RESPUESTA A LA OBJECIÓN A LAS CONSAGRACIONES EPISCOPALES
DE MONSEÑOR THUC

Por el P. Fernando Altamira

INTRODUCCIÓN

Síntesis realizado por el P. Altamira sobre un magnífico trabajo del P. Cekada.

Toda la feligresía ya ha estado al tanto de esa carta anónima, escrita en nuestra contra, firmada por una tal «Paulina», respecto de la cual todo indica que en realidad fue «un» Paulina-sacerdote y su aparente amigo de un pueblo de las afueras de Bogotá, Tabio. El tema no pierde actualidad, porque de una u otra manera existe una objeción allí. Con la carta mencionada, se nos atacaba por Mons. Thuc y por Mons. Morelio. Dejando de lado la carta, sin duda el tema se debe estudiar. Se ha argumentado sobre dudas en cuanto a la validez de las consagraciones episcopales realizadas por Mons. Thuc. Por ello, el punto es mostrar si las consagraciones de Mons. Thuc fueron válidas o no, si, según la teología católica, se puede plantear que existe duda o no sobre la validez, pues nosotros hemos solicitado ayuda de Mons. Andrés Morelia, el cual desciende de dicha línea de «sucesión apostólica». Esta línea de sucesión apostólica, en lo que a nosotros interesa, es una escala de cinco obispos comenzando por Mons. Thuc, el cual fue consagrado obispo en la primera mitad del Siglo XX, en el año 1938, por Mons. Antonin Fernand Drapier. Veamos a partir de allí:

1) Mons. Thuc, el 7 de mayo del año 1981, consagra a: 2) Mons. Guérard des Lauriers. Éste, el 22 agosto del año 1986, consagra a:

3) Mons. McKenna. Éste, el 28 de abril del año 2005, consagra a:

4) Mons. Neville. Éste, el 30 de noviembre del año 2006, consagra a:

5) Mons. Andrés Morello.

Si alguien argumenta que hay dudas en la consagración que correspondió a Mons. Guérard des Lauriers, el número 2 de la línea, y esto por inhabilidad mental de Mons. Thuc, de ser cierto, todo se cae, hasta el último. Y hay más obispos inmiscuidos en esta «caída», pues hay otras líneas de sucesión también derivadas de Mons. Thuc. Para los fines de los sacramentos, es suficiente «la duda positiva», pues no se puede recurrir a sacramentos dudosos. Estos obispos que descienden de la línea de Mons. Thuc, y que se verían afectados por planteos de este tipo, se encuentran en México, Estados Unidos, Canadá (?), Argentina, Bélgica-Italia, etc. Sin hablar de las consecuencias sobre los sacerdotes que ellos han ordenado, y otras consecuencias más. El tema es bien grave. Debemos por lo tanto estudiarlo y responder.

Trataremos de abordar directamente la respuesta a la objeción que se plantea en cuanto «duda» de la validez. En parte nos basaremos en el trabajo que hizo el Padre A. Cekada (que ya les habíamos entregado), y pondremos en el texto nuestras consideraciones y agregados.

Les saludamos en María Santísima. Padre F. Altamira (Bogotá, 2 diciembre 2017: Santa Bibiana)

CÓMO ES EL PLANTEO TEOLÓGICO EN ESTE TEMA

Un primer punto es poder enseñar cómo se plantea en teología un problema así. El principio básico que debemos guardar es el siguiente: La teología católica, la enseñanza de los Papas, los canonistas, etc, tratan sobre las consagraciones episcopales de la misma manera como lo harían con cualquier otro sacramento: Primero: Se tiene que probar el hecho de la realización de la ceremonia. Segundo: Probada esta realización, la Iglesia Católica presume la validez de una consagración episcopal (o de cualquier otro sacramento). Si alguien quiere objetar la validez o la duda sobre la validez, debe basarse en pruebas positivas, que el impugnador debe acompañar. Esto puede sorprender a un feligrés, o a los laicos en general, por lo breve y sencillo del planteo de fondo, pero realmente es así.

