Revista Roma N° 111/112 – Diciembre de 1989
¿QUÉ ES EL LEFEBVRISMO?
Hno. Miguel Angel

Ayer

Monseñor Fellay

Cardenal Lienart, masón de grado 31, que confirió el orden sacerdotal a Lefebvre.

Dada la importancia que ha adquirido la figura del obispo francés, Mons. Marcel Lefebvre, y el sorprendente crecimiento del movimiento que lo sigue, se hace necesario saber si el lefebvrismo como posición religiosa que dice defender la Tradición de la Iglesia Católica, es en verdad católico, es decir tradicionalista.

Si es católico, hay que apoyarlo. Si no lo es, se hace necesario rechazarlo y combatirlo en defensa de la integridad de la Fe. “Si alguno anatematiza a Arrio, Eunomio, Macedonio…, juntamente con sus impíos escritos, Y A TODOS LOS DEMÁS HEREJES, condenados por la santa Iglesia Católica y Apostólica…, y a los que han pensado y piensan como los antedichos herejes y que permanecieron hasta el fin en su impiedad, ESE TAL SEA ANATEMA”. Así sentencia el Canon 11 del I Concilio de Constantinopla (D. 223).

No es posible por tanto adoptar una posición de indiferencia frente los herejes y a las herejías. La Fe católica nos impone la grave obligacón moral de acatar las definiciones y las condenas de la Iglesia, y no sólo eso, sino también de condenar y rechazar lo que Ella condena y rechaza.

¿Es realmente católico Mons. Lefebvre? San Bruno, Obispo de Segni, enseña que “SOLAMENTE SON CATOLICOS LOS QUE NO SE OPONEN A LA FE Y A LA DOCTRINA DE LA IGLESIA. Y, por el contrario, son herejes, los que se oponen obstinadamente a la fe y a la doctrina de la Iglesia Católica”. (Carta al Papa Pascual II. Cfr. ROMA, n° 96, pág. 33).

¿Quién se opone a la fe y a la doctrina de la Iglesia Católica? Sólo quien la niegue, rechace o contradiga toda entera? El Papa León XIII en su encíclica «Satis Cognitum nos da la respueta. Nos dice que los herejes de todos los tiempos, no negaron o abandonaron «seguramente, toda la doctrina ctólica, sino solamente tal o cual parte, y, sin embargo, ¿quién ignora que fueron declarados herejes y arrojados del seno de la Iglesia?». Nos dice que la Santa Iglesia en su esfuerzo por «conservar del modo más perfecto la integridad de la fe», «ha mirado como a rebeldes declarados Y HA EXPULSADO DE SU SENO A TODOS LOS QUE NO PIENSAN COMO ELLA SOBRE CUALQUIER PUNTO DE SU DOCTRINA». Nos recuerda que la costumbre constante de la Iglesia, «suiragada por ei juicio unánime ue ios Santos Padres, ha sido y es considerar como EXCLUIDO DE LA COMUNIÓN CATÓLICA Y FUERA DE LA IGLESIA A TODO EL QUE SE SEPARA EN LO MÁS MÍNIMO DE LA DOCTRINA propuesta por ei magisterio auténtico.

El Papa Benedicto XV, nos aclara por que no es necesario negar toda la doctrina católica completa para dejar de ser católico, sino que basta tan sólo negarla en algún punto. Nos dice que …»La fe católica es de tal ídole y naturaleza, que nada se le puede añadir ni quitar. O SE PROFESA POR ENTERO O SE RECHAZA POR ENTERO: esta es la fe católica, sin cuya fiel y firme profesión no se puede lograr ia salvación» —simbolo Atanasiano—… . (“Ad Beatissimi», punto 18, BAC., tomo 174, pag. 456).

Respalda lo anterior la profesión de fe del Papa San Hormisdas, a los obispos de España, en la que leemos:

‘»Primordial salud es guardar ia regla de la recta fe Y NO DESVIARSE MODO ALGUNO de las constituciones de los Padres…, pues en la Sede Apostólica se conservó siempre inmaculada la religión católica. NO QUERIENDONOS SEPARAR UN PUNTO DE ESTA ESPERANZA Y DE ESTA FE, y siguiendo las constituciones de los Padres, ANATEMATIZAMOS TODAS LAS HEREJÍAS …” (D. 171).

Hecha esta introducción doctrinal, pasemos a demostrar la posición del obispo francés y su movimiento; utilizaremos básicamente 4 documentos: Las “Reilexiones sobre la suspensión ‘a divinis’ «, que emitió el 29-7-1976 desde Ecône; una conferencia que dictó ante sus seminaristas, el 18-9-1976, en Ecône; la narración de su entrevista en Roma con “Paulo VI” y su carta a sus futuros obispos de fecha 29-8-1987.

1. “REFLEXIONES SOBRE LA SUSPENSION ‘A DIVINIS’ ”

En ese documento Mons. Marcel Leíebvre comenta sobre la privación de sus derechos sacerdotales por la suspensión “a divinis» de que fue objeto bajo “Paulo VI”, y en sus partes más importantes dice: “¿Qué podría ser más claro? Debemos de aquí en adelante obedecer y ser fieles A LA IGLESIA CONCILIAR, no más a la Iglesia Católica. Precisamente, ahí está nuestro problema: Estamos suspendidos ‘a divinis’ por la Iglesia Conciliar y para la Iglesia Conciliar A LA QUE NO TENEMOS DESEOS DE PERTENECER.

“ESTA IGLESIA CONCILIAR ES UNA IGLESIA CISMÁTICA porque rompe con la Iglesia Católica que siempre ha sido. ESTA IGLESIA CONCILIAR tiene sus nuevos dogmas, su nuevo sacerdocio, sus nuevas instituciones, su nuevo culto, TODO ELLO YA CONDENADO, POR SIEMPRE, POR LA IGLESIA CATÓLICA EN MUCHOS DOCUMENTOS OFICIALES Y DEFINITIVOS”.

