Hace aproximadamente un mes, justo antes de Pascua, Bergoglio concedió una entrevista a Eugenio Scalfari, el nonagenario periodista ateo y amigo de Bergoglio. En 2015 ya concedió otra entrevista a Scalfari en la cual negó la existencia del infierno, afirmando que la gente mala realmente no va al infierno después de morir, sino que es simplemente destruida, dejando de existir.

Scalfari publicó que este mismo comentario fue el que le hizo Bergoglio en la entrevista de 2018. Al día siguiente el Vaticano emitió una nota diciendo que lo que Scalfari había publicado no correspondía con las palabras exactas del “pontífice”. Los siempre bien pensantes conservadores del Novus Ordo lo aceptaron como un “desmentido”.

Ahora imagine que una mujer se entera de que su marido dijo: – “¡Mi mujer es una bruja!”- tras lo cual ella le pediría explicaciones y él respondería – “Bueno, no fueron exactamente esas palabras”-. Seguramente él acabaría con un sartenazo en la cabeza. ¿Por qué? Porque eso no es desmentirlo.

De la misma manera Bergoglio el único desmentido válido que podría haber hecho, es el de afirmar que dicha declaración fue una total fabricación y que nunca dijo tal cosa, ni nunca lo diría. Y debería añadir que Scalfari se comportó como un mentiroso o un demente.

Cualquiera que esté familiarizado ya sea con el catecismo de su Primera Comunión, es decir alguien de siete años de edad, sabe que la existencia del infierno es materia de Fe Católica y negarlo supone una herejía.

Por lo tanto, queda claro que Bergoglio es un hereje público y es moralmente cierto (cierto en el orden práctico) que se obstina y es pertinaz en la herejía, puesto que no puede argüir que era por ignorancia. Sería totalmente absurdo afirmar que este hombre ignora la doctrina sobre el infierno. Consecuentemente, aquél que no se da cuenta de que este hombre es un hereje público es él también un loco, intelectualmente deshonesto o vive en un mundo imaginario.

San Alfonso dice: “Si no hay infierno, entonces no hay cielo.” ¿Por qué esto? Porque ambos se fundamentan en la justicia de Dios. Igual que Dios premia los méritos del justo, también castiga los deméritos o pecados del injusto. Aún más, el infierno es eterno ya que si el pecador pudiese ser liberado algún día del infierno esto supondría que habría arrebatado la victoria final al mismo Dios.

Bergoglio también niega la inmortalidad del alma, otro dogma de la Fe Católica, ya que afirma que aquellos que son malos son aniquilados después de la muerte. Esta es otra herejía que añadir a la lista de Bergoglio.

+Mons. Donald Sanborn. 

VI A GAUTAMA BUDA EN EL INFIERNO,

DICE MONJE BUDISTA RESUCITADO

El Vaticano, es decer, la falsa iglesia católica,  ha equiparado reciente y blasfemamente a Jesús con Buda

Pero resulta que como siempre ha dicho la Iglesia el infierno sí existe, y ahora un monje budista afirma que ha visto a Buda en él, desmintiendo a Bergoglio y a sus predecesores conciliares usurpadores de la Sede de San Pedro.

 

El artículo siguiente es gentileza de Amor a la Verdad

Al rico epulón atormentado en medio de las llamas del infierno, Dios Todopoderoso no le concedió que Lázaro volviese a la vida y apareciera a sus hernanos para que no cayeran en aquél lugar de tormentos. Abrahán le dijo:¡ Que oigan a los profetas ¡ No, padre Abrahán, dijo epulón, sólo si un muerto les avisa se arrepentirán. Pero Abrahán le dijo No se arrepentirán AUNQUE UN MUERTO RESUCITE.

Dios misericordioso ha concedido lo que no concedió al rico epulón, a la ingentes masas budistas asiáticas (y de paso a nosotros también),  que uno de los suyos resucitara y les dijera lo que nunca hubieran imaginado : Los budistas, aunque lleguen a una elevada posición moral, caerán, pasada esta vida, en el infierno, en donde también yace miserablemente Gautama, el Buda a quien dan culto, desde hace siglos.

