Grabado medieval que representa una caldera infernal llamada «Judea»… Por antonomasia sabremos quienes son los condenados de dicha caldera….

En el anterior post habíamos saldado el tema del origen judío de las herejías en los primeros siglos de la Cristiandad, saltando a la vista cómo desde los primeros siglos de la Iglesia (casi desde su nacimiento) los falsos conversos del judaísmo (llamados comúnmente criptojudíos) infiltraron la estructura eclesiástica formando lo que llamaría Maurice Pinay en su obra «Complot contra la Iglesia» la «Quinta Columna», es decir, el conjunto de criptojudíos infiltrados en la Iglesia Católica, especialmente en las filas del clero, con la intención de soslayar la unidad de la Iglesia y destruirla desde adentro; una de esas formas de destruir la Santa Iglesia es la invención de doctrinas totalmente heterodoxas y ajenas al depósito de la Fe confiado por Jesucristo Nuestro Señor a su Esposa la Iglesia Católica.

Si bien las herejías (todas judaicas y judaizantes) nacidas en el período del S. II d.c. al S. IX d.c. fueron el sustento para las herejías futuras, el papel judío en las herejías y heterodoxias en la Edad Media no menguó, antes bien, se reforzó y acrecentó mediante la influencia directa de rabinos e indirecta mediante los discípulos gentiles (no-judíos) de los rabinos, se formaron nuevas herejías que en sí tomaron forma y contenido de las doctrinas heréticas formuladas por los judíos y judaizantes de los primeros siglos de la Iglesia, así que se puede decir que tanto en les herejías medievales, como en las renacentistas, como en las contemporáneas (Ss. XVII- XIX) como en las modernas sólo hay algunos toques superficiales (podrá haber uno que otro punto sustancial) porque en su mayoría las peores herejías (Dualismo, Antitrinitarismo, Negación de la Divinidad de Cristo, Iconoclasia, etc) se dieron en estas épocas tempranas de la Historia de la Iglesia, por lo tanto podríamos rezar aquí el refrán «no hay nada nuevo bajo el sol», además de que las intenciones de destrucción de la Santa Iglesia y el odio judeo- satánico contra Cristo siguieron siendo los mismos, e incluso, se incrementaron.

La influencia judía en las herejías pre- reformistas, reformistas, y post-reformistas son puestas de relieve por el rabino L. I, Newman (de gran influencia y  autoridad entre los judíos residentes en Estados Unidos) quien escribe: «Las fuerzas que alcanzaron su apogeo en la Reforma protestante de los siglos XV y XVI fueron puestas en movimiento durante los siglos XI, XII y XII, y prepararon el camino para las grandes herejías en el cristianismo (…) el papel de los judíos como estimuladores y propagadores de opiniones antieclesiásticas en la Edad Media no debe ser subestimado» ( Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pp. 131- 132, 290) El peor de los desgarros de la Cristiandad (después de la usurpación del Papado en 1958 y el Conciliábulo Vaticano II) fue la «Reforma» Protestante, la cual fue ideada, planeada y llevada a cabo por judíos públicos, conversos y por filojudíos (éstos últimos son todos los no- judíos que recibieron, directa o indirectamente, instrucción judaica con el fin de judaizar y pervertir la doctrina católica).

Por seis vías el judaísmo gravitó en torno a la «Reforma» (mejor dicho Deforma) Protestante:

1. Mediante el estudio y enseñanza de la lengua hebrea: Fue esto una novedad, ya que ni los mismos judíos usaban habitualmente el hebreo, lo conservaban como lengua sagrada, pero para el lenguaje cotidiano utilizaban el idioma del país en que habitaban, mientras que entre ellos utilizaban diferentes jergas, siendo la más famosa el yiddish o ídish (que es una mezcla de hebreo, francés y alemán). El hebreo se comenzó a impartir en gran parte de las Universidades europeas (las cuales eran todas católicas, ya que había sido la Iglesia la que inventase y profesionalizase ésta institución) por medio de filojudíos (gran parte de éstos cabalistas también) que a su vez recibieron la formación de este idioma y de la literatura judía por medio de sabios judíos y rabinos.