“Esto es por lo que LOS FUNDADORES DE LA IGLESIA CONCILIAR tanto insisten en la obediencia a la Iglesia de hoy, prescindiendo de Iglesia de ayer como si ya no existiera más”.

«ESTA IGLESIA CONCILIAR ES CISMÁTICA, porque ha tomado para sus nuevos principios, bases opuestas a las de la Iglesia Católica: tales como el nuevo concepto de la Misa expresado en el número 5 del Prefacio (el decreto) Missale Romanum y 7 de su primer capítulo, que da a la asamblea una regla de sacerdocio que no puede ejercitar; como por ejemplo el natural —que es decir divino— derecho de cada persona y de cada grupo de personas a la libertad religiosa”.

«Este derecho a la libertad religiosa ES BLASFEMO, porque atribuye a Dios propósitos que destruyen Su Majestad, Su Gloria, Su Reinado…»

«LA IGLESIA QUE AFIRMA TALES ERRORES ES ASÍ CISMÁTICA Y HERÉTICA. ESTA IGLESIA CONCILIAR, por consiguiente, NO ES CATÓLICA. Por donde quiera que se extiendan, Papa Obispos, sacerdotes o fieles ADHERIDOS A ESTA NUEVA IGLESIA, ELLOS MISMOS SE SEPARAN DE LA IGLESIA CATÓLICA. Esta Iglesia de hoy, sólo será la Iglesia verdadera si sigue siendo una continuación y formando un mismo cuerpo con la Iglesia de ayer y la de siempre. La forma de la Fe Católica es la Tradición. Por consiguiente, la demanda de Su Eminencia Mons. Benelli es entonces, ilusionismo: sumisión a la Iglesia Conciliar, a la Iglesia del Vaticano II, A LA IGLESIA CISMÁTICA. Por nuestra parte nosotros perseveramos en la Iglesia Católica.

+ MARCEL LEFEBVRE, Ecône 29-7-1976 [1]

Como se ve, Mons. Lefebvre, en plena conciencia de lo que decía, denunció el carácter CISMATICO Y HERETICO de la nueva iglesia del llamado “Vaticano II”. Claramente dijo que TODOS los que están adheridos a ESTA IGLESIA CISMÁTICA, ESTÁN FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA. Dijo en otras palabras que ESTA IGLESIA NO ES CATÓLICA luego los que militan en ella tampoco son católicos: SON CISMÁTICOS Y HEREJES. Lo dijo claramente. Y esto está perfectamente de acuerdo al dogma y a la doctrina canónica de la Iglesia Católica.

Sin embargo, en medio de ese arrebato de ortodoxia, aparece la equívoca mentalidad de Mons. Lefebvre, cuando dice: “ESTA IGLESIA DE HOY (o sea la IGLESIA CISMÁTICA Y HERETICA del “Vaticano II») solo será la Iglesia verdadera si sigue siendo una continuación y formando un mismo cuerpo CON LA IGLESIA DE AYER Y LA DE SIEMPRE» o sea con la Iglesia Católica.

Católicamente hablando: ¿Es posible que una iglesia anticatólica esencialmente, es decir CISMÁTICA Y HERETICA, sea “la Iglesia verdadera si sigue siendo” continuación y un mismo cuerpo con la Iglesia Católica? ¿Cómo es posible que una iglesia anti-católica SIGA SIENDO católica continuando y formando cuerpo católico? ¿No se entiende que una “nueva iglesia” cismática, es decir SEPARADA de la Católica, o sea una secta, deberá abjurar de todos sus errores y por tanto desaparecer como iglesia, para que sus seguidores RETORNEN a la Iglesia Católica? Lo contrario significaría que la iglesia cismática organizada y sin dejar su organización se inserte en la Católica conservando toda su estructura jerárquica CATOLICAMENTE INVALIDA. Y, esto es imposible. La afirmación de Lefebvre es pues equívoca; “como gota de veneno” corrompe la pureza de su exposición. Veremos más adelante como este error se hace más notorio.

2. CONFERENCIA A SUS SEMINARISTAS DE ECÓNE

Lefebvre el 18-9-1976 se dirige a sus seminaristas de Ecóne explicándoles sobre su “suspensión a divinis” por haber ordenado sacerdotes lefebvristas el 29 de junio, y les dice que escribió una carta de respuesta “al Santo Padre”, diciéndole que pensaba que no podía colaborar con la obra que se realizaba actualmente EN LA IGLESIA, esa obra de destrucción, y le suplicaba “en nombre de los católicos …” que devolviera el derecho público de la Iglesia con el reinado de Cristo; que devolviera “la Biblia de siempre”; que devolviera el culto latino de siglos “dogmático y jerárquico”; que devolviera el catecismo tridentino, para poder “reconstruir la Iglesia”.

En julio del 76 sostiene Lefebvre que aquella iglesia que tiene nuevos dogmas, nuevo sacerdocio, nuevas instituciones, nuevo culto, etc., la iglesia nueva del “Vaticano II”, NO ES LA IGLESIA CATÓLICA. En octubre del mismo año, a escasos poco más de 2 meses, le escribe al jefe de esa IGLESIA CISMÁTICA Y HERETICA, para decirle que no pude colaborar con la obra de destrucción que estaba realizando “EN LA IGLESIA”. ¿En qué Iglesia? ¿En la cismática y herética? Que se sepa, absolutamente nadie le quitó a la Iglesia Católica su derecho público, su Biblia, su culto, su catecismo, etc., etc. EN LA IGLESIA CATOLICA, los que no nos adherimos a la iglesia cismática con su “Papa”, obispos, sacerdotes y fieles auto-excomulgados, seguimos teniendo nuestro derecho, nuestra Biblia, nuestro culto, nuestro catecismo, estrictamente como los han conservado 261 Papas incluido San Pedro y hasta el último de ellos, Pío XII, con 20 Concilios dogmáticos incluido el Vaticano de 1869-70. Absolutamente para nosotros NADA HA CAMBIADO en el seno de la Iglesia que militamos: la Iglesia Católica.