Ahora seguirá una respuesta a la objeción más importante, la cual hace el planteo de una «duda» en cuanto a la validez. Veamos.

SOBRE LAS OBJECIONES.

La única manera por la cual un sacramento puede verdaderamente ser dicho que es dudoso, es si se establece lo que en teología es llamada una «duda POSITIVA», la cual implica que, al momento en el cual se realizaba el rito o ceremonia de consagración episcopal, algo ocurrió que permita hablar de una duda con fundamento real («positiva») sobre si faltó, o si fue omitido, o si hubo un defecto en alguno de los tres elementos esenciales para la validez (que son: materia, forma e intención). Igualmente, una duda positiva se podría plantear si hubiera un estado habitual o semi-habitual de invalidez mental del que realiza la ceremonia.

Nadie que estuvo presente en las consagraciones de Mons. Thuc ha dicho jamás sobre dudas en algunos de estos tres elementos necesarios para la validez (nuevamente: materia, forma e intención), o que un defecto ocurrió.

Menos aun se ha podido establecer que hubiera en dicho obispo un estado habitual o semi-habitual de invalidez mental. Existen, al revés, testimonios a favor de su lucidez, y muchos dados bajo juramento. Los objetores hacen entonces una o más hipótesis sobre lo que pudo haber ocurrido (ver abajo lo que sigue). Pero esas hipótesis no constituyen una duda positiva. Y eso es lo que trataremos de probar.

LA OBJECIÓN DE MAYOR ACTUALIDAD

 Ella es sobre LA INTENCIÓN (también llamada «intención ministerial»: la intención del ministro que realiza el sacramento): «Tenemos dudas sobre la capacidad mental de Mons. Thuc debido a las acciones malas y escandalosas que él hizo, por tanto, las consagraciones deben ser consideradas dudosas en cuanto a la INTENCIÓN necesaria para la validez».

La objeción que acabamos de enunciar ataca la intención, que es el tercero de los elementos necesarios para la validez (recordemos un vez más los tres: materia, forma e intención). Con los principios que expondremos, con el tema de la intención «virtual», y con otras consideraciones que seguirán, esperamos poder despejar toda «duda».

La teología católica nos enseña que la intención se presume a partir de la realización externa del rito o ceremonia. El que ataca esto debe acompañar «pruebas positivas» en contra de lo anterior, que permitan al menos plantear una «duda positiva» con respecto a este tercer elemento de la validez.

El razonamiento de los objetores es el siguiente: Mons. Thuc hizo muchas acciones malas y escandalosas (ver más abajo), por lo cual hay al menos «duda» de la intención necesaria para la validez.

Nosotros no entraremos a analizar si todas esas acciones de que se acusa a Mons. Thuc están realmente probadas, sino que las daremos como algo «dado», y trataremos de hacer un planteo objetivo preguntándonos: ¿SEGÚN LA TEOLOGÍA CATÓLICA, FRENTE A ESAS ACCIONES MALAS Y ESCANDALOSAS, SE PUEDE HABLAR DE UNA DUDA «POSITIVA» EN LA INTENCIÓN?

Los objetores hasta hoy nunca han presentado un documento (seo médico, seo de otro tipo) o un testigo presencial (menos aun bajo juramento) para apoyar su acusación sobre Mons. Thuc, en el sentido de que haya «duda de sus capacidades mentales». No lo han presentado, porque no hay ninguna documentación que apoye ese argumento. Jamás ningún médico, persona o testigo presencial que haya conocido o visto a Mons. Thuc, ha afirmado según lo que ellos objetan. Al revés, sí hay muchos testimonios de personas que conocieron al obispo afirmando de su lucidez, y algunos de estos testimonios han sido dados bajo juramento ante Dios, además algunos de ellos han sido dados por sacerdotes en distintas épocas y distintos lugares (ver al final del trabajo el último punto).