Al contrario de lo que piensa comúnmente la gente, el hebreo no es una lengua muy rica y mucho menos desarrollada; se sabe, por ejemplo, que después de la destrucción del Primer Templo de Jerusalén ( año 586 a.c.) se incorporaron en esta lengua  muchos vocablos asirio- babilónicos, arameos, persas, griegos y romanos. El reconocido filólogo, historiador, arqueólogo y hebraísta francés Ernest Renan afirmaría que «semejante lenguaje no expresará ni un pensamiento filosófico, ni un resultado científico, ni una duda, ni un sentimiento infinito» ( Renán «Historia del pueblo de Israel», t. 1, pág. 89, ed. Americana, Bs. As., 1947).

2. Mediante la predilección por el Antiguo Testamento: Es una nota común en todas las herejías y en todas las sectas surgidas a partir de la Revolución Luterana que fundan todas sus heterodoxias en el Antiguo Testamento (preferiblemente sacado de la Biblia Hebrea) y la perversión de los pasajes bíblicos, así por ejemplo, los herejes iconoclastas y los herejes protestantes fundan su aversión hacia las Sagradas imágenes y favorecen su destrucción basándose en el pasaje veterotestamentario de Éxodo 20, 4, malinterpretando el texto y el contexto del pasaje bíblico y alienándose con la opinión y doctrina judías acerca de las imágenes (y mucho más aún de las imágenes cristianas).

3: Mediante los comentaristas rabínicos: La exégesis e interpretación judías fueron transmitidos a los goyim mediante los comentarios a la Biblia de los más reconocidos comentaristas y exégetas rabínicos: RashiKimjiIbn GabirolMaimónidesNajmánides, etc.

4. Mediante la Cábala: La Ley judía se divide en escrita y oral, y ésta última se divide a su vez en exotérica, que corresponde al Talmud, y esotérica, que corresponde a la Cábala. La Cábala puede ser definida como una pseudo- mística especulativa judía, que fue transmitida por los cabalistas judíos (hay que aclarar que entre la raza judaica son tan sólo unos cuantos los que poseen el título de cabalistas, siendo ésta una «ciencia» muy restringida, como su nombre «esotérico» lo indica) a cristianos ingenuos o malintencionados, que por medio de esta pseudo- mística desembocaron en variadas herejías.

5. Mediante los maestros judíos de la Cábala y de la lengua hebrea: Quepa aquí destacar los nombres de Flavio Mitrídates, Pablo de Heredia, León HebreoObadías SfornoJacob LoansElías Levita, entre otros.

6. Mediante los pseudo- conversos: A través de la historia de la Iglesia ésta ha tenido que sufrir la infiltración, como ya lo hemos explicado antes, de judíos, quienes fingiendo conversión y bautizándose lo hacían con miras de alcanzar claves puestos políticos, militares y eclesiásticos con el fin de destruir la civilización y la fe cristianas. Exteriormente eran católicos ( aparentemente más devotos que los católicos reales), pero seguían practicando el judaísmo en privado, al igual que seguían la ley judío- talmúdica y siguiendo sus preceptos y prácticas, como el tan conocido crimen ritual del Pesaj (Pascua judía) de la que fueron víctimas, entre otros miles de tantos niños cristianos, San Simoncito de Trento y San Dominguito de Val.

El tener en cuenta estas seis vías de infiltración judía nos puede clarificar no solo el movimiento «reformista» del siglo XVI, sino todas las herejías surgidas en la Iglesia en general e incluso la actual situación deplorable de la Iglesia. Este post se dividirá en tres partes: II- A Movimientos heréticos pre- reformistas, II- B La Deforma Protestante y II- C Movimientos heréticos post- reformistas.