Mensaje tremendo que también se dirige a la falsa “Iglesia” conciliar y a sus atolondradas masas de seguidores. Ellos neciamente profesan las falsedades de su concilio vaticano II,

En el Budismo, según sus varias formas, se reconoce la insuficiencia radical de este mundo mudable y se enseña el camino por el que los hombres, con espíritu devoto y confiado pueden adquirir el estado de perfecta liberación o la suprema iluminación, por sus propios esfuerzos apoyados con el auxilio superior. Así también los demás religiones que se encuentran en el mundo, es esfuerzan por responder de varias maneras a la inquietud del corazón humano, proponiendo caminos, es decir, doctrinas, normas de vida y ritos sagrados.
La Iglesia católica no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de santo y verdadero. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, por más que discrepen en mucho de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres. 
Por consiguiente, exhorta a sus hijos a que, con prudencia y caridad, mediante el diálogo y colaboración con los adeptos de otras religiones, dando testimonio de fe y vida cristiana, reconozcan, guarden y promuevan aquellos bienes espirituales y morales, así como los valores socio-culturales que en ellos existen.

DECLARACIÓN

NOSTRA AETATE

SOBRE LAS RELACIONES DE LA IGLESIA
CON LAS RELIGIONES NO CRISTIANAS

Roma, en San Pedro, 28 de octubre de 1965.

Yo, PABLO, Obispo de la Iglesia católica.

¿Quiėn, seducido por estas líneas que astutamente mezclan el error con la verdad, no se dejará seducir, y caerá en un cierto grado de indiferentismo religioso, y abandonando la eterna verdad, que asegura que sólo en la Iglesia fundada por Cristo, la Iglesia católica, puede encontrarse la salvación eterna, deja de tomar en serio la voz de esa misma Eterna Verdad que cuando pasó su vida entre nosotros gritó a los que quisieron oirle, “NO HE VENIDO A JUZGAR SINO A SALVAR. PERO EL QUE  NO  CREE EN MÍ YA ESTÁ CONDENADO”. Y también “SI NO CREÉIS QUE “YO SOY” [anagrama de Yawé] MORIRÉIS EN VUESTROS PECADOS”.
Ya antes de que el Creador viniera a nosotros en la Persona de Jesucristo,  nuestro adorable Salvador, era obligatorio, creer en el Eterno Dios y Creador para salvarse. Éste fue el caso de Gautama que enseñó un sistema que eliminaba de las conciencias a Dios Creador. Por eso habló así de  Buda, Yama, el Rey del infierno

‘No es importante lo bueno que era. Él no creía en Dios Eterno, y por eso está en el infierno “.

Y también dijo Yama, el Rey del infierno, a propósito del gigante Goliat,[que simbolizaba el orgullo pagano adorador de sus falsos dioses, frente al pequeño Israel] lo que relata el monje resucitado:

Ví a otro hombre, que era muy alto, que llevaba armadura, con espada y escudo. Tenía una herida en la frente. Era más grande que cualquier otra persona que yo hubiese visto antes, medía unos ocho pies de altura [2 metros y medio aproximadamente] . El Rey del Infierno me dijo: “Ese es Goliat. Está en el Infierno porque se burló del Dios eterno y de su siervo David

A continuación una narración (en vídeo y por escrito) de muy recomendada lectura. No sólo por los budistas sino por todo el que siente en sí mismo el Amor de la Verdad, y más por quien carece de él. Particularmente está dirigida a las atolondradas masas conciliares, que amparándose en un concilio nunca aprobado por un verdadero sucesor de San Pedro, siguen incautas sus torpes y ambiguas enseñanzas y por el camino que les trazan sus falsos pastores y profetas, CREEN EN LA SALVACIÓN UNIVERSAL o en la inmoral enseñanza de que “las almas malas al final de la vida serán aniquiladas” (Francisco dixit), como hacen los budistas que aseguran que el destino del honbre es la perfecta iluminación, la cual no alcanzarán las almas pecadoras cuyo destino es la aniquilación.

