El lenguaje hablado

«Si el hombre hiciera uso únicamente del conocimiento sensitivo, el cual se halla circunscrito por su naturaleza a las cosas presentes según el tiempo y el lugar, bastaría al hombre para vivir en sociedad con los demás el uso de la palabra. Mas como el hombre se halla además dotado de conocimiento intelectual, el cual abstrae o prescinde de las condiciones o circunstancias de lugar y tiempo, le acompaña la solicitud y cuidado, no sólo acerca de las cosas presentes, sino también acerca de las cosas ausentes por parte del lugar, y de las futuras por parte del tiempo. De aquí es que la necesidad y conveniencia de manifestar sus concepciones a [37] los ausentes y futuros, ha hecho que el uso de la escritura sea una necesidad para el hombre.»

Este pasaje de santo Tomás señala el origen filosófico y la razón suficiente de la necesidad e invención de la escritura.

La escritura puede definirse: un sistema o colección de signos por medio de los cuales se manifiesta o exterioriza el pensamiento de una manera fija y permanente. Porque en efecto, la diferencia principal que separa la escritura del lenguaje hablado, es la representación sensible permanente de los pensamientos y afecciones interiores, representación que en el lenguaje hablado sólo se verifica de una manera fugaz y transitoria.

Teniendo en cuenta que el entendimiento humano posee como una tendencia natural a proceder de lo imperfecto a lo perfecto, el desarrollo lógico de la escritura admite tres períodos y tres clasificaciones correspondientes a éstos. Primer período: representación directa de las ideas por medio de la pintura de los objetos. Segundo período: representación de las ideas por medio de atributos especiales o de propiedades características, o de analogías y semejanzas. Tercer período: representación directa de los sonidos articulados por medio de determinados signos, o sea de los caracteres alfabéticos. La primera especie de escritura se llama ideográfica; la segunda, simbólica, y si se refiere a enseñanzas o sentencias religiosas y morales, recibe el nombre de jeroglífico: la tercera se llama fonográfica o fonética. Algunos apellidan a la primera kiriológica.

La escritura fonográfica es infinitamente superior a la simbólica, y más aún a la ideográfica bajo muchos conceptos; pues mientras que con la primera nos es posible y sumamente fácil expresar toda clase de ideas, toda clase de relaciones entre los objetos, toda clase de pensamientos y afecciones, hasta en sus menores detalles y modificaciones más sutiles, las dos segundas llevan consigo: 1º la incapacidad o suma dificultad de representar los objetos inmateriales: 2º la imposibilidad de representar con fijeza y claridad las múltiples [38] relaciones de los objetos: 3º la magnitud, dificultad de ejecución y sobre todo la multiplicidad de caracteres, puesto que es necesario un signo especial casi para cada objeto, para cada relación, para cada idea o pensamiento: 4º la consiguiente dificultad de aprender y retener esta clase de escritura.

La gran ventaja de la escritura fonográfica consiste en que con un número reducido de caracteres sencillos convenientemente combinados, se pueden representar todos los sonidos y palabras del lenguaje articulado, y por consiguiente todos los objetos y pensamientos con todas sus relaciones y modificaciones. Estos caracteres o signos son cinco simples o puros a, e, i, o, u, que se llaman vocales, y dieciocho mixtos que constituyen las articulaciones y suelen llamarse consonantes. Si a estos añadimos la cantidad o tiempo y el acento, resultarán en conjunto veinticinco caracteres propia o impropiamente dichos, que constituyen la representación de todos los sonidos articulados y por consiguiente los elementos integrantes de la escritura fonográfica (1).

{(1) Sabido es que las consonantes que constituyen las articulaciones, se denominan labiales, dentales, linguales, palatales y guturales, según que los labios, los dientes, la lengua, el paladar y la garganta, contribuyen más directa y eficazmente a la producción de su sonido.}

Lo que acabamos de decir en orden al número de las letras o caracteres de la escritura fonográfica o alfabética (2), tiene lugar en la mayor parte de las naciones modernas; pues según el testimonio de escritores respetables, algunos de los alfabetos antiguos sólo constaban de dieciseis caracteres, a los cuales añadieron después otros pueblos, y principalmente los Romanos, las letras g, h, f, q, v, x, y, z. También [39] conviene notar que en algunas lenguas antiguas, se escribía y escribe procediendo de derecha a izquierda, o en sentido contrario a lo que nosotros practicamos.

{(2) Alfabeto, de donde toma la escritura fonográfica la denominación de alfabética, es la serie o colección de letras que tiene cada lengua para representar los sonidos articulados, y se llama así de las dos primeras letras del griego, alfa y beta.}

Por lo que hace a la cuestión relativa al origen de la escritura fonográfica y alfabética, no faltan escritores que le atribuyen un origen divino lo mismo que al lenguaje hablado. Esta opinión se apoya, entre otras razones: 1º en la carencia de datos históricos para señalar origen humano a la escritura alfabética: 2º en la inmensa distancia que separa la escritura fonográfica de la ideográfica.

Cualquiera que sea la opinión que se adopte acerca del hecho de la invención de la escritura alfabética, lo que sí puede tenerse por muy probable, es la posibilidad de esta invención. Porque a la verdad, una vez puesto el hombre en posesión del lenguaje, bastaría un análisis detenido y profundo de los sonidos articulados, juntamente con la designación de un signo para significar los elementos de que se compone, para llegar a la invención de una escritura fonética más o menos perfecta. Este análisis y la correspondiente designación de caracteres fonéticos, constituyen la transición de la escritura ideográfica y simbólica o la fonográfica, transición que ofrece grandes dificultades sin duda, pero que no son insuperables a la inteligencia humana dotada ya de lenguaje articulado. En todo caso es incontestable que esas dificultades son muy inferiores a las que presenta la invención del lenguaje (1). [40]

{(1) De los monumentos históricos que conocemos nada se puede deducir con certeza y seguridad, no sólo acerca de la invención misma de la escritura alfabética, sino ni siquiera acerca de los primeros pueblos que usaron de ella. Entre los griegos y romanos parece que se atribuia a los fenicios el primer uso de la escritura fonográfica, a juzgar por el siguiente pasaje de Lucano: Phoenices primi, faeme si creditur, ausi-Mansuram rudibus vocem signare figuris.}

Escolio

Para formar ideas exactas acerca de la naturaleza del verbo, como elemento importante de la oración gramatical, conviene tener presente que el verbo sum, es, que según algunos constituye el único verbo, tiene dos significaciones muy diferentes. Unas veces significa la existencia objetiva de una cosa, y equivale al castellano existir, como cuando decimos: el mundo es, es decir, existe realmente. Otras veces solo significa y expresa la relación entre un predicado y un sujeto, como cuando decimos: el mundo es admirable. La primera se llama significación absoluta del verbo citado: la segunda, significación relativa y también copulativa.

Toda esta filosofía es fundamento de la Suma Teológica de Santo Tomás, que puede encontrar resumida, en tan sólo 338 páginas en el Catecismo de la Suma Teológica  que puede adquirir aquí mismo.