Nuestra Iglesia, institución divinamente establecida, sigue siendo la misma de siempre. Han sido OCUPADOS sus edificios desde el Vaticano hasta casi la última Parroquia y templo, por los CISMÁTICOS Y HEREJES modernistas adheridos a la “iglesia Conciliar”, de la que él mismo habla. La parte HUMANA de la Iglesia herida por el cisma y la herejía ABANDONO el Cuerpo místico de Cristo con su “Papa” a la cabeza, seguido de obispos, sacerdotes y fieles. Es esta OCUPACION física la que da ante el mundo LA ILUSIÓN diabólica de que la Iglesia de Cristo dejó de ser «la de antes» y se convirtió en «la de hoy», o sea que dejó de ser católica. Y esa ilusión diabólica, ha sido alentada por el lefebvrismo, como si la Iglesia de Cristo fuera susceptible de haber sido hecha por su Fundador PURA Y SIN MANCHA NI ARRUGA. para terminar impura, manchada y arrugada. Esta concepción de BLASFEMA y ofende gravemente a Cristo.

Mons. Lefebvre continúa y dice que SU “Santo Padre” le respondió pidiéndole cambiar de actitud y dejar de oponerse al “concilio que fue admitido por él mismo”. O sea que SU “Santo Padre” con eso le daba una prueba fehaciente y suficiente de su PERTINACIA en el error, es decir de su situación notoria de cismático y hereje, y sin embargo Lefebvre continuaba buscando su aprobación, ADHERIDO A EL. Olvidaba así |o que él mismo había dicho el 29 de julio sobre la auto-excomunión por adhesión..

Cuenta que fue buscado por un sacerdote (Don Domenico Bellartre, que por encargo del arzobispo montiniano de Chieti, le ofrecía una entrevista con SU “Santo Padre” en Roma. Acepta y después de ir a Fanjeaux va a Roma. Don Domenico le pide unas letras pidiéndole a SU «Santo Padre”audiencia, y confiesa que escribió estas líneas:

«Santísimo Padre, os expreso mi profundo respeto y si eventualmente mis expresiones, mis palabras o mis escritos, han podido apenaros lo lamento, lo lamento vivamente, y siempre me sentiré muy feliz de poder encontrarme con vos, de tener una audiencia con vos”.

En otras palabras: Lamenta que sus expresiones, palabras y escritos «defendiendo la Tradición”, “apenen” a SU “Santísimo Padre” CISMÁTICO Y HEREJE según él mismo. ¿Podrá ignorar el obispo francés que la Doctrina de la Tradición católica, establece clara y definítivamente que los herejes, cismáticos y apóstatas, al estar FUERA DE IGLESIA, CARECEN EN ABSOLUTO DE AUTORIDAD DENTRO DE ELLA? Así lo dice la Bula INFALIBLE del Papa Paulo IV “Cum Ex Itolatus Officio”, el Jus Canonicum de Wernz Vidal, los Cánones 188, 2314 del Derecho Canónico vigente (el de 1917). ¿Por qué “ignora” esto Lefebvre? ¿Por qué no aplica esta doctrina, en vez de su simple y OPINIÓN personal sobre el HEREJE pero “Papa”? ¿Por qué separa to dogmático de lo disciplinario, inventando una disciplina al margen del dogma?

Se produce al fin la audiencia de Mons. Lefebvre con SU “Santísimo Padre», Leamos en sus palabras: “Como se lo dije al Santo Padre: «En la medida en que os apartáis de vuestros predecesores ya no podemos seguiros.» Es evidente. No somos nosotros los que nos apartamos de sus predecesores. Cuando le dije: «Pero mirad los textos sobre la libertad religiosa, dos textos que se contradicen formalmente, palabra por palabra; y textos importantes, DOGMATICOS: el de Gregorio XVI y el de Pío IX, Quanta Cura, y el esquema sobre la libertad religiosa, PALABRA POR PALABRA SE CONTRADICEN. ¿Qué hay que elegir?”.

“—«¡Ah! DEJE ESAS COSAS, NO ENTREMOS EN DISCUSIONES» ME CONTESTO EL SANTO PADRE”.

Luego: Lefebvre sabe perfectamente que “Paulo VI” era un HEREJE modernista al que poco le importaba el asunto DOGMÁTICO planteado en esa ocasión. Note además el lector el equívoco planteo lefebvrista a “Paulo VI”: Le dice que en la medida que se aparte “de sus predecesores” no le puede seguir. ¿En qué medida? O, ¿cuál es esa medida según el lefebvrismo? Resulta que Lefebvre denuncia a toda la iglesia “conciliar” dirigida por “Paulo VI”, como cismática y herética, y más adelante le habla de una “medida” dogmática y canónicamente inexistente: Se cae en herejía y cisma, IPSO FACTO se SALE de la Iglesia y se pierde automáticamente toda autoridad, SIN NECESIDAD DE “NINGUNA INSTRUCCIÓN DE DERECHO O DE HECHO” (Bula de Paulo IV).

Sigue Lefebvre su narración y cuenta: “Desgraciadamente debo decir que esa conversación con el Santo Padre me dejó una impresión bastante penosa. Porque justamente tenía la impresión de que lo que él defendía era su persona: «Usted está contra mí. —Yo no estoy contra vos, estoy contra todo lo que nos separa de la Tradición, estoy contra lo que nos arrastra hacia el protestantismo, hacia el modernismo». Se tenía la impresión de que reducía todo el problema a su persona. No es la persona, no es a monseñor Montini a quien miramos, pero sí en él al sucesor de Pedro. Y como sucesor de Pedro, debe transmitirnos la fe de sus predecesores. En la medida en que no nos transmite la fe de sus predecesores, ya no es el sucesor de Pedro. Entonces se con­vierte en una persona que se separa de su cargo que reniega de su cargo, que no cumple con su cargo. Y en eso NO PUEDO HACER NADA, no es mi culpa…. ”.

