División de la causa eficiente

Las principales divisiones de la causa eficiente son las siguientes:

a) Causa primera, es la que no supone otro anterior; y causa segunda, es la que supone otra. Una y otra pueden obtener la denominación, ya en sentido absoluto, ya en sentido relativo. Dios es causa primera absolutamente, porque no presupone ninguna otra. Adán es causa primera, no absolutamente, sino con relación a la serie de hombre de este mundo. Cualquiera causa creada es segunda en sentido absoluto, porque presupone la causalidad de Dios como causa primera: el hombre A, es causa segunda en sentido relativo, porque presupone, no sólo la causalidad de Adán, sino la del hombre B.

b) Causa principal, es la que obra o produce un efecto por medio de una virtud que le es connatural y permanente, como es el calor respecto del fuego, la inteligencia o razón respecto del hombre; de donde podemos inferir que éste y el fuego [85] son causas principales de tal raciocinio y de tal combustión respectivamente. Causa instrumental, es la que influye en el efecto en fuerza de la moción o virtud transeúnte recibida de la causa principal, como sucede en el pincel con relación a la pintura.

c) Causa per se, y causa per accidens o accidental. La primera produce el efecto intentado por ella, bien sea con intención propiamente dicha, como sucede en los agentes intelectuales, bien sea con la intención instintiva y predeterminada por el Autor de la naturaleza; el fuego es causa per se de la combustión, el pintor es causa per se del cuadro. La segunda tiene lugar cuando se produce un efecto fuera de la intención natural o voluntaria del agente. Cuando el fuego quema un edificio, y el sitio que ocupaba se convierte después en una plaza, la destrucción de la casa es efecto per se del fuego, la plaza es efecto per accidens. Lo que se llama fortuna, casualidad, hado, &c., son efectos per accidens con relación a alguna causa, aunque siempre proceden per se de alguna otra.

d) Causa libre es la que obra por elección y previo conocimiento del efecto con facultad e indiferencia para poner o no poner la acción, o al menos, el témino de la acción. El movimiento del brazo procede libremente del hombre: el mundo actual es un efecto libre de Dios, porque su acción creatriz, aunque necesaria en cuanto identificada con la esencia divina, es libre por parte del término, según que puede tener por término y objeto la existencia o la no existencia del mundo.

Necesaria se dice aquella causa que obra por y con determinación necesaria de la naturaleza o ser operante, sin elección y sin diferencia ad oppositum, como el fuego respecto de la combustión.

e) Causa total, que también se dice adecuada, es la que no necesita del concurso o cooperación de otra causa eficiente para producir el efecto, como Dios respecto de la producción del mundo, el hombre respecto de una estatua. Obsérvese no obstante, que solo Dios es causa total en sentido absoluto; pues todas las demás causas, aunque totales en su género o [86] en el orden de causas segundas, son parciales con relación a Dios, sin cuyo auxilio y moción previa, ningún efecto pueden producir. De lo dicho se deduce que si la causa produce un efecto mediante el concurso o cooperación de otra causa del mismo orden, o sea en el orden de las causas segundas, será parcial o inadecuada, como si un caballo arrastra o mueve un carruaje con la cooperación de otros.

f) Cuando la virtud activa de una causa es tan universal y extensa que influye en la producción de efectos diferentes en especie, como el sol que influye en la producción respecto de las plantas y animales, suele apellidarse universal y también equívoca: cuando por el contrario, la virtud o eficacia de la causa eficiente sólo se extiende a la producción de efectos semejantes en especie a la causa, ésta se llama particular y también unívoca.

g) Causa física es la que influye y determina la existencia del efecto por medio de una acción física y que se refiere inmediatamente al efecto. La causa moral influye en la producción del efecto por medio de una acción del orden intelectual, acción que no se termina o dirige inmediatamente al efecto, sino al agente o causa física; de donde resulta que esta causalidad sólo tiene lugar en los efectos y causas pertenecientes al orden intelectual. El pintor es causa física del cuadro; el que mandó o aconsejó al pintor que hiciera este cuadro o pintura, es su causa moral.

Para complemento de esta clasificación de la causa eficiente conviene observar: 1º que lo que suele llamarse causa removens prohibens, como el que corta la cuerda que sostiene la lámpara, se dice causa removens prohibens de la caída de ésta, porque más bien que verdadera causa eficiente, es ocasión, o si se quiere, causa ocasional del efecto: 2º que el instrumento no debe confundirse con el medio; porque al primero corresponde el verdadero influjo y cooperación activa en el efecto, y por consiguiente entra el orden de las causas eficientes, al paso que el medio, en cuanto tal, no encierra verdadera eficiencia y causalidad, como se ve en el tubo que sirve de medio para conducir el agua y regar la tierra: 3º tampoco debe atribuirse [87] causalidad eficiente a la condición sine qua non; la proximidad de la madera al fuego, no es causa de la combustión, y sí solamente una condición sine qua non de la misma.

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