto formal de la fe, y lo que se cree ya no se cree por la propia autoridad de Dios que no puede ni engañarse ni engañarnos ( objeto formal quod y quo), sino porque al hereje le parece razonable, es decir, apropiado a su pensamiento. Luego ya no hay fe infusa. Los supuesto «cardenales» habían abrazado el conciliábulo, luego abrazaron la herejía, luego no tenían competencia para elegir un candidato a Papa.
Y para que sea alguien elegible papa es necesario que forme parte de la Iglesia. Esa condición es parte del presupuesto para tener validez la propuesta; sin ella no es posible, como asegura la Bula Ex cum Apostolatus Officio.
Lo que no sé es cómo Gerad llegó a esa explicación oponiéndiose a la metafísica tomista. Pero algo debía «cojear» cuando Lefebrve le acogió como profesor de Econe. Lefebvre aceptaba a un hereje como papa, Gerard aceptaba a un hereje como medio papa. Ninguno de los dos aceptaban ni la Bula de Paulo IV, ni la de Pío V confirmándola, la cual dice que un hereje no puede ser elegido papa, ya que la elección es nula ( nulidad de un acto significa que no ha logrado los efectos; nulidad de la elección significa que el candidadto no ha logrado ser ni siquiera propuesto; que es de menos validez que si se hubiese elegido a la Burra de Balaan). Es fácil de entender si lo referimos a Arrio o a Lutero ¿serían papas materialiter si fueran sido elegidos por un cónclave? Es obvio que no. Cualquiera lo ve, porque no tienen la fe católica. Pues ¿Por qué no se acepta esa evidencia con los «papas» modernistas, si el modernismo es la cloaca de todas esas herejía de Arrio y Lutero y mucho más y peor? No sé cuál es la razón, pero toda esta tontería filosófica suena a pura vanagloria. Y mi pregunta es ¿Qué filosofía enseñan a los seminaristas que prepara esta gente? Porque si enseñan esa metafísica, no pueden ser jamás pastores de almas, porque tienen un desvío en los principios descomunal, y deberían estar suspendidos todos en filosofía. Y si no tiene clara ala filosofía ¿Cómo pueden dar algún paso en teología y atreverse a pastorear almas?
Sin la fe católica nadie puede ser candidato a Papa. Así ocurre también en lo civil. Un Rey de una nación debe de estar al servicio de esa nación y no puede ser rey de una nación el enemigo de esa nación. Esto lo ve un niño con el catecismo en la mano y sentido común.
Coincido con usted, Sofronio: la Tesis es gravemente errónea. De ser válida, tendríamos como resultado que los modernistas habrían secuestrado el papado, y no podríamos tener un verdadero Papa hasta que ellos quisieran.
Mencioné la cuestión de los cardenales de Pío XII porque, al parecer, Guérard des Lauriers pensaba que una vez desaparecidos estos cardenales (creo que el último falleció en 1994), la Tesis dejaría de ser válida, al no haber verdaderos electores.
De ser éste el pensamiento de Des Lauriers, parece claro que los actuales sedeprivacionistas no pueden invocar al obispo dominico para defender la versión actual de la Tesis.
Un saludo.