Se ve que Lefebvre sabe muy bien que la no transmisión de la fe católica, separa de Pedro y DEL CARGO JERÁRQUICO. Pero se resiste a hablar claramente de Sede Vacante. Prefiere la ILUSION diabólica de no aparecer como cismático, cuando YA LO ES EN REALIDAD. Por eso dice que “NO PUEDE HACER NADA”. Si fuera católico sabría que ante esta situación NO HAY OTRA COSA QUE HACER: ROMPER PUBLICA Y TOTALMENTE CON LA “IGLESIA CONCILIAR” CISMATICA Y HERETICA, y con el hereje y cismático que la encabeza con el título apropiado arbitrariamente de “Papa”.

Finalmente sopesemos católicamente esta narración de Lefebvre al terminar su audiencia: “Cuando el Santo Padre me dijo: «Pero en fin, en el interior de usted mismo, ¿no siente algo que le reprocha lo que está haciendo? Hace un escándalo dentro de la Iglesia, enorme, enorme. ¿No hay algo en su conciencia que se lo reprocha?». Le contesté: «No, Santo Padre. De ninguna manera». Me dijo: «¡Ah, entonces usted es un inconsciente!». Le contesté: «¡Tal vez!». No podía decir lo contrario”.

¿No se dio cuenta Lefebvre de que esas preguntas y esa respuesta del cismático y hereje Juan Bautista Montini, probaban UNA VEZ MAS su pertinacia, su obcecación diabólica en el error? Según parece no se dio por enterado, y en vez de SALIR “de en medio de ellos” y apartarse, como manda Dios por medio de San Pablo en 2 Cor. 6:17, prosiguió con su empeño de diálogo y aprobación [2].

3. “LA IGLESIA NUEVA”

Cuando uno lee el libro “CARTA A LOS CATOLICOS PERPLEJOS”, de Mons. Lefebvre, o “¿LA IGLESIA DE JUDAS?” de Bernard Fay, encuentra en sus páginas tal cantidad de informaciones sobre hechos y personajes teológicamente monstruosos, que la iglesia del “Vaticano II» en cuyo seno se producen y conviven se presenta a los ojos menos doctrinalmente prevenidos, como iglesia del Anticristo; “la abominación del asolamiento ” del que habla el» profeta Daniel en el Antiguo Testamento. Nada de esto sin embargo influyó en el movimiento lefebvrista ni en su fundador y jefe para acatar con verdadera humildad la voluntad de Dios: “salid de en medio de ellos…”, “Y YO OS RECIBIRE.. .” Cor. 6:17,18), lo cual implica inequívocamente, que quien no sale de medio de esa iglesia de la “abominación desoladora”, NO SERA RECIBIDO POR DIOS, porque no se hace teológicamente hijo adoptivo del Padre.

Vamos ahora a comentar otra exposición pública de Mons. Lefebvre en las páginas de su libro “La Iglesia Nueva”[3].

¿Es posible, sin renunciar a la Doctrina Tradicional, desear estar «enteramente sometidos”, seguir “en todo” y “no hacer reserva alguna” sobre la persona de quien se sabe que es cismático y hereje? ¿Es siquiera racional, acusar públicamente a alguien de hereje y cismático, para después confesarle a ese mismo desviado de la fe el deseo de querer seguirle en todo? Esto es inadmisible. Este servilismo no puede tener otro origen que el Demonio en tiempos de apostasía universal. Sería explicable que diga esto un seglar ignorante en teología, pero jamás obispo. Lo peor de esto es que implica rechazo y desobediencia de lo que contra esa actitud manda Dios en la Sagrada Escritura: “… os intimamos, …, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de cualquiera de entre vuestros hermanos que proceda desordenadamente y no conforme a la tradición que ha recibido de nosotros” (2 Tes. 3, 6).

Lefebvre habla de un “desquicio que se ha producido en la Iglesia”, es decir una descomposición de la Iglesia, lo cual es imposible en Ella institución divina. Sólo considerando a la Iglesia como sociedad puramente humana, se podría hablar así. La Iglesia como institución divina, no admite en su interior ningún desquiciamiento, pues San Pablo enseña que Cristo la santificó llenándola de gloria, SIN MACULA, NI ARRUGA, NI COSA SEMEJANTE, siendo SANTA E INMACULADA” (Ef. 5, 26-27). Si los hombres que la componen humanamente son suceptibles de desquiciarse mediante el error, al hacerlo se expulsan ellos mismos de su seno. Una Iglesia desquiciada y en cuyo interior se acumulan ruinas, no es la Iglesia de Cristo. Y creo que esta no es simple opinión personal, sino Tradición catóüca. Lefebvre vuelve una vez más con esto a confundir iglesia del “Vaticano II”, desquiciada y ruinosa por no ser la de Cristo, con Iglesia Católica.

La persecución tenaz de que han sido objeto los sacerdotes (y religiosas) por parte de la jerarquía cismática en muchos países, arrojados incluso de sus Parroquias por negarse a abandonar la Santa Misa y adoptar la cena luterana de “Paulo VI”, con los ejemplos que Mons. Lefebvre puso ante el propio Montini, recuerda una de las profecías de Daniel en el A.T.: “…, y he aquí que aquella asta hacía guerra contra los santos, y prevalecía sobre ellos, …”. (Dan. 7, 21).

Ante la acusación de Montini de no formar buenos sacerdotes, Lefebvre defendiéndose vuelve a confirmar su “hereticismo” —como dice Homero Johas—. Da al hereje y cismático mayor de la “iglesia conciliar” a la que él “no desea pertenecer”, la jerarquía de Papa, en flagrante contradicción con lo que establece el Derecho Canónico (Cánones 188, 2314), la Bula “Cum Éx Apostolatus Officio” de Paulo IV y el Jus Canonicum.

Sugiere Lefebvre a Montini, que en el seno de su iglesia cismático-herética, como “solución” les diga a sus obispos herejes que en sus cismáticas diócesis “reciban fraternalmente” “con comprensión y caridad” “a todos esos grupos tradicionalistas” que quieren conservar el catecismo con la fe “como antes”. Lefebvre con esta “solución” se pone notoriamente contra Dios. Dios manda a los que cumplen su voluntad como hijos suyos, APARTARSE de los que enseñan, pregonan, difunden y defienden una doctrina que no viene a través de los Apóstoles por la Tradición (Tito 3,10; Gál. 1,8; 2 Tes. 3,6).

Lefebvre contra lo que manda Dios en la Sagrada Escritura, sugiere que los tradicionalistas, —de los cuales él niega rotundamente ser el jefe, porque en realidad no lo es—, seamos recibidos por los obispos herejes en sus diócesis cismáticas “con comprensión” por “caridad”. Según esto la herejía y el cisma deben tolerar a la Verdad católica; el hereje y cismático debe permitir “por caridad” al católico en el seno de su secta. Esto es totalmente inaudito y diabólico. Lefebvre sin ser nuestro jefe pide al hereje mayor que nos permita uncirnos al yugo de los infieles que dirige (2 Cor. 10,14), contra lo que PROHIBE Dios en el N.T. Lefebvre concede a la herejía y al cisma los derechos de la Verdad y PIDE para la Verdad católica la tolerancia infiel. Convierte el error en “verdad” y la Verdad en “error”.

Le dice a Montini que les diga a sus obispos que nos reciban a los tradicionalistas; que nos den lugares de culto; que arreglen con nosotros para que podamos rezar en relación íntima con ellos. ¿No sabe Lefebvre que los católicos no mendigamos “lugares de culto” a los herejes?, porque ¿qué consonancia puede haber “entre el templo de Dios y los ídolos»?; ¿qué compañía “entre la luz y las tinieblas”, entre “el fiel y el infiel?; “¿O qué concordia entre Cristo y Belial?” (2 Cor. 6,14-16).

Lefebvre sugiere a Montini como “solución” que diga a sus obispos que nos den un lugar en sus “locales de culto”, que es en lo que al estilo protestante han convertido con su falsa “misa” luterana nuestros templos —antes católicos— que arbitrariamente ocupan. Sugiere Ion católicos —a los que él NO REPRESENTA— compartamos con herejes celebrando la Santa Misa en sus LOCALES. ¿Se podrá suponer que el obispo cismático francés, no haya leído a San Pablo que dice: «… las cosas que sacrifican los gentiles las sacrifican a los demonios, Y NO A DIOS. Y no quiero que tengáis ninguna sociedad ni por sombra, con los demonios; no podéis beber el cáliz del Señor, y el de los demonios; no podéis tener parte en la mesa del Señor, y en la mesa de los demonios”?; y añade luego San Pablo; “¿Por ventura mos irritar con celos al Señor?” (1 Cor. 10,20-22).

Como se ve, Lefebvre irrita “con celos al Señor”, sugiriendo la solución de que los católicos cenemos en la mesa de los demonios. El “católico» el obispo, el sacerdote, con la conciencia “despedazada” por los excesos, los abusos, los errores del “vaticanismo II”, hace de cuenta que no leyó a San Pablo en Corintios; que no leyó las prohibiciones canónicas sobre culto [4]:

Canon 2316 del D.C.: “Es sospechoso de herejía el que espontáneamente y a sabiendas … participa in divinis con los herejes, un contra de lo que prohíbe el canon 1258”.

Canon 1258: “No es lícito a los fieles asistir activamente o tomar parte, de cualquier modo, en las funciones sagradas de los acatólicos”.

Decreto de 1889 de la Santa Sede: “Está prohibido rezar, cantar, tocar el órgano, EN UN TEMPLO HERÉTICO O CISMÁTICO, asociándose a los fieles que celebran su culto, aunque los textos del canto y oraciones sean ortodoxos”.
«No es lícito celebrar la Misa en los templos de los herejes o de los cismáticos, aunque en otro tiempo (perteneciendo a los católicos) hubieran sido legítimamente consagrados o bendecidos (can. 823, n° 1)”.

¿Qué fuente doctrinaria TRADICIONAL puede argüir Mons. Lefebvre para justificar su escandalosa, ofensiva, blasfema, e injuriosa «solución»? El propone “relación íntima” con los obispos cismático-heréticos del “Vaticano II” contra San Pablo que inspirado por Dios manda lo contrario: “Y os ruego, hermanos, que os recatéis de aquellos que causan entre vosotros disensiones y escándalos, ENSEÑANDO CONTRA LA DOCTRINA que vosotros habéis aprendido; Y EVITAD COMPAÑÍA PUES LOS TALES NO SIRVEN A CRISTO SEÑOR NUESTRO, SINO A SU PROPIA SENSUALIDAD; y con palabras melosas, y con adulaciones, seducen los corazones de los sencillos”. (Romanos 16: 17,18). Por tanto si “Paulo VI” reducía el problema a defender su persona, está claro que era de los “que no sirven a Cristo Nuestro Señor”.

Sigamos notando la inaudita posición de Lefebvre. Cuenta que le dijo a “Paulo VI”: “No tenéis más que decir una palabra a los obispos Y TODO VUELVE AL ORDEN Y NO TENEMOS NINGUN PROBLEMA MAS DESDE ESE MOMENTO. LAS COSAS VOLVERAN AL ORDEN”.

¿Lefebvre olvida de improviso que la persecución y expulsión de sacerdotes y religiosas de sus parroquias y casas, por negarse a abandonar el catecismo de la Fe católica, la Santa Misa, el hábito católico, es cuestión de DOGMA? Pone a un lado el DOGMA y propone el acomodo servil. ¿No le interesa ni le importa que Dios desde la Sagrada Escritura llame INMUNDICIA a todo lo que es error teológico (2 Cor. 6:17)? Pone a un lado los gravísimos pecados de herejía y cisma que pesan —recordados por él mismo—, sobre el episcopado y sacerdocio de la “iglesia conciliar”, y dice que si esos herejes reciben con comprensión y “caridad” a los “tradicionalistas”, “todo vuelve al orden y no tenemos ningún problema más desde ese momento”. Quiere decir que lo que a él en realidad le importa, no es la Fe ni la Tradición. Lo que pretende y quiere, es lograr ubicación pacífica en el seno de la “iglesia conciliar”, de manera que junto y en concordia con el culto a los demonios —según San Pablo—, los lefebvristas celebren ilícitamente, es decir sacrílegamente la Santa Misa tridentina. Pide pues permiso para PROFANAR él mismo, hacer profanar con sus “buenos sacerdotes”, la Misa católica en “locales de culto” herético-cismáticos.

