En este curso de una de las partes de la filosofía, vamos a ver las siguiente cuestiones en ocho artículos, en el siguiente orden:

Naturaleza y existencia de las ideas
Art. I Noción y clasificación de las ideas
Art. II Existencia de las ideas intelectuales
Tesis Existen en nosotros ideas intelectuales, tanto impresas, como expresas
Sistemas principales acerca del origen de las ideas
Art. III Escuela empírica o teoría ideológica sensista
Tesis El sistema ideológico de Locke es inadmisible y esencialmente sensualista
Art. IV Escuela ontológica
§ I Sistema o escuela de las ideas innatas
Tesis Es inadmisible en buena filosofía la teoría de las ideas innatas, tanto de Platón, como de Leibnitz y Bonald
§ II Ontologismo propiamente dicho o ideológico
Tesis Son absurdos e inadmisibles los sistemas o teorías ideológicamente expuestas por Mallebranche, Gioberti y Schelling
Art. V Escuela psicológica
Art. VI Teorías ideológicas especiales. Teoría de Kant. Teoría de Cousin. Teoría de la representación sensible y su refutación
Teoría general sobre el origen de las ideas
Art. VII Bases y nociones previas para explicar el origen de las ideas
Art. VIII Exposición sumaria del origen de las ideas

Naturaleza y existencia de las ideas
Noción y clasificación de las ideas

Cualquiera que haya leído y meditado las múltiples y encontradas teorías de los filósofos sobre las ideas, habrá tenido ocasión de reconocer que una parte no escasa de la variedad y oposición de sistemas ideológicos, trae su origen de la falta de exactitud en fijar y determinar la significación y sentido de la palabra idea. Con el objeto de evitar esta confusión, y para que se pueda comprender nuestra teoría ideológica, comenzamos por fijar la significación de los términos, exponiendo a la vez la naturaleza y clasificación general de las ideas, doctrina que condensamos en las siguientes reflexiones, en gracia de la brevedad y claridad.

1ª Para algunos filósofos, la idea abarca lo mismo las representaciones de los sentidos, que las representaciones intelectuales: para otros, la idea se refiere únicamente a estas últimas. Entre los que circunscriben la idea al orden intelectual, algunos entienden por este nombre el objeto conocido; otros, una representación del objeto, distinta realmente del mismo. Para algunos la idea es distinta del acto del entendimiento, el cual se denomina idea, en cuanto dice orden al objeto conocido, y se llama intelección, en cuanto dice orden al entendimiento, que es su principio.

Nosotros aquí entendemos por ideas: 1º las que se refieren al conocimiento puramente intelectual con exclusión del sensible: 2º alguna cosa distinta del objeto conocido o que se trata de conocer; porque el mismo sentido común y la conciencia nos dicen, que una cosa es el objeto real propuesto fuera [387] de nosotros, y otra cosa el medio con que lo conocemos, y el concepto que nuestro entendimiento forma del mismo. Según la doctrina establecida en la Psicología, ya se sabe también que, en nuestra opinión, la idea no puede ni debe confundirse o identificarse con el acto intelectual, toda vez que éste es transeúnte, como lo es toda acción de la criatura, al paso que la idea intelectual permanece y se conserva habitualmente. Esta afirmación, además del testimonio de la experiencia interna, tiene en su apoyo la razón, no siendo posible explicar de una manera racional, en la hipótesis contraria, la diferencia entre el que posee una ciencia y el que la ignora completamente.

2ª Así, pues, por el nombre idea entendemos aquí la representación intelectual o inteligible del objeto, distinta de este, y distinta también del acto con que es percibido este objeto. Se dice representación intelectual o inteligible, no solo para excluir las ideas o representaciones sensibles, sino también

a) Para significar que esta representación es completamente inmaterial en sí misma, como lo es el entendimiento que por medio de ella obra y en quien existe.

b) Para indicar que representa el objeto como universal; porque la universalidad es uno de los caracteres fundamentales que separan y distinguen el orden intelectual del orden sensible.

3ª Esta representación o idea intelectual puede referirse al objeto de dos maneras o en dos momentos: 1º representando el objeto como cognoscible, o sea antes de ser conocido actualmente por el entendimiento: 2º representando el mismo objeto como conocido. La primera representación intelectual del objeto, es el efecto propio del entendimiento agente, el cual obrando sobre las representaciones sensibles, produce o da origen a la representación insensible y universal del objeto que la imaginación representaba bajo la forma sensible y singular; pues ya se ha visto que sin esta acción previa y transformativa de la actividad intelectual, la cual bajo este concepto recibe el nombre de entendimiento agente, no es posible explicar el tránsito del orden sensible y singular [388] al orden inteligible y universal. Esta representación es la que los Escolásticos apellidaban especie o idea impresa, species impressa.

A este primer momento representativo, sucede el segundo, es decir, el acto de entender, la intelección actual, la cual produce o determina en nuestro interior una representación del objeto ya conocido y como conocido, representación que no es otra cosa más que lo que ordinariamente llamamos concepto del objeto, idea de la cosa, palabra interna, como decían los Escolásticos, los cuales daban también a esta representación intelectual del objeto como conocido, el nombre de razón de la cosa, noción, concepción, noticia, palabra del entendimiento, término mental: ratio rei, notio, conceptio, notitia, conceptus, verbum mentis, terminus mentalis, y finalmente, para significar su diversidad y oposición relativa a la idea impresa, le daban el nombre de idea expresa, idea, species expressa.

4ª La idea impresa puede apellidarse principio formal de la intelección o acto del entendimiento: es principio, porque determina y mueve objetivamente al entendimiento para que ejercite su actividad sobre este objeto más bien que sobre aquél, es decir, sobre el objeto representado en la idea impresa: es principio formal, porque es como la forma que determina al entendimiento, el cual por sí mismo está indiferente para aplicarse al objeto A, o al objeto B, indiferencia que es removida por la idea impresa, que no es otra cosa que la representación intelectual de tal o tal objeto bajo la forma de universalidad. Por el contrario, la idea expresa se compara a la intelección como término; porque así como la palabra hombre es el término o producto del lenguaje oral, así el concepto o idea de hombre es el término o producto del acto con el cual el entendimiento percibe este objeto. Colígese de aquí, que el modo con que la idea expresa representa el objeto es más claro, más explícito y perfecto, que el modo con que el mismo objeto es representado por la idea impresa, por lo mismo que ésta representa el objeto como cognoscible, al paso que la expresa lo representa como conocido ya actualmente. [389]

5ª Cuando se dice que las ideas son adquiridas y producidas en nosotros por el entendimiento agente, se sobreentienden las ideas impresas, siendo, como es, incontestable que las expresas todas, sin excepción, son producidas por el entendimiento posible, puesto que acompañan inseparablemente el acto de entender como término del mismo. De aquí se infiere, que para los que no admiten la existencia de las ideas impresas, el problema relativo a las ideas innatas carece hasta de sentido; porque es a todas luces evidente e innegable para todo filósofo que no confunda e identifique la idea con el objeto, como Mallebranche, que las ideas expresas de los Escolásticos, las mismas que los modernos llaman simplemente ideas, son, o un efecto del acto intelectual, o el mismo acto intelectual, y que por consiguiente carece hasta de sentido el discutir si son innatas. Luego la cuestión de las ideas innatas sólo pude referirse a las ideas impresas, las cuales anteceden al acto con que se conoce el objeto. Luego es un contrasentido en buena filosofía proponer siquiera el problema de las ideas innatas, después de haber negado la realidad de las ideas impresas, y su distinción de las expresas.