II- A MOVIMIENTOS HERÉTICOS PRE- REFORMISTAS

Representación de la congregación de herejes cátaros
  1. CÁTAROS

 

Doctrina: Del griego «Kátaro» (puros), son también llamados albigenses por ser la ciudad francesa de Albi su principal reducto. Surge esta herejía en siglo XII, de carácter neomaniqueo; propone el rechazo y la destrucción de las imágenes sagradas (iconoclasia) especialmente de la Cruz, el Dualismo (doctrina gnóstica que proponía la existencia de dos dioses: el inferior demiurgo y el mayor salvador, dicho sea de paso el dios inferior era llamado «Yahvé») especialmente entre los cátaros búlgaros era más marcado, doctrinas docetistas que no sólo aplicaban a Cristo, aplicándolas también a la Santísima Virgen, a San José y San Juan Evangelista, rechazo del aspecto material de los sacramentos, rechazo parcial del Antiguo Testamento: éste último punto es importante tener en cuenta a lo largo de la lectura de esta obra, ya que muchas sectas heréticas (al igual que sus fundadores) fingían antijudaísmo con el fin de atraer prosélitos, pero una vez adentro se podía palpar el carácter judaizante de las doctrinas de estas sectas; es el caso de los cátaros o albigenses, quienes decían rechazar los textos veterotestamentarios, mas en este punto hubo discrepancias, en los casos más radicales alguna facción de esta secta llegaría a rechazar el Pentateuco, pero en general los cátaros aceptaban el Antiguo Testamento, actuando de la manera antes mencionado – y como ya lo hemos explicado – como una cortina de humo, con el fin de ocultar el carácter judaizante de su secta y para engrosar el número de sus adeptos.

 

En cuanto a los cátaros en general se comenta que «la organización de la vida religiosa en torno de asambleas de creyentes y presbíteros, los llamados «perfectos», tenía gran semejanza con la sinagoga de la época del Segundo Templo» (Enciclopedia Judía Castellana vol. III, pág. 223). Esta herejía- que se propaló por Francia, Bulgaria y el Norte de Italia- fue favorecida por la Judería provenzal que ocupaba cargos relevantes y prestigiosos en dicha región francesa. Es digno de mencionar que los «perfectos» (sacerdotes cátaros) eran comerciantes astutos, reconocidos especialmente por sus deshonestas prácticas como la usura a pesar de su constante prédica sobre la pobreza evangélica, llegando a igualar en este sentido a los judíos, de los cuales muy seguramente aprendieron este deshonesto oficio.

Condenas: El Papa Inocencio III organizó con el apoyo de la Monarquía Francesa una Cruzada contra los cátaros iniciada en 1209 y culminada con la firma de capitulación por parte de Raimundo VII, conde de Tolosa el 12 de Abril de 1229, venciendo la armada católica. En el IV Concilio de Letrán (1215) sería también condenada esta herejía.

  1. VALDENSES

Doctrina: Nacida en Francia en el siglo XII (contemporánea a la herejía cátara) y  expandida principalmente por el sur de Francia, por Piamonte y por Lombardía (norte de Italia). Fue formada esta secta por judíos conversos y por judíos públicos; opción del Shabbat (Sábado) para ser consagrado como el día del Señor (es de recalcar que hubieron pequeños sectores del valdismo que preservaron el día domingo, pero en su gran mayoría los valdenses optaron por seguir la costumbre judía). Niega la organización jerárquica de la Iglesia, la existencia del Purgatorio, la devoción a la Virgen y a los Santos, rechazo de las imágenes sagradas. Se argumenta más en los escritos veterotestamentarios, adjunto a los comentarios rabínicos, que en el Nuevo Testamento; es importante recalcar esto, ya que el valdismo usa un lenguaje judaizante: se denominaban el «Nuevo Israel» y más aún el «Israel de los Alpes» (ésta expresión, por primera vez utilizada en esta secta, sería utilizada y vigorizada siglos más tarde por el heresiarca Zwinglio), Valdo es calificado de «Nuevo Moisés», que dirige a las «tribus dispersas por los Alpes» debido al «Éxodo» provocado por la persecución de Edom (la Iglesia Católica), etc. Los pastores valdenses fueron llamados «barbas», del vocablo latino «barbanus», que significa «tío». Los barbas valdenses eran reconocidos usureros, a pesar de también predicar la pobreza como ideal de vida (punto común entre los valdenses y los cátaros). Estuvo a punto de desaparecer esta herejía en los siglos XIV- XV debido a la poca cantidad de adeptos con los que contaba, pero en el siglo XV resurgen al unirse al movimiento herético de Juan Hus.

Exponentes: Pedro Valdo (1140- 1205) fue su fundador. Era un comerciante de la ciudad de Lyon, ciudad que junto con Milán eran reconocidos centros de comercio judío. Basó toda su doctrina en la interpretación judaica de las Sagradas Escrituras (especialmente del Antiguo Testamento), aunque hay que notar que la mayoría de los pastores y teólogos valdenses eran ignorantes en la exégesis bíblica, de ahí se explica su concurrencia a las sinagogas y casas de préstamo hebreas en busca de una explicación interpretativa de las Sagradas Escrituras.

Condenas: Concilio IV de Letrán (1215) y Concilio de Trento (1545- 1563)

  1. PASAGIANOS

Doctrina: Los pasagianos, o «passagi» constituyeron la secta pre-reformista más descaradamente judaizante, nacida en 1163 en Milán, su zona de actividad fue Lombardía. Su doctrina se basaba prácticamente en el cumplimiento cabal de la Ley Mosaica, aducían que Jesús no habría omitido la Ley Antigua y que por lo tanto existía obligación en los cristianos de cumplir ésta ley. Negaban el dogma de la Trinidad al igual que la divinidad de Cristo, el resultado de ésta pervertida doctrina fue la conversión al judaísmo de la gran mayoría de sus adeptos. El excepcional trabajo del Santo Oficio logró que esta herejía desapareciera a mitades del siglo XIII. Los passagi también practicaban la usura, así que el aspecto mercantil ítalo-francés de los siglos XII y XIII se caracterizó por las competencias entre pasagianos, cátaros, valdenses y judíos en cuánto al préstamo y la usura se refiere. 

  1. HUSISMO

Doctrina: Iconoclasia (provocando así la profanación y destrucción de imágenes, reliquias y templos enteros en Bohemia, Hungría, el sur de Alemania e Inglaterra), negación del culto a la Virgen y a los Santos, negación de la gracia sacramental, especialmente de la gracia eucarística; negación de la potestad y primacía del Papa, negación del Purgatorio y de la oración por los muertos, primacía de la Escritura (esta herejía es el prototipo que después utilizaría Lutero bajo el nombre de «sola scriptura»), milenarismo carnal judaizante. Los husitas se dividirían en dos: Los taboritas (radicales) que tomaron su nombre del israelita monte Tabor, y los utraquistas, este nombre proviene de de la comunión «sub utraque specie», es decir, bajo las dos especies (herejía que adoptó también la Secta del Vaticano II), herejía que convirtieron en su estandarte; recibieron también el nombre de «calixtinos» , ya que su símbolo era un cáliz. Los husitas «se identificaban con el Israel bíblico» y el «partido husita radical, los taboritas, estaban dominados por el Pentateuco y por los libros proféticos e históricos» (Enciclopedia Judaica Castellana vol. 8, 1134).

La secta husito- taborita representaba la corriente más judaizante del ya judaizante Husismo, lo cual se advierte en el nombre de esta fracción herética, el cual tomaron de esta montaña israelita (Tabor), no aplicándolo sólo al conjunto de los herejes sino a cada comunidad taborita con un nombre distinto de una región geográfica israelita, así por ejemplo, una secta husito- taborita ubicada en una región montañosa alemana denominó a esa región «Monte Horeb», y las regiones germanas circunvecinas las calificó de «impíos cananeos, habitantes de de Edom. Moab y Amalec» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 448) El taborismo husita fue además en el aspecto político- social el esbozo de lo que en el S. XIX vino a ser estructurado por el el empresario judío Kissel Mordechai (Karl Marx) como socialismo- comunismo. Los pastores taboritas manejaban el dinero de sus adeptos por medio de «cajas comunes», y cuando éstas escasearon los pastores taboritas comenzaron a predicar la justificación del robo y el saqueo a los «enemigos del Señor» , a quienes al principio identificaban con los nobles y los obispos y sacerdotes católicos, después pasó en englobarse en este concepto a todo aquel que no fuera taborita; organizando de esta manera excursiones de robo y de pillaje en los alrededores de sus comunidades, siendo los más afectados los campesinos, quienes para protegerse a sí mismos, a sus familias y a sus propiedades se vieron obligados en muchos casos o a convertirse a esta secta herética o a pagar extorsiones cobradas en no muy pocos casos por los mismos pastores. Estos protocomunistas eran además estrictos observantes del shabat y de gran parte de la ley judía. De la fusión de algunos sectores husitas con algunos pocos valdenses surgirá a finales del S. XV la «Iglesia Morava».

Exponentes: Juan Hus (1369- 1415) fue su fundador, quien tenía erudición en la literatura judía, muy probablemente le fue impartida por Avigdor Kara, rabino de Praga, quien a su vez fue instructor de Yom-Tov Lipmann-Muhlhausen, famoso escritor del Séfer Nizzahon, escrito injurioso con el fin de «refutar» los puntos más esenciales de la doctrina cristiana desde la perfidia rabínica, en este libro (como en todo buen  libro judío que se respete) no faltan las blasfemias, burlas e injurias contra Nuestro Señor Jesucristo, la Santísima Virgen, la Santa Iglesia Romana, etc. La doctrina herética que Hus predicó como propio fue en realidad un plagio que realizó del heresiarca inglés Juan Wycliff (cuyas pervertidas doctrinas fueron la base de todo el movimiento protestante del S. XVI). Su obra máxima «Quaestio magistri Johannis Hus de indulgentiis» (1412) «fue tomada literalmente del último capítulo del libro de Wycliff «De Ecclesia», y de su tratado «De absolutione a pena et culpa» (The New Schaff- Herzog Encyclopedia of Religious Knowledge, vol. V, pág. 415) Por lo tanto si en la obra de Hus aparecen citas o comentarios del criptojudío Nicolás de Lyra (de quien ya trataremos más adelante) quien a su vez se basó en los comentarios de Rashi, es porque Wycliff los había citado en sus obras ya mencionadas. A pesar de este evidente plagio fue nombrado rector de la Universidad de Praga en 1409 bajo el título de «Magíster de Israel». En 1410 fue excomulgado por el arzobispo de Praga y en 1415 el Santo Concilio Ecuménico de Constanza condenó sus herejías y a él lo condenó a morir en la hoguera, lo cual se efectuó el día 6 de Julio de ese mismo año.

Condenas: Santo Concilio Ecuménico de Constanza (1414- 1418)

 

LA «CÁBALA CRISTIANA»

Una de las tantas representaciones gráficas de los «misterios cabalísticos»

La cábala es la ley oral esotérica judía (la respectiva explicación se encuentra en la introducción al principio de este post) en la cual se tratan y discurren los misterios de la Torá, es por lo tanto la esencia y fundamento del pseudo-misticismo judío, uno de sus libros, el Zohar, es considerado junto a la Torá y el Talmud el tercer libro canónico del judaísmo. La Cábala fue escrita y compuesta en los siglos XII y XIII por rabinos de Provenza (Francia) y Cataluña (/España). Se encarga pues la Cábala de una interpretación «mística» de las Escrituras, interpretaciones que abarcan también la magia, la alquimia, la brujería, etc. La Cábala es naturalmente anticristiana, pues representa las elucubraciones pseudo- místicas de los judíos más iniciados, pues éstas «especulaciones esotéricas», como las denominaría Barylko, no son tratadas por todos los judíos, el estudio y erudición de la Cábala es un privilegio entre la comunidad judaica. 

Tomaremos unas palabras de la misma Cábala para hacernos una idea a lo que nos estamos enfrentando: «Cuando los israelitas se encuentren así oprimidos en la oscuridad del exilio, el Santo hará que asome para ellos el día «y el Reino y el Dominio, la grandeza del Altísimo será dada al pueblo de Israel» (Daniel 12, 27), y terminará el reinado de las naciones paganas, Israel gobernará sobre ellas y se cumplirán las palabras «También la luz de la luna será como la luz del Sol» Isaías 30, 269″ (El Zohar, Terumá, vol. iv, pág. 89, 1978). Estas especulaciones pseudo- místicas tienen una arraigada esencia mesiánica, que aspira con la destrucción de la civilización cristiana y la encumbración del pueblo judío entre todos los pueblos: «Especialmente terrible es el odio a Edom (el mundo cristiano) que esta literatura y estas ideas (las de la Cábala), desarrollaron sobre todo en la España cristiana (…) A ningún príncipe de pueblo alguno se desprecia más que a los príncipes de Esaú, porque la parte de Esaú es una parte impura» (Yitzhak Baer, «Historia de los judíos en la España cristiana», t.1, pág. 197, ed. Altalena, Madrid, 1981) Este odio judaico va dirigido, como se puede ver, contra las dos instituciones que formaron la civilización europea: La Santa Iglesia Católica y la Monarquías hereditarias, «más que en ningún otro lado se esperaba con el más tremendo encono, la venida del Vengador mesiánico que derrocaría al Imperio y al Papado (…) y forzaría la implantación del Olan-ha Tikkum (el mundo restaurado), el auténtico reino de Dios» (Ernst Bloch, Thomas Münzer, teólogo de la revolución, pág. 70, ed. Ciencia Nueva, Madrid, 1958).

Este acentuado matiz mesiánico y anticiristiano tiene además, como medio, mover al «hijo del pueblo elegido» para que no sea un expectante pasivo de la venida del «mesías» (lo escribo con minúscula ya que el verdadero Mesías es Cristo Nuestro Señor), sino que actúe siendo integrante de la esencia del mesías, por lo cual se ve obligado a luchar para que en el orden temporal sea todo favorable al «pueblo elegido», para que todo esté en sus manos, así cuando llegue el «mesías» (que bien sabemos es el profeta de Moloch Baal, el Anticristo)  sea recibido con la «dignidad que merece». Lo anterior expuesto explica muchas cosas que hoy son una realidad, la espiritualidad israelita fue el perfecto aliciente para la infiltración judía en la Iglesia y en los ámbitos económico- políticos de las naciones cristianas.

Con este presupuesto hemos de partir ahora con un fenómeno surgido entre los siglos XIII y XV llamado «Cábala cristiana», así como oyen, la «Cábala Cristiana» fue el fruto del trabajo de cristianos judaizantes que buscaban la demostración de la verdad cristiana por medio de uno de los escritos mas blasfemos y anticristianos del judaísmo, que ya de por sí los escritos judíos como tal son anticristianos. Todos estos gentiles judaizantes se nutrieron de la literatura y exégesis rabínica de las Escrituras, así como fueron formados directamente por rabinos en la interpretación bíblica; la aparición de la «Cábala Cristiana» aceleró impresionantemente el surgimiento de las herejías, suprimidas y combatidas por el Magisterio Eclesiástico por medio de la Santa Inquisición, incluso las empeoró, las ya menguadas herejías fueron agravadas con otros elementos judaizantes como ya veremos más detalladamente a continuación.

La llegada de la «Cábala Cristiana» al mundo gentil hizo posible la llegada de la Cábala judía, pero esto no pudo ser un hecho sino por medio de una elite de humanistas gentiles heterodoxos formados en el Rabinato, ya que el judío como tal no podía presentar sus falaces doctrinas en público, pues los Estados Cristianos eran exigentes en el control de la raza maldita en sus naciones hasta el punto de confinarlos en ghettos o expulsarlos directamente de sus tierras; es así que estos gentiles judaizados fueron el puente entre el mundo gentil y la raza judía, esbozando ya de anticipado el horror que desataría el monje maldito alemán en el siglo XVI. A continuación expondremos los más importantes.

 

NICOLÁS DE LYRA (1270- 1340)

Nacido en  Francia de una familia judía, su nombre real es Samuel de Israel y era rabino (dato sacado del «Cristóbal Colón, Libro de las profecías: Estudio previo, traducción, y notas» págs. 21 y 43 de Francisco Álvarez Seisdedos, Testimonio Compañía Editorial, Madrid, 1984)  hasta su «conversión» al catolicismo, ingresando incluso en el convento franciscano de Verneuil-sur-Avre, Francia, y llegando a ser el teólogo más destacado de su época; tanto así que el rabino Louis Israel Newman dice de acerca de su interpretación teológica: «La Tradición judía encontró en él (en Lyra) a uno de sus más poderosos portadores y transmisores; tanto más judía su erudición tanto más potente fue su influencia» (Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 78).

La interpretación bíblica de Lyra se basó casi que exclusivamente sólo en Rashi, hizo uso de otros autores rabínicos pero predominó en todo sentido la exégesis de Rashi, especialmente su peshat, en algunos trabajos de Lyra incluso se puede notar que hay una transcripción exacta de Rashi. Es considerado el primero en aplicar la interpretación judía de la doctrina cristiana, y fue en sus escritos donde los herejes de los siguientes siglos encontrarían las bases para sus heterodoxias. Su principal obra se llama «Postillae Perpetuae, sive Brevia in Universa Biblia» que se divide en «Postilla Literalis» (1322- 1331) y «Postilla mystica seu moralis» (1339); es una obra de exégesis bíblica donde resalta la estricta literalidad de la interpretación, como es de esperarse Rashi aparece en cada página como una autoridad, por lo que llegó a llamarse a Lyra el «mono de Rashi».

Para darnos una idea de la importancia de Lyra en la heterodoxia medieval hay que acudir al famoso dicho que reza «Si Lyra non lyrasset, Lutherus non saltasset»(Erik Herrmann, «The Oxford Handbook of Martin Luther’s Theology», pág. 76), es decir, «Si Lyra no tocaba la lira, Lutero no saltaba», ya que uno de los principales postulados de Lutero como lo es el «Libre examen» fue extraído de la obra de Lyra antes mencionada.  Uno de los inmediatos sucesores de la línea de Lyra fue el también criptojudío Pablo de Santa María.

GIOVANNI PICO DELLA MIRANDOLA (1463- 1494)

Humanista italiano, se inició en el estudio del hebreo y de los textos rabínicos cuando apenas contaba con 17 años de edad. Fue maestro de la herética Academia neoplatónica de Florencia, que estaba a cargo del sacerdote Marsilio Ficino; aprendió hebreo con Elías Delmedigo, quien a su vez lo inició en los estudios de la Cábala, con Mitrídates, criptojudío cuyo nombre real era Samuel Ben Nissim Al Faraj (su nombre cristiano era Guillermo Raimundo de Moncada), quien lo adelantó sobremanera en el estudio de la Cábala, quien entre otras cosas trabajaba en la Biblioteca Vaticana traduciendo escritos árabes, y en unas cartas dirigidas a Pico sobre la Cábala le expuso en una ocasión una glosa directa contra el cristianismo y en otra un sueño erótico que había tenido recientemente (menuda calidad de maestros tocaron en suerte a Pico). Entre otros fue maestro de Pico el rabino converso Pablo de Heredia, quien en sus dos máximas obras «Epístola de secretis» