El título de este post enuncia una verdad  en la que la Iglesia Católica siempre ha creído.Es más, es una verdad dogmática que la distingue y diferencia de todas las sectas y denominaciones (fuera de la iglesia ortodoxa que se beneficia como ella de la Tradición apostólica). Sin embargo es una verdad que en el catolicismo actual está un tanto empañada e incluso paladinamente negada en ocasiones, por desgracia.

Para decirlo con más precisión,  esta verdad es  que en la Cena tuvo lugar el sacrificio  de la Nueva Alianza en el que se adelantó el sacrificio del Calvario. Allí fue inmolado místicamente el mismo Cristo sustancialmente presente bajo las especies de pan y vino. Esta mística inmolación fue hecha por el Sacerdote eterno, prefigurado en  Melquisedec que ofreció pan y vino en una oblación pura  grata a Dios. Esencialmente el sacrificio de la Cena fue el mismo que el del Calvario, porque en él se inmoló la misma Víctima  por el mismo Sacerdote. Pero difiere en que fue una acción numéricamente distinta y además en unas circunstancias que lo especifican y distinguen del Sacrifico del Calvario.

Todos los pseudoreformadores protestantes negaron que en la Cena se realizara un verdadero Sacrificio. Y como consecuencia también negaron que lo fuera la Misa católica, a la que Lutero motejó de “invento del diablo“.

La doctrina católica, profesada desde siempre, está recogida en el Concilio de Trento en su sesión 22,c.1:

…Así pues el Dios y Señor Nuestro, aunque había de ofrecerse una sola vez a Sí mimso al Padre en el altar de la Cruz, mediante la muerte, a fin de realizar la eterna redención , pero como no iba a extinguirse su sacerdocio  con su muerte (Heb. 7,24 y 27), en la Ultima Cena la noche en que fue entregado, para dejar s su esposa amada, la Iglesia, un sacrificio visible, con el que se representara aquél suyo sangriento, que había sido consumado una sola vez en la Cruz y su memoria permaneciera hasta el fin de los siglos (1 cor.11, 23ss) y su eficacia saludable se aplicara para el perdón de los pecados…declarándose a sí mismo constituído sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec (Ps.109,4) ofreció a Dios Padre su cuerpo y su sangre bajo las especies de Pan y vino y bajo los símbolos de estas mismas cosas, los entregó a sus Apóstoles a quienes entonces constituyó sacerdotes del Nuevo Testamento..y a sus sucesores en el sacerdocio les mandó  que lo ofrecieran con estas palabras Haced esto en memoria mía (Lc.22,19; 1Cor11,24)…

De este texto dogmático del Concilio de Trento deriva la doctrina católica sobre la Misa que se recoge en dos proposiciones que pertenecen al acerbo de la Fe de la Iglesia y que deben orientar el desarrollo de este post:

1.La Misa es un verdadero y propio sacrificio (de fide). (por consiguiente no meramente re-presentado o hecho presente)

2. La esencia del Sacrifico de la Misa está en la doble consagración de ambas especies.

Por su parte el Catecismo romano que recoge las enseñanzas del Concilio de Trento, en el cap. iv punto 72, dice:

“Porque ha declarado (el c.tridentino) que fue instituído (el Sacrificio  la nueva Alianza) en  la último Cena anatemizando a los que afirman que no se ofrece a Dios propio y verdadero Sacrificio..”

Recordamos lo establecido en un anterior post (¿Muere Cristo en la Misa?), en que concluíamos que la Misa y el Calvario siendo esencialmente el mismo Sacrificio, son específica y numéricamente distintos . La eficacia redentora del Sacrificio de Cristo se consiguió en un grado infinito por el Sacrificio cruento que llegó a la muerte física y real de Cristo que, entonces, poseía una naturaleza pasible y mortal, y que tuvo lugar en el Calvario una sóla vez. Pero esta eficacia redentora infinita  se aplica también para el perdón de los pecados (entre otros frutos de la eterna redención) en y por la Misa. Los frutos de la redención se nos hacen presentes y se nos aplican por el Santo Sacrificio de la Misa en el que está la víctima del Calvario  sustancialmente presente en su naturaleza gloriosa e inmortal, en sus propias coordenadas de espacio y tiempo como lo estuvo el Sacrificio del Calvario en el día, hora y lugar en que tuvo lugar  una sóla vez en aquellas cruentas  y mortales circunstancias.