*Su estado habitual. En un juicio civil o eclesiástico, la buena salud mental o la cordura de alguien se presupone (una persona se presume «normal»), y la impugnación de dicha salud mental sería competencia a través de un médico y de su informe, y/o de otras pruebas fehacientes (por ejemplo, porque la locura de su comportamiento o de sus palabras ha sido declarada por personas que fueron testigos Presenciales que vieron y/o escucharon esas cosas, o que estuvieron presentes en esos momentos de locura o semi-locura). Pero, como dijimos más arriba, no hay nada en este sentido, y sí a favor de la lucidez.

*Su estado al momento de la ceremonia. Los objetores menos aun han presentado pruebas de que EN EL MOMENTO EN QUE ÉL REALIZABA EL RITO de consagración episcopal, algo ocurrió que permitiera decir de «una duda positiva» sobre la habilidad mental de Mons. Thuc. Por ejemplo: que en medio de la ceremonia hubiera tenido algún tipo de comportamiento o palabras insanos, raros, extravagantes, o comportamientos de loco o de semi-loco. Además, los que estuvieron presentes en la ceremonia han atestiguado bajo juramento que sí estaba en posesión de sus actos. De lo contrario, sobre esto último, se debería probar que quienes manifiestan estas cosas son perjuros o que todos ellos estaban engañados en cuanto a la capacidad mental del mencionado obispo.

Ausente ese tipo de pruebas, pasemos a analizar el tema de los hechos «escandalosos».

Vale la pena aclarar que ninguno de nosotros aprobamos esos hechos. Pero el punto ahora no es ése, sino —como decíamos más arriba- ver si según la teología católica, a partir de esos hechos, uno puede hablar de duda «positiva» en cuanto a la INTENCIÓN necesaria para la validez.

Los objetores pueden decir: «Dudo porque sus acciones escandalosas fueron muchos, reiteradas, raras, extravagantes, muy graves, etc». Ellos dicen que entonces podría haber así una base objetiva para dudar de la capacidad mental. Otra vez decimos que habrá que ver si en todas las acusaciones contra Mons. Thuc están las pruebas fehacientes, pero para este estudio, las damos como «algo dado». Estas acciones fueron: Sus ordenaciones sacerdotales y consagraciones episcopales en el Palmar de Troya (España) a candidatos indignos y sin preparación, y detrás de supuestas apariciones o revelaciones; el haber consagrado a herejes que pertenecían a los «Viejos Católicos», habiendo además sobre uno de ellos acusaciones morales bien graves; sus dos pedidos de perdón dirigidos a la Iglesia Moderna con motivo de sus hechos y, si quieren, a través del segundo de ellos, su reconciliación con dicha Iglesia Moderna antes de morir; el haber concelebrado la misa moderna un Jueves Santo en Toulon.

Se debe considerar que esas acciones malas ut sic, es decir consideradas solas y como tales, permiten más de una hipótesis al momento de pensar en las causas o motivos de ellas. Dos de esas hipótesis pueden ser, o darían ocasión a: 1) Tener dudas de su capacidad mental, ut supra los objetores. 2) Que allí Mons. Thuc era responsable y culpable, y que cometió esos pecados tan graves recién descriptos; en este último orden, también ha habido quien o quienes han dicho o insinuado contra él sobre la simonía. 3) Tal vez se puedan pensara hablar de otras hipótesis sobre otros motivos o causas.

Ante posibilidades o hipótesis distintas (al menos dos), y sin pruebas positivas o elementos que diriman o marquen en uno u otro sentido, según los principios de la teología, la presunción a favor de la validez que aplica la Iglesia Católica sigue en pie. Las acciones malas quedan como lo que son: acciones malas. Para argumentar de allí a «una duda positiva» de su capacidad mental, estas acciones deberían estar acompañadas de alguna otra documentación o evidencia, o testigos presenciales, que manifiesten «algo» en ese sentido. Pero nada de esto hay. Siendo así, lo planteado queda en el ámbito de la hipótesis acamo duda negativa.