Dice que así “las cosas volverán al orden”. O sea que, para Mons. Lefebvre el orden teológico está en que a través de la convivencia pacífica del fiel con el infiel, “uncidos en yugo” eclesial, se den la mano la justicia con la injusticia, se hagan compañía la luz con las tinieblas, y entren en concordia Cristo con Belial haciendo finalmente que el templo de los ídolos sirva también como templo de Dios. Lefebvre renuncia públicamente con esto a cumplir la voluntad de Dios: lo que Dios prohíbe, Lefebvre públicamente lo aprueba y propone como solución en los últimos tiempos.

Dice también que le dijo a Montini: “en cuanto al seminario, tampoco tendré NINGUNA DIFICULTAD EN IR A ENCONTRAR A LOS OBISPOS Y PEDIRLES LA IMPLANTACIÓN DE MIS SACERDOTES EN SUS DIÓCESIS Y LAS COSAS SE HARÁN NORMALMENTE”. Es decir: Lefebvre cree normal que bajo los mismos obispos herejes y cismáticos, sus sacerdotes mancillen la Santa Misa en armonía con los que celebran la cena luterana de “Paulo VI”. Y cree que ese “orden” puede ser “normal” “en la Iglesia”. No ve, por tanto, nada mal que sus “buenos sacerdotes” lefebvristas convivan pacíficamente con los “sacerdotes” del “Vaticano II” que él mismo calificó con el epíteto de BASTARDOS.

Para Lefebvre la Tradición no es más que una “experiencia” que insiste en realizar en el seno de la iglesia a la que en realidad está adherido. No quiere darse cuenta que con sus propias declaraciones, se demuestra que él está FUERA DE LA IGLESIA CATÓLICA por su adherencia a una iglesia cismática. Su problema de ACOMODO en ella, le crea una situación anómala. Por eso propone su “solución” ANTI-CATÓLICA y le expresa a “Paulo VI” su interés “EN VOLVER A LA RELACIÓN NORMAL Y OFICIAL con la Santa Sede, con las «congregaciones»…, NO PIDO MAS QUE ESO”, sostiene antes de narrar la respuesta desviante de SU “Papa”.

Aquí vemos con más claridad la errónea posición lefebvristaSabe que esa “Santa Sede” y esas “congregaciones” romanas, están en poder de herejes modernistas y cismáticos. No va a Roma a pedir que ellos ABJUREN de sus errores. Lo único que pide es que esos herejes y cismáticos, sin abjurar, o sea manteniéndose en sus errores y como anti-católicos permitan hacer su “experiencia”. ¡¡“NO PIDE MAS QUE ESO!!

Después de la audiencia acepta gustoso rezar bajo la “autoridad” de «Paulo VI”. En esto también obra Lefebvre contra la Fe católica, pues bajo el pontificado del Papa Pío IX el Santo Oficio estableció que “de ningún modo se puede tolerar que los fieles y eclesiásticos oren bajo la regencia de herejes o, lo que es peor, según la intención sumamente corrompida e infestada por la herejía”.

Sus contradicciones y desviaros doctrinales son notorios. Sabe muy bien que los progresistas o sea los seguidores modernistas del “Vaticano II”, no son católicos; que su religión no es católica, y sin embargo, dice: “Cuando hablé con el Santo Padre, me apoyé en efecto en el «pluralismo». Le dije: «Pero en fin, con este pluralismo actual qué costaría otorgar a los que quieren conservar la Tradición estar al menos en el mismo pie de igualdad que los otros. Es lo menos que se les puede otorgar». Le dije: «No sé si sabéis Santo Padre, que hay ahora veintitrés oraciones eucarísticas oficiales en Francia». Alzó los brazos al cielo y dijo: «¡Pero muchas más, Monseñor, muchas más!» Entonces le dije: «Pero si hay muchas más, si usted le agrega una, no veo que eso pueda ser para mal de la Iglesia...»”.

Lefebvre aquí no pide a Montini que respete los absolutos derechos de la Verdad católica emanada de la Divina Revelación. Acepta más bien, que al conjunto de “oraciones eucarísticas” que él sabe no católicas por modernistas, se le agregue “una más”, la de “la Tradición”. Con eso él puso al mismo nivel el Catolicismo y las herejías del “pluralismo” progresista.Lefebvre con todo esto NO TIENE DERECHO A LLAMARSE CATOLICO, porque “solamente son católicos los que no se oponen a la fe y a la doctrina de la Iglesia Católica” (San Bruno).

4. CARTA A SUS FUTUROS OBISPOS

La revista lefebvrista “CREDIDIMUS CARITATI” que publica su “Fraternidad Sacerdotal San Pío X” desde La Reja en Argentina, en su n° 18, de julio de 1988, publica la carta de 29-6-1987 de Lefebvre a sus 4 candidatos a obispos.

Analicemos rápidamente este nuevo texto. Lefebvre se pasa más de 20 años intentando lograr se le acepte realizar su experiencia de una “Tradición” mutilada por él en el seno de la “iglesia conciliar” a la que sin embargo dice no tiene deseos de pertenecer. Pero a la que de hecho pertenece según lo demuestran sus hechos. En tanto que insiste en su cometido de experimentar con su “Tradición” en medio del pluralismo herético —lo que desde ya es sumamente injurioso a la Fe católica en cuanto él se presenta internacionalmente como “obispo católico”— expresa su interés en volver a la relación normal y oficial “con la Santa Sede” y sus congregaciones romanas actuales. Su “Santa Sede” no le complace en lo único que pide, dejando con eso de ser ante sus ojos “Santa Sede” y se convierte “ipso facto” en “la Roma anticristo”. Dice entonces que “la Cátedra de Pedro y los puestos de autoridad de Roma”, o sea incluidas las congregaciones con las que tenía interés en relacionarse normal y oficialmente, “están ocupados por anticristos”. Se ve que para Mons. Lefebvre la Roma del “Vaticano II” con la “iglesia conciliar”, con su “Papa”, obispos, sacerdotes y fieles a ella adheridos, —o sea él mismo—, son “católicos” o no lo son según satisfagan o no lo que él pide. El decide cuándo la Roma actual es «católica” y cuándo no; cuándo quien ocupa la Silla de Pedro es Papa o es anticristo. Lefebvre piensa exclusivamente conforme a sí mismo; no conforme a la Doctrina tradicional católica como REGLA DE FE. El también, como “Paulo VI”, defiende su persona.

Dice que estos anticristos que ocupan “la Cátedra de Pedro” PROSIGUEN rápidamente su obra destructiva en el interior del Cuerpo Místico sobre todo por “la corrupción de la Santa Misa”.

Si son anticristos, es decir herejes que llevan el espíritu del anticristo en su fe y sus obras, quiere decir que están FUERA DE LA IGLESIA CATOLICA. Ninguno de ellos puede por tanto estar ocupando “la Cátedra de Pedro”. Es imposible dogmáticamente hablando que un anticristo ocupe esta Cátedra como si Dios no gobernara su Iglesia. Lo pasa es que Lefebvre confunde la estructura eclesiástica HUMANA plegada al cisma y herejía modernistas se constituyó en nueva cismática, con la Iglesia Católica.

Más adelante Lefebvre dice que “la corrupción de la Santa Misa ha traído la corrupción, del sacerdocio… ”. No es cierto. En la Iglesia Católica seguimos con la Santa Misa latina o tridentina, es decir DOGMÁTICAMENTE CATÓLICA, y por tanto con el mismo Sacerdocio de siempre. Lo que le ha dado a la Iglesia del “Vaticano II” el sacerdocio bastardo del que habla Lefebvre, es su propia “misa” o “Cena del Señor luterana impuesta por el anticristo “Paulo VI”, al que él NO DEJA DE LLAMAR “Santo Padre”.

La misma revista “CREDIDIMUS CARITATI”, n° 18, publica en penúltima página, la carta abierta de 24 lefebvristas superiores de distrito y de casas autónomas, y directores de seminarios del lefebvrismo de unos 20 países, encabezados por el Padre Franz Schmidberger, Superior General, dirigida al prefecto de la congregación de obispos de la iglesia anticristo, Cardenal Gantin.

Basta razonar con un poco de lógica, para notar que este documento tampoco es católico. Es hereticista, como dice el Dr. Homero Johas.

Le dicen al cardenal anticristo, Gantin, que la excomunión que les hace conocer a Lefebvre y Castro Mayer, “viene de una autoridad que rompe en su ejercicio con aquella de todos sus predecesores hasta Pío XII, en el culto, la enseñanza y el gobierno de la Iglesia”. Con esto le dan a entender que esa excomunión es para ellos inválida.

Si la “autoridad” que los excomulgó es nula o inválida por ser cismática, por qué el lefebvrismo se empeñó por años en querer lograr reconocimiento de esa “autoridad”?. ¿Por qué el lefebvrismo sigue defendiéndose de la acusación de cisma de esa “autoridad”, aduciendo con esas consagraciones no rompió con el “Santo Padre” y tan sólo desobedeció “por necesidad”? No hay coherencia doctrinaria, sino adaptacionismo de situación que termina mostrando sus desviaciones de la Fe católica.

Dicen que están en «plena comunión con todos los Papas…». El lefebvrismo denunciando errores, abusos, de la iglesia “conciliar” y sus “Santos Padres” SIEMPRE ha estado y sigue estando ADHERIDO doctrinalmente a ellos. Nunca quiso la ruptura total con ellos, sino su ACOMODO junto a ellos. Por eso le siguen diciendo a Gantin, que están apenados por la ceguera dureza “DE LAS AUTORIDADES ROMANAS”. ¿No dijeron acaso en líneas anteriores que la “autoridad” de esas autoridades es inválida al excomulgarlos?

Y sigue la confusión teológica del lefebvrismo: le dicen Gantin, que jamás quisieron pertenecer a la “Iglesia Conciliar” que se define o identifica por su nueva “misa”, su ecumenismo indiferentista, su laicización de la sociedad, su panteón de religiones de Asís. Le dicen que es esa “Iglesia Conciliar” (idólatra, luterana y laicista), la que excomulgó a sus nuevos obispos. Sin embargo le dicen también y después, que no piden nada mejor que ser excomulgados “del espíritu adúltero QUE SOPLA EN LA IGLESIA desde hace veinticinco años, excluidos de la comunión impía con los infieles”. Parecía que para estos “buenos sacerdotes” formados por Lefebvre, estaba claro que una es la “Iglesia Conciliar” identificada como idólatra, luterana y laicista, y otra distinta la Iglesia Católica. Ellos dicen que ese espíritu ADULTERO e impío de la “Iglesia Conciliar”, “sopla en la Iglesia desde hace veinticinco años”, y ellos quieren estar excluidos de él. Por su prurito lefebvrista antisedevacantista, estos “buenos sacerdotes” que dicen que serán “siempre fieles” a la Unica Iglesia de Cristo, “UNA SANTA, CATOLICA, APOSTOLICA Y ROMANA”, admiten que esta Iglesia a la que por siempre juran fidelidad, es actualmente una Iglesia en cuyo seno sopla un espíritu ADULTERO e impío, es decir de Apostasía teológica. Lo mismo que su jefe, Mons. Lefebvre, juran fidelidad a una Iglesia que acusan de ADULTERA.