En la Cena, y en circunstancias distintas de las del Calvario y de las de la Misa (aunque respecto de ésta accidentalmente distintas), tuvo también lugar esencialmente el mismo Sacrificio del Calvario. En la Cena, en virtud de la palabra omnipotente del Hijo de Dios, Creador del mundo (por quien fueron hechas todas las cosas) las especies sacramentales del pan y del vino fueron convertidas (transubstanciadas) en Cuerpo y Sangre del mismo Señor (en la  significación, místicamente separados, aunque no realmente ya que por concomitancia, en la hostia y en el cáliz está enteramente presente el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo).

El porqué la Cena es un verdadero Sacrificio reside en lapresencia real y sustancial de Cristo bajo los accidentes del pan y del vino. De ahí que la negación de esta presencia sacramental de Cristo, suponga en  los protestantes la negación de la Cena como verdadero Sacrificio. Las dos cosas, Presencia y Sacrificio, se involucran mutuamente. La negación de una de las dos supone la negación de la otra. Y por esta razón no hay denominación cristiana que niegue una sola pero no la otra. O se aceptan las dos realidades, o se niegan las dos al mismo tiempo. De paso diremos que sólo en la Iglesia Católica y en la Ortodoxia oriental (que se beneficia de la Tradición apostólica tal como está expresada en los 7 primeros concilios ecuménicos) afirman la realidad sacrificial de la Cena y de la Misa, junto con la profesión de Fe de la Presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía.

Y no solamente esto, sino que, como la presencia sacramental de Cristo, bajo las dos especies, se repite en cualquier misa dicha por un sacerdote válidamente ordenado, de acuerdo con la voluntad de Cristo (haced esto en memoria mía), el carácter sacrificial del sacrificio  de la Cena fundamenta y sustenta el de la Misa. Sin este carácter, las misas no serían verdaderos sacrificios sino una mera conmemoración en la que el sacrificio de Cristo en el Calvario se nos hiciera presente(representado en al memoria-anamnesis (y conmemorado en la ceremonia). No de otra manera-meramente figurativa- según quieren los no católicos habría estado presente en la Cena, mediante el anuncio y predicción del Sacrificio del Calvario, hecho por Cristo a los comensales de la Cena. La diferencia de las dos concepciones-la católica y la protestante- es pues , la misma que hay de lo vivo a lo pintado. O sea de la presencia sustancial a la presencia imaginada y recordada, conmemorada o solamente predecida en el caso de la Ultima Cena..

Resumamos todo esto en la siguiente proposición de la teología católica, sacada de uno de sus más, entre otros muchos, conspicuos representantes.

Cristo el Señor en la última Cena, cuando instituyó la Eucaristía, ofreció un verdadero sacrificio, en la acepción propia de la palabra.(Domingo de la Sma TrinidadBiblioteca theologica,t.5,alter part.p.878)

En el terreno de las opiniones probables hay que decir que:

Como ya he dicho en el  post anterior (¿Muere Cristo en la Cena?) la opinión mayoritaria en la teología cree que siendo la Cena, la Misa y la Cruz verdaderos sacrificios son numéricamente tres diversos sacrificios completos. Aunque el Sacerdote y la Víctima sean los mismos en los tres sacrificios, difieren en la correspondiente singularidad (Así lo prueba Manuel Alonso en su eruditísima obra que intitula “El Sacrificio eucarístico de la Última Cena del Señor” donde defiende con contundencia y ardor,  y demuestra, que los sacrificios de la Cena y de la Cruz son sacrificios numéricamente distintos entre sí.

Ante  una mirada superficial podría parecer que estas son precisiones meramente académicas, pero si bien se  considera, si no se mantienen estas precisiones, se deriva, por el plano inclinado, a negar el Sacrificio de la Misa y la Presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía. Esto es lo que acontece en las iglesia del Novus Ordo. Hay una negación implícita o por lo menos confusa, de estas verdades, tanto en los sacerdotes como en los fieles. De ello ha derivado la falta de reverencia y sentido sacral ante el Sagrario y en las misas, como también en la  falta de devoción y espiritualidad eucarística en la actualidad, que los mayores reconocerán, comparándola con la  que había antaño en la Iglesia “pre-conciliar”.