Para poder comparar lo dicho, demos el caso de un obispo masón: Supongamos entonces que tenemos un obispo masón, el cual realiza una consagración episcopal.

De hecho hay gente que utiliza este argumento en contra de nuestro fundador, Mons. Marcel Lefebvre, pues se dice que quien lo hizo sacerdote y obispo, Mons. Achille Lienart, fue masón‘: Sobre esto, habría que ver si las pruebas son realmente fehacientes, y, para el caso, ver si Mons. Lienart ya desde la época de la ordenación sacerdotal de nuestro fundador era masón, [ Nota edit.: lo cual parece que ya entonces lo era]  etc, etc. Pero para los fines de un estudio teológico, veamos un caso así (que también sería la respuesta a la acusación contra Mons. Lefebvre):

Un obispo es masón (comprobada fehacientemente su pertenencia a la masonería). Este obispo masón consagra a otro obispo. La pregunta es: ¿Es válida dicha consagración episcopal; debemos tener al menos duda de la validez de ella? Frente a un obispo masón caben más de una hipótesis. Al menos dos de ellas serían: 1) Obviamente que un obispo masón puede hacer una «simulación del sacramento» (no poner la intención, retener la intención, poner una contra-intención) para perjudicar demoniacamente a la Iglesia Católica con una línea de sucesión apostólica inválida, y con todas las consecuencias gravísimas que de ello se seguirían. Pero: 2) También, a pesar de ser masón, puede tener la verdadera intención de hacer el sacramento o consagración episcopal, pues hay distintos grados de masones, hay algunos que saben más sobre el fondo de la masonería y otros que no saben tanto, puede haber algunos que están allí hasta por snobismo o falsas consideraciones sociales o de influencias, por ventajas económicas, etc. Ante al menos dos hipótesis distintas, y sin pruebas positivas (una carta, un texto, testigos presenciales que escucharon su intención, etc) o elementos que diriman o marquen en uno u otro sentido, según los principios de la teología, la presunción a favor de la validez que aplica la Iglesia Católica sigue en pie, y no se puede hablar de una duda positiva.

Para poder argumentar al menos una duda positiva de esa validez, basándose en la pertenencia a la masonería del obispo consagrante, debería haber otras pruebas o elementos que manifiesten «algo» en el sentido de haber retenido la intención o de haber tenido una contra-intención. Repitamos ejemplos de pruebas: que el mismo masón hubiera manifestado «algo» que permitiera suponer razonablemente en el sentido de que en esa consagración él quiso «simular», o que hubiera otra documentación o escritos al respecto, o testigos. Pero si no hay un elemento o prueba, y sólo se tiene el hecho de su pertenencia a la masonería, siendo varias las hipótesis: La presunción a favor queda en pie, y la Iglesia Católica ni re-ordena, nire-consagra en estos casos, ni siquiera bajo condición.

Volvamos a Mons. Thuc: Una prueba positiva de la duda que plantean los objetores, debería mostrar un estado al menos semi-habitual de incapacidad mental o que en el momento de la ceremonia de consagración algo ocurrió. Ya dijimos que nada hay: Sigue en pie la presunción a favor de la validez.

*Tenemos que, sobre su estado mental habitual:

1)Documentos o algún tipo de testimonio médico, o similar, en contra de la habilidad mental de Mons. Thuc: No existe ninguno.

2) Testimonios de testigos presenciales que manifiesten que Mons. Thuc tenía acciones o palabras de una persona semi-demente, sin sano o pleno juicio (en su vida diaria, conversaciones cotidianas, acciones de cada día, dictado de conferencias, charlas, viajes, durante las comidas, celebración de la Santa Misa, predicación, etc): No existe ninguno, y menos aun bajo juramento.

2 bis) Al revés del punto anterior: Sí hay testimonios que manifiestan lo contrario, es decir, que manifiestan su pleno uso de razón, y muchos de ellos —ya dijimos- son testimonios de sacerdotes y dados bajo juramento ante Dios. Además, los testimonios han sido dados en distintos tiempos y lugares. ¿Tenemos que pensar que tqdq5, sacerdotes y laicos, están equivocados, o que mienten guiados por el interés a favor de las consagraciones de Mons. Thuc? ¿Tenemos que pensar que todos ellos, nos referimos ahora a los sacerdotes en especial, son «perjuros», es decir, que no les interesa jurar en falso y pecar ante Dios, o pensar que —nuevamente- todos ellos están equivocados? Esto no se presenta razonable, y por eso la certeza moral debe ir en sentido contrario a los objetores. Al final del texto encontrarán algunos de estos testimonios.

*Tenemos que, sobre su estado mental al momento de realizar la consagración episcopal de Mons. Guérard des Lauriers:

1) Testimonios de las personas que estuvieron presentes en la consagración episcopal aludida, aduciendo que DURANTE LA CEREMONIA Mons. Thuc tuvo comportamientos de una persona sin pleno juicio, o que sembraba dudas sobre su salud mental: No existe ninguno.

1 bis) Al revés, las personas que estuvieron presentes, todos ellos (ver al final de este trabajo), han manifestado bajo juramento ante Dios que Mons. Thuc tenía perfecto uso de sus facultades al hacer la ceremonia. Otra vez: ¿Tenemos que pensar que todos ellos están equivocados o son perjuros?

ESTUDIEMOS AHORA EL TEMA DE LA «INTENCIÓN MÍNIMA NECESARIA

PARA LA VALIDEZ» : LA INTENCIÓN VIRTUAL

El «nivel mínimo» de intención requerido para conferir un sacramento válidamente es la llamada intención virtual.

La intención virtual es aquella que, una vez puesta al comienzo de la acción, v.gr. «querer hacer el sacramento o consagración episcopal», perdura en la realización del acto o actos hasta el final de la ceremonia. Para la válida administración de un sacramento (v.gr. consagración episcopal, bautismo, confirmación, la eucaristía en la Misa, etc) es necesaria al menas LA INTENCIÓN VIRTUAL.

El Padre Royo Marín (y todos los teólogos de moral) dice sobre la intención virtual: «la tiene suficientemente, v.gr., e/sacerdote [u obispo] que se reviste para administrar un sacramento y lo administra de hecho…»2. El conocido teólogo Coronata (Matthaeus Conte a Coronata) dice que la intención virtual «está ciertamente presente en alguien que regularmente realiza acciones sacramentales» [3]. El simple acto de ponerse los ornamentos y de ir al altar es considerado evidencia suficiente de la intención virtual.

¿Se puede decir que esto no estaba, o que hay duda de la intención al menos «virtual», al momento en que Mons. Thuc realizaba las consagraciones episcopales, basado en las malas acciones anteriores? MONS. THUC QUERÍA HACER DICHAS CONSAGRACIONES Y DE HECHO LAS HIZO, LUEGO HABÍA POR LO MENOS INTENCIÓN «VIRTUAL». Sus acciones malas y escandalosas podrán dar pie a una hipótesis de duda de su capacidad mental, pero —como decíamos arriba- al no estar acompañada de otras pruebas o elementos en ese sentido, y al permitir también otras hipótesis, sigue en pie la presunción de validez que da la Iglesia Católica.

El Padre Royo Marín termina diciendo, para recalcar cómo actúa esa intención «virtual», que: La intención virtual—puesta a/principio-permite la validez del sacramento «aunque en el momento de la administración [el ministro] esté completamente distraído».

Estos conceptos pueden impresionar a los laicos, pues éstos carecen de formación teológica, pero son conocidos por nosotros los sacerdotes. Es un poco «el abc» de la teología sobre los sacramentos.

El número y fealdad de estas acciones de Mons. Thuc no prueba positivamente, según la teología, según los Papas, según el derecho canónico, ni según la práctica de la Iglesia Católica, una duda positiva en la intención necesaria.3

Apartado especial: El estado mental de Mons. Thuc.

En el punto anterior decíamos que los que argumentan la duda de la validez por falta de salud mental suficiente, se basan en las acciones malas que Mons. Thuc hizo, mas ellos no han podido acompañar un documento específico o testigo presencial. Decíamos que, al revés, las pruebas de que sí tenía el uso de sus facultades mentales y de su lucidez son abundantes, muchas de ellas dadas bajo juramento.

No faltan quienes dicen que estas manifestaciones no son fiables o son falsas (aunque no presentan pruebas). No parece razonable afirmar, y menos en lo que respecta a los juramentos, que en todos esos casas hay perjurio o equivocación en el que lo realiza.

Además, para el caso de los juramentos, ya hicimos notar que ellos han sido dados en distintos años y distintas épocas, y dados además por varios sacerdotes: ¿Debemos pensar que a todos ellos no les importa jurar en falso, o que todos ellos están equivocados?

Por otro lado, Mons. Thuc siguió con sus actividades normales, y nunca nadie que lo vio o conoció manifestó algo en el sentido de locura o semi-locura (un estado habitual o semi-habitual de ello).

Veamos la información de testigos o testimonios a favor de su lucidez:

1) El Dr. Eberhard Heller, que estuvo presente en ambas consagraciones (se refiere también, además de Mons. Guérard –ver su fecha al principio de este texto-, a la consagración de Mons. Moisés Carmona realizada el 17 de octubre del mismo año 1981), atestiguó bajo juramento, que Mons. Thuc «confirió las consagraciones en total posesión de su poderes iritelectuales».[41

2) El Dr. Kurt Hiller, que también estuvo presente en ambas consagraciones del año 1981, fue interrogado en febrero de 1988, en una entrevista realizada por el actual Mons. Kelly, por el Padre W. Jenkins y por el actual Mons. Sanborn, en la cual él manifiesta bajo juramento a favor del pleno uso de razón de Mons. Thuc (ver: Mario Derksen, «An Open Letter to Bishop Clarence Kelly…», obra escrita en el año 2011, página 5: punto 3, y página 40: punto 1).

3) Mons. Guérard des Lauriers asimismo afirmó que Mons. Thuc era de «una mente sana», «perfectamente lucido» [5], y «tenía la intención de hacer lo que hace la Iglesia» [6].

4) Tenemos el caso del Padre Noel Barbara que lo nombramos en algunas prédicas. Sobre el estado mental del obispo: El Padre Barbará fue a ver a Mons. Thuc en la primavera de 1981, y luego en enero de 1982 (en este último caso, menos de 1 año después de las consagraciones aludidas). Este padre juró por escrito, poniendo a Dios por testigo, que en ambas oportunidades lo encontró en el pleno de uso de sus facultades. ¿Debemos pensar que él está equivocado oque es un perjuro? (ver: Mario Derksen ut supra, página 40: punto 2) [también ver la referencia de nuestra nota 7 aquí al final].

5) El Padre Gustave Delmasure. Dicho padre fue un respetado sacerdote tradicional de Francia, antiguo párroco en Cannes. El Padre Delmasure fue a ver a Mons. Thuc en marzo de 1982 (también menos de 1 año después de las dos consagraciones aludidas). Él también dio testimonio, bajo juramento ante Dios, de que encontró a Mons. Thuc con lucidez, y respondiendo con claridad a las preguntas que él le hacía (ver: Mario Derksen, ídem, página 40: punto 3).

6) El Padre Philippe Guépin. Este padre tiene su apostolado en Nantes, Francia. Ordenado sacerdote por Mons. Lefebvre en 1977, conoció a Mons. Thuc en el mismo seminario de Ecóne (FSSPX). Durante la vida de Mons. Thuc, el padre nombrado tuvo prolongadas conversaciones con él, y ha atestiguado que su mente estaba en correcto estado (ver: Mario Derksen, ídem, página 40: punto 5).