[Pueden activarse subtítulos en inglés]

Monje budista resucita y afirma que Jesús es la única verdad. ¡ Vio a Buda en medio de las llamas del Infierno!

En 1998, murió un monje budista. Unos días más tarde, se celebró su funeral en el que iba a ser cremado. Por el olor, era obvio que su cuerpo ya había comenzado a descomponerse, ¡ clarísimamemente estaba muerto! como informa la agencia misionera de Asia Outorch. “Hemos intentado verificar esta noticia que proviene de diferentes fuentes, y ahora estamos convencidos de que es precisa”, escriben. Cientos de monjes y familiares de los muertos participaron en el funeral. Justo cuando el cuerpo estaba a punto de ser quemado, el monje muerto de repente se sentó, y dijo llorando, “¡Todo es mentira! Vi a nuestros antepasados quemarse y ser torturados en una especie de fuego. También he visto a Buda y muchos otros santos hombres budistas. ¡Todos estaban en un mar de fuego! “Debemos escuchar a los cristianos”, continuó enérgicamente, “¡ellos son los únicos que conocen la verdad!”

Estos eventos sacudieron toda la región. Más de 300 monjes se hicieron cristianos y comenzaron a estudiar la Biblia. El hombre resucitado continuó advirtiendo a todos que creyeran en Jesús, porque él es el único Dios verdadero. Cintas de audio del relato del monje se distribuyeron por todo Myanmar. La jerarquía budista y el gobierno pronto se alarmaron y arrestaron al monje. Desde entonces ya no se lo ha visto más, y se teme que lo hayan matado para que se calle. Ahora es un crimen grave escuchar las cintas de audio, porque el gobierno quiere sofocar los sentimientos que produce su audición “.

“Hemos escuchado por primera vez lo sucedido de la boca de varios líderes de la iglesia de Birmania, que investigaron las noticias y no tienen dudas sobre su autenticidad. El monje, Athet Pyan Shintaw Paulu, ha cambiado su vida y sufre y se arriesga mucho a contar su historia [Puede oirse en el vídeo adjunto]. Nadie soportaría estas contrariedades por nada. Ha convertido a cientos de monjes a Jesús, fue encarcelado, despreciado por sus familiares, amigos y colegas, y fue amenazado de muerte si no dejara de proclamar esta noticia. Actualmente no se sabe a ciencia cierta dónde se encuentra: una fuente de Birmania afirma que él está en la cárcel y podría haber muerto, otra fuente dice que es libre y está predicando.

Relato del ex monje

Mi nombre es Athet Pyan Shintaw Paulu, nací en 1958 en Bogale, en el Delta del Irrawaddy, Myanmar del Sur (Birmania). Cuando tenía 18 años, mis padres budistas me enviaron como novicio a un monasterio. A los 19 años, profesé como monje en el monasterio de Mandalay Kyaikasan Kyaing, donde fui duscípulo de T Zadila Kyar Ni Kan Sayadaw, probablemente el más famoso maestro budista de nuestro tiempo, quien murió en un accidente de coche en 1983. Cuando entré en el monasterio Me dieron un nuevo nombre; U Nata Pannita Ashinthuriya. Traté de sacrificar mis propios pensamientos y deseos egoístas: incluso cuando los mosquitos descansaban sobre mi brazo, en lugar de ahuyentarlos, permitía que me picaran.

Los doctores se dan por vencidos

Me puse muy enfermo y los médicos diagnosticaron una combinación de malaria y fiebre amarilla. Después de un mes en el hospital, me dijeron que no podían hacer nada más por mí y me dieron la baja del hospital para poder prepararme a morir. De vuelta en el monasterio, me fui volviendo cada vez más débil, y finalmente perdí los sentidos. Sólo más tarde me di cuenta que había muerto: mi cuerpo comenzó a pudrirse y olía a putrefacto , mi corazón había dejado de latir. Mi cuerpo pasó por los ritos de purificación del budismo.