¿De qué ortodoxia ante sus fieles hablan, si afirman ellos mismos que “no están en comunión con una iglesia falsificada, evolutiva, pentecostal, sincretista”, que con su negativa a reconocer Sede Vacante, resulta con ellos la Iglesia Católica a la que confunden con la del “Vaticano II”? ¿De qué enseñanza de la Tradición católica saca Lefebvre esa su tesis propia de que confía en que “la Sede de Pedro estará ocupada por un sucesor de Pedro PERFECTAMENTE católico” que podrá confirmar a sus obispos? Contra Lefebvre y su SECTA la Doctrina de la Tradición católica enseña que el hereje que hace de “Papa”. CARECE EN ABSOLUTO DE AUTORIDAD porque está FUERA DE LA IGLESIA, y la sede que ocupa está VACANTE hasta que se elija un sucesor LEGITIMO de San Pedro. El Card. Billot enseña que “Dios puede permitir que a veces la vacancia de la Sede Apostólica se prolongue por mucho tiemno” (Tract, de Eccl. t. I, pp. 612-635).

Lefebvre habla también de sucesor de Pedro “PERFECTAMENTE CATOLICO”, como si fuese posible un sucesor IMPERFECTAMENTE católico, que es lo mismo que decir desviado de la Fe, sea un no-católico, lo que es imposible, porque si allí donde está el Papa está la Iglesia, allí donde esta uno falso está también una falsa iglesia.

SEDE VACANTE EN LA IGLESIA

El lefebvrismo ha establecido una concepción según la cual la Iglesia es susceptible de permitir en su seno lo convivencia de los católicos con los herejes. Dentro de esta concepción particular, los lefebvristas piensan que es posible incurrir en herejía o cisma sin quedar sin embargo fuera de la Iglesia verdadera. Con esto, los gravísimos pecados de hererejía, cisma y apostasía, pecados contra el Espíritu Santo por serlo contra la Fe, quedan reducidos a simples conceptos teológicos abstractos llevados a una aplicación concreta a capricho lefebvrista. Así en el Suplemento Especial al n° 4 de su revista “IESUS CHRISTUS», de Marzo-Abril de 1989, pág. XX: “Toda deformación, todo agregado toda desviación, toda contradicción, resumiendo, toda ingerencia «personal» indebida de los Pastores, NADA DE TODO ESO PERTENECE A LA IGLESIA y sus hijos tienen el deber de no adherir si no quieren salir —esta vez sí— de la comunión con la Esposa del Verbo Encarnado.

Se nos dice en otras palabras, que si los fieles adhieren a las contradicciones, agregados, desviaciones de los Pastores, salen de la Iglesia. ¿Y los Pastores desviados siguen en la Iglesia?El pecado de desviación de la Fe, ¿no es acaso mayor en “el Pastor” que en el simple fiel? ¿Por qué el fiel que adhiere se excomulga y “el Pastor” no, y sigue siendo «Pastor”? ¿De dónde saca esto el lefebvrismo? La Doctrina de lqa Tradición no lo enseña, sino al contrario establece que quien cae en herejí, cisma y apostasía, es decir en uno de esos gravísimos pecados, queda IPSO FACTO excomulgado de la Iglesia Católica, incluso si fuese Papa.

San R. Belarmino, con todos los canonistas católicos, enseña que el Papa que cayera en herejía notoria y pública, “AUN ANTES DE LA SENTENCIA DECLARATORIA DE LA IGLESIA, QUEDA PRIVADO DE SU POTESTAD DE JURISDICCION. ..”. (De Romano Pontífice, I, II, cap. 30)

O sea que si un Papa legítimo cae en desviación de la Fe, por herejía y apostasía “reniega de Cristo y de la Iglesia verdadera” volviéndose cismático; como consecuencia INMEDIATA o sea “ipso facto”, él reniega de su cargo y se priva de la jurisdicción del mismo, como enseña el Card. Torquemada, Santo Tomás de Aquino, y con él Card. Billot, Wernz Vidal, Melchor Cano, Sylvius, Juan Driego, Pedro Ballerini…. sostienen que SON NULOS los actos jurisdiccionales de quien cayó en herejía notoria. Y esto que vale para cualquier fiel vale aún más para un Papa, Obispo, Párroco, etc., etc., que siendo legítimo se desvía de la Fe. SU CARGO QUEDA “IPSO FACTO” VACANTE.

La concepción lefebvrista muestra la gravedad de su carácter erróneo al no aceptar Sede Vacante en la Iglesia Católica, cuando Mons. Lefebvte dice que con el catecismo de siempre y la Santa Misa, en su movimiento devuelve “a la Iglesia su verdadero rostro”. Quiere decir en su movimiento la Iglesia retoma su verdadero rostro; vuelve a ser la Iglesia de siempreY lucha 20 años para conseguir que “su experimento» sea incluido en el seno de la iglesia bastarda; que sus “buenos sacerdotes” sean admitidos en las filas de los sacerdotes bas­tardos; que el catecismo tridentino, pueda también enseñarse junto a los catecismos bastardos...

En suma luchó 20 años para lograr que a través del experimento de SU “Tradición”, “la Iglesia de Cristo” ocupe un lugar en el seno de la nueva iglesia conciliar ecuménica del Anticristo. La “Iglesia” que él “reconstruye” con su movimiento, es una “Iglesia” que NO ES LA UNICA VERDADERA, sino una “Iglesia” que se aviene a compartir con todos los errores ecuménicos, sectas y falsas religiones, el templo de los ídolos y la mesa de los demonios. Lefebvre condena a Asís, pero mantiene inadvertido el espíritu de Asís…

Revista «Roma» N° 111/112, Diciembre de 1989 Pg. 83. Visto en Católicos Alerta

[1] Transcrito de «ARIETE», n° 31. Revista mejicana del Lic. Enrique Salinas de UNIÓN CATÓLICA DE TRENTO.
[2] Las citas de la indicada conferencia, corresponden al libro de Mons. Marcel Lefebvre, «LA IGLESIA NUEVA”, Edit. ICTION, Bs. As., 1983.
[3] N de R.: El autor transcribe aquí párrafos, subrayados por él, del citado libro (pp. 102-168) que por razones de espacio hemos tenido que suprimir; entendiendo que el lector de estas líneas puede acceder sin dificultad a tal documento para confrontar..
[4] Juan B. Ferreres, S. J., “Derecho Penal y Sacramental Especial”, Barcelona, 1918.