7) El Padre Tomás Fouhy, un sacerdote tradicionalista de Nueva Zelandia, pasó dos días en Toulon, Francia, con Mons. Thuc en 1983. El Padre Fouhy relató que el arzobispo no era «ningún tonto», y que discutió con competencia varias cuestiones de teología y de derecho canónico. Incluso Mons. Thuc deleitó al Padre Fouhy con detalles acerca de su viaje a Nueva Zelandia en el año 1963. El padre agregó que no había duda de que Mons. Thuc era competente. [8]

8) El Padre Rigoberto Sánchez: Mons. Andrés Morello, con motivo los ataques de «Paulina» (ver introducción), manifestó por escrito lo siguiente: «Uno de nuestros sacerdotes, el padre Rigoberto Sánchez, hoy en Francia, años después de dicha ceremonia [la consagración de Mons. Guérard des Lauriers], asistió en México a conferencias pronunciadas por Monseñor Thuc en perfecta lucidez» (nosotros poseemos personalmente dicho texto; fecha: 29 de mayo de 2017).

Sobre documentos escritos a favor de la lucidez:

El Padre Anthony Cekada recibió fotocopias de cuatro documentos escritos de propia mano de Mons. Thuc (todos ellos posteriores a las consagraciones episcopales en cuestión). Este padre dice: «Su escritura es clara, firme y más legible que la mía. Los documentos son claramente el trabajo de un hombre que es coherente y cuya competencia para conferir un sacramento válido no se puede atacar. Uno de los documentos es una carta, del 30 de julio de 1982, a Mons. Guérard, enviando alguna correspondencia.       Dos de ellos son declaraciones: una de que rompió conexiones con el grupo de Palmar de Troya[9], la otra declarando su posición sobre la sedevacancia de la Santa Sede[10].       El último documento es una carta (en latín) de 1982 respondiendo a una pregunta de Mons. Guérard. Varios meses después de su consagración, Mons. Guérard escuchó que Mons. Thuc había concelebrado anteriormente una vez el Novus Ordo, el Jueves Santo de 1981, con el Obispo de Toulon. Monseñor [Thuc] admite que fue verdad —pero concluye con esta frase conmovedora: [nosotros ponemos aquí más de ese texto y no sólo la frase final, con la traducción al español: «Tu dixisti quod ego commisi peccatum, quia secundum te, Missa illius episcopi erat invalida. Spero quod Deus non me judicavit ita crudeliter, quia erravi in bona fide: Tu dijiste que yo he cometido un pecado, porque, según tú, la misa de ese obispo era inválida. Espero que Dios no me haya juzgado tan cruelmente, pues erré de buenafe»j[nota 11: texto completo en latín y español]. Y concluye el Padre Cekada: «Un hombre que podía escribir una tal afirmación, claramente tenía todo su juicio consigo».

1 Mons. Lefebvre fue ordenado sacerdote por Mons. Achille Lienart (obispo de Lille) el 21 de septiembre de 1929. Y fue consagrado obispo por el mismo Mons. Achule Lienart, el 18 de septiembre de 1947; en esta ceremonia actuaron como obispos co-consagrantes: Mons. Alfred Ancel (obispo auxiliar de Lyon) y Mons. Fauret.

2Teología Moral para seglares—, Tomo II, página 55. ediciones BAC, año 1958 –

3 Cuanto mucho se podría hablar de una duda hipotética, pero no positiva.

NOTAS:

 

[1]B . Leeming, Principies of Sacramental Theo!ogy (Westminster md: Newman 1956), 482. «Este principio es afirmado como doctrina teológica cierta enseñada por la Iglesia, negarla sería teológicamente temerario… se presume que el ministro intenta lo que el rito significa…».

(2) Tractotus de Sacro Ordinotione, 1:970. «Proinde numquam praesumitur ministrum talem intentionem non ordinandí habuisse in ordinatione peragenda, donec contrarium non probetur; tum quia nemo praesumitur malus, nisi probetur…» Su énfasis. («Por consiguiente, nunca se presume que el ministro tuvo tal intención de no ordenar en la ordenación que debía ser realizada, hasta que no sea probado lo contrario…») Los principios anteriores, asimismo, vencen a los argumentos de aquellos que creen que el consagrante de Mons. Lefebvre, Lienart, era un masón luna acusación falsa) y que, por tanto, las ordenaciones de Mons. Lefebvre son «dudosas».

[3] M. conte a Coronata, De Socromentis: Troctotus Cononicus (Turin: Marietti 1943) 1:56. «Virtualis enim intentio, ut iam vidimus, eSt intentio ipsa actualis quae cum distractione operatur. Taus intentio certe habetur in co qui de more ponit actiones sacramentales.» («En efecto, la intención virtual, como ya vimos, es la misma intención actual que opera con la distracción. Tal intención, ciertamente, es tenida por aquel que de costumbre realiza acciones sacramentales»).

[4] «Eidesstattliche Erkl_rung…,» loc. cit., «Mgr. Ngo-dinh-Thuc spendete die Weihen im Vollbesitz seiner geistigen Kr•fte.»

[5] Collins, Guérard Interview Notes.

[6] Sodolitium 4 (M ay 1987), 24. «Atteso che… Mons. Thuc ed io avevamo tintenzione di fare ci che fa la Chiesa.»

[7] También se puede ver para tener más información: Joseph Collins, Notas de una Entrevista con Noel Barbara, Noviembre, 1989.

[8] conferencia, en Cincinnati, Diciembre 13 de 1991.

[9] Declaración, Diciembre 19 de 1981, republicada en Einsicht (Marzo, 1982).

[10] Declaración, Febrero 25 de 1982. El texto fue transcrito y republicado en Einsicht (Marzo, 1982).

 

[11] De Mons. Thuc a Mons. Guérard, carta sin fecha [principios de 1982. «Excellentissime Domine: Recepi litteras tuas tantum his diebus, quia non sum in urbe Toulon jam ab uno mente. In illa epístola, voluisti cognoscere utrum concelebravi, anno praeterito, in die quinta Sanctae hebdomadae cum Episcopo hujus diocesis. Utique, cum illo Episcopo celebravi, quia lila die non potui celebravi in meo domo secundum legem Ecclesiae. Tu dixisti quod ego commisi peccatum, quia secundum te, Missa illius episcopi erat invalida. Spero quod Deus non me judicavit ita crudeliter, quia erravi in bona fide. + P.M. Ngo-dinh-Thuc.» («Excelentísimo Señor: Recibí su carta sólo en estos días, porque no estoy en la ciudad de Toulon desde ya hace un mes. En aquella carta, quiso saber si concelebré, el año pasado, el día jueves de la Semana Santa con el obispo de esta diócesis. ciertamente, con aquel obispo celebré, porque en aquel día no pude celebrar en mi casa según la ley de la Iglesia. Usted dijo que yo cometí pecado, porque según usted, la Misa de aquel obispo era inválida. Espero que Dios no me haya juzgado así, cruelmente, porque erré de buena fe. + P.M. Ngo-Dinh-Thuc»).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

1 Mons. Lefebvre fue ordenado sacerdote por Mons. Achille Lienart (obispo de Lille) el 21 de septiembre de 1929. Y fue consagrado obispo por el mismo Mons. Achule Lienart, el 18 de septiembre de 1947; en esta ceremonia actuaron como obispos co-consagrantes: Mons. Alfred Ancel (obispo auxiliar de Lyon) y Mons. Fauret.

2Teología Moral para seglares—, Tomo II, página 55. ediciones BAC, año 1958 –

3 Cuanto mucho se podría hablar de una duda hipotética, pero no positiva.