Lago de fuego

Pero mi espíritu estaba completamente despierto. Me encontré en medio de un potente torbellino que hacía que todo volara a mi alrededor. Ni un solo árbol, nada quedaba en pie. Estaba en medio de una llanura vacía. Después de un tiempo, crucé un río y vi ante mí un terrible lago de fuego. Todo esto me confundía porque el budismo no sabe de nada parecido. No sabía que era el Infierno hasta que conocí a Yama, el Rey del Infierno. Su cara era la de un león, sus pies eran como serpientes, y tenía muchos cuernos en la cabeza. Cuando le pregunté su nombre, él dijo: ‘Yo soy el Rey del Infierno, soy el Destructor’. Luego vi las túnicas color azafrán de los monjes de Myanmar en el fuego, y mirando más de cerca vi la cabeza afeitada de U Zadila Kyar Ni Kan Sayadaw. “¿Por qué está él en el lago de fuego?”, le pregunté [a Yama]. Él era un óptimo maestro; su audiocasete ‘¿Eres un ser humano o un perro?’ ha ayudado a miles de personas a reconocer que valen más que un perro “. “Sí, era un buen maestro”, dijo Yama, “pero él no creía en Jesucristo”. ¡Por eso está en el infierno!

Buda en el infierno

Luego me mostraron a otro hombre, con el cabello largo atado en un moño al l lado izquierdo de la cabeza. También vestía el atuendo  [típico budista], y cuando le pregunté quién era, me dijo : Soy Gautama, a quien tú das culto (Buda)’. Me sentí enojado. Pregunté a Yama ¿Buda en el infierno, con toda su ética y todo su carácter moral? ‘No es importante [respondió Yama] lo bueno que era. Él no creía en Dios Eterno, y por eso está en el infierno “, respondió el Rey del Infierno. También vi a Aung San, el líder revolucionario. “Él está aquí porque persiguía y mataba a los cristianos, pero principalmenteporque no creía en Jesucristo”, me dijo. Ví a otro hombre, que era muy alto, que llevaba armadura, con espada y escudo. Tenía una herida en la frente. Era más grande que cualquier otra persona que yo hubiese visto antes, medía unos ocho pies de altura [2 metros y medio aproximadamente] [1 pie = 30,48 centímetros]. El Rey del Infierno me dijo: “Ese es Goliat. Está en el Infierno porque se burló del Dios eterno y de su siervo David”. Yo nunca había oído hablar de Goliath o David. Otro ‘Rey del Infierno’ se me acercó y me preguntó: ‘¿Vas al lago de fuego también?’ ‘No, dije, estoy aquí solo para mirar’. ‘Tienes razón’, me dijo: ‘Viniste solo a mirar, por eso no puedo encontrar tu nombre. Tendrás que volver al lugar de donde has venido.

Dos sendas

En el camino de regreso, vi dos calles, una ancha y otra estrecha. La calle estrecha, por lo que caminé, aproximadamente durante una hora, de repente se volvió de se oro puro bruñido. ¡Podía ver perfectamente mi propia imagen reflejada en él! Un hombre llamado Peter me dijo: ‘Regresa [a la vida terrena] y di  a las personas que dan culto a Buda [y creen en él] y adoran otros dioses [¿hinduistas?] que terminarán en el infierno si no se convierten. Deben creer en Jesús. Luego me dio un nuevo nombre: Athet Pyan Shintaw Paulu (Paul, el que volvió a la vida). Lo siguiente que escuché fue a mi madre gritando: “Hijo mío, ¿por qué nos has dejado?” Comprendí entonces  que estaba tendido en el ataúd. Cuando tuve la mudanza [y resucité], mis padres empezaron a gritar: “¡Está vivo!”, Pero los que les rodeaban no les creyeron. Cuando me veían, se llenaron de miedo y comenzaron a gritar: “¡Es un fantasma!” Noté que estaba sentado ante tres tazas y media de un líquido que hedía y que debía de haber salido de mi cuerpo mientras yacía en el ataúd. Me dijeron que iban a incinerarme. Cuando un monje muere, su nombre, su edad y el número de años de su servicio como monje se graban  en el ataúd. Ya me habían registrado como muerto, pero como pueden ver, ¡estoy vivo!
De La Luce di Mariaa>