Por estas razones, me he animado a escribir este post, intentando señalar la razón más profunda de todo esto que reside en la negación sacrificial de la Ultima Cena. En este mismo blog hay un estudio, en versiones resumida y extensa- que estudia todo esto con más detalle , sobretodo en cuanto al enunciado de que la Ultima Cena fue una Cena pascual en la que se comió el cordero como se manda, con acentos terribles, en la Ley o Torá.Este cordero era prefigurativo del nuevo Cordero Pascual- Cristo nuestro Cordero Pascual, como dice San Pablo. De igual manera el sacrificio del Cordero que precedió- quizás en el mismo Cenáculo- en el crepúsculo del día 13 que son las primeras horas  del 14 de Nisán, a la Cena del Señor; fue prefigurativo del verdadero sacrificio de la Cena, que predecía y conmemoraba el Sacrifico cruento y mortal del calvario.

¿En qué se diferencian el Sacrificio de la Cena y el de la Cruz?

La Cena fue un rito sacrificial específicamente (sub specie) distinto al de la Cruz, porque fue un sacrificio incruento en que se realiza una inmolación mística que anuncia y predice la efusión de sangre que tendrá lugar horas más tarde en la Cruz. En la Cruz, sin embargo, se realiza físicamente y de manera cruenta el sacrificio y muerte del Redentor. En ambos, la víctima es mortal, pero sólo en la Cruz se realiza la muerte física, como culminación de la Pasión. La Pasión y la muerte física de Cristo, son eventos futuros con respecto al Sacrificio de la Cena, en la que la víctima  es místicamente inmolada por la simbolización de las dos especies separadas que sustentan el Cuerpo y Sangre del Señor.

La Cena del Señor según inmemorial creencia de la Tradición apostólica y tal como lo narran los sinópticos, tuvo lugar el mismo día de la pascua judía.

Aquí me remito a las entradas subsodichas de este mismo blog, en la que se demuestra, apoyado en exegetas y historiadores prestigiosos, que La Cena de Jesús fue una cena pascual.

Hay autores , algunos de éxito editorial como Pagola y Puich, que niegan la afirmación anterior, enunciando que la Cena de Jesús fue una simple cena de despedida con sus discípulos. Algunos de ellos ridículamente afirman que fue una”cena festiva“. Pero sabemos que en ella pronunció Jesús aquellas palabras “Mi alma está triste hasta la muerte“.

Como ya hemos dicho, a esta opinión -de que la Cena no sucedió en la pascua judía- se sumó Benedicto XVI. Como él mismo dice en su último libro, Jesús de Nazareth II, su interpretación estriba en el método exegético histórico-crítico. Ya en la misa “In coena Domini” del jueves santo de 2007 había declarado en la homilía habida en la basílica de San Juan de Letrán, que Jesús celebró la pascua al modo esenio sin comida de cordero (apoyándose en  supuestos “expertos”). Aquello levantó una gran polvareda. Recientemente ha variado (viene a la memoria aquello de Bossuet“varías luego no estás en la verdad”) su interpretación de los textos evangélicos abandonando aquella  opinión para sumarse a la de otros “expertos” que privilegian el relato joanneo frente al “problemático” (como él mismo dice) de los sinópticos. Me remito a los posts citados para una ampliación de estas ideas. Sólo decir que estas proposiciones derivan de una falsa solución del “problema de las dos pascuas” que ocupó el tiempo e interés de los escritores eclesiásticos desde los primeros tiempos del cristianismo sin que se negaran nunca la inerrancia evangélica, método fácil de resolver el “nudo gordiano” -aplicando la espada-negando simpliciter  una de las alternativas, o sea la validez de unos textos que creemos dotados de inerrancia e inspiración no menos que de verdad histórica.

Qué dice el Catecismo romano sobre este asunto

He aquí el texto del Capítulo iv punto 13 sobre la conveniencia de que sea pan ázimo y no fermentado:

Porque El hizo e instituyó este sacramento el día primero de los ázimos, en el cual no era lícito a los judíos tener en sus casas nada fermentado. Y si alguien opusiese la autoridad de San Juan Evangelista, el cual refiere que todas estas cosas SE HICIERON ANTES DE LA FIESTA DE LA PASCUA, este argumento puede refutarse fácilmente. Pues al día que los demás evangelistas llamaron día primero de los ázimos, porque esta fiesta comenzaba en la feria quinta a la caída de la tarde, en cuyo tiempo celebró la pascua nuestro Salvador, el mismo día refiere San Juan fue día anterior de la Pascua por haber juzgado que debía contarse como día primero todo el tiempo del día natural, que comienza desde la salida del sol. Por eso San Juan Crisóstomo entiende también por primer día de los ázimos aquel en que debían comerse los panes ázimos desde la caída de la tarde.Etc..

Es una explicación que se acerca bastante a la explicación que doy, que juzgo cabal y completa, tal como la expongo en los posts citados.

Aqui sólo intento señalar la importancia que tiene el mantener que Cristo celebró una cena pascual en la que hubo cordero- que era prefigurativo- como también lo era la entera ceremonia de la pascua judía respecto de la Cena pascual en la que hubo un verdadero sacrificio que se repite en nuestras misas.

Ejemplos de la tradición de la Iglesia en la que se mantiene y siempre fue creído que Cristo celebró la pascua judía que prefiguraba la pascua cristiana.

Como es natural podrían alegarse infinidad de ejemplos. Pero me ha parecido traer el texto de unas supuestas(aunque muy prestigiadas) revelaciones particulares, que tienen el mérito de haber sido traducidas a muchísimas lenguas y que además fueron objeto de lectura y meditación a generaciones de católicos. El mismo santo Papa Pío X no vaciló en recomendarlas como alimento de la piedad cristiana. Me estoy refiriendo a la monumental obra de la Ven María de Jesús de Agreda, Mística ciudad de Dios. Copio los párrafos siguientes:



en el cap.10 del libro VI que se titula : Celebra Cristo Nuestro Señor la Cena legal con sus discípulos

Entró en el aposento..con los doce apóstoles y otros discipulos y con ellos celebró la cena del cordero, guardando todas las ceremonias de la ley (Ex.13,3ss) sin faltar a cosa alguna de los ritos que El mismo había ordenado por medio de Moisés.  Y en esta cena dio inteligencia a los apóstoles de todas las ceremonias de aquélla ley figurativa…cuyas figuras quedarían evacuadas con la verdad figurada..de la nueva Ley de gracia.

Hizo nuestro Redentor un misterosio cántico de alabanza al Eterno..confesó, adoró y alabó a la divinidad..  que se dé fin Padre mío a  a las antiguas figuras y sacrificios de animales que han significado el que Yo mismo quiero ofrecer por mis hermanos, los hijos de Adán. (cap.11)..Precediendo todo lo dicho ..tomó en sus manos venerables…pronunció las palabras de la consagración sobre el pan..y sobre el vino..

He traído este ejemplo, sin pretender darle el valor de una auténtica revelación (lo cual no he pretendido en este post) sino para que se vea el alcance de la verdad católica a lo largo de la historia de la Iglesia.

CONCLUSION

CONCLUSIÓN

Jesús celebró la pascua judía con el sacrificio y comida del cordero legal. Era muy conveniente que así fuera para establecer la nueva pascua de la nueva alianza en la que también habría un nuevo cordero pascual Cristo- Cristo nuestro cordero pascual ha sido sacrificado, como dice S.Pablo- en el sacrificio de la nueva alianza que fue hecho por el Sacerdote del Orden de Melquisedec – Tu es sacerdos in aeternum secundum ordinem Melquisedech– (que había ofrecido pan y vino).

Este sacrificio prefiguraba y anunciaba el Sacrificio de la Cruz, en todo igual porque era la misma Víctima en él ofrecida y el mismo Sacerdote. Precisamente antes de que acabara el 14 de Nisán ( o sea a las 6 de la tarde) tuvo lugar a las 3 de la tarde, la muerte de Jesús el Cordero de Dios. A esa hora estaban presentes al pie de la Cruz María Santísima (socia passionibus Christi) y el apostol San Juan. Desde el Templo- a 700 metros- venía el estrépito de las trompetas que hacían sonar los oficiales del Templo al inicio del sacrificio de los cientos de corderos legalmente sacrificados. Sin duda estas trompetas hicieron pensar a San Juan “He aquí el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”. después hablaría mucho en el Apocalipsis del cordero degollado como también lo hiciera en su Evangelio  poniendo la misma expresión en boca de San Juan Bautista

Eran las 3 de la tarde  del 14 de Nisán. Un sacrificio de corderos se  iniciaba en el Templo al son de las trompetas y otro de un Cordero se consumaba en el ara de la Cruz. Entonces tuvo lugar el rasgamiento de la Cortina en el  lugar Santo del Templo. Como queriendo significar que la Iglesia judaica terminaba y empezaba la Iglesia del Nuevo Testamento, la Iglesia del Israel de Dios, concebida entre enormes dolores como de parto del Cordero degollado y de la Reina de los Mártires que “stabat iuxta Crucem” como madre de los redimidos y verdadera Socia de la Redención, sufriendo el quinto dolor de los siete-como dice la devoción-  que recordaban la  espada que atravesaría su corazón tal como le había sido pronosticado por  el anciano Simeón.

Gentileza de Amor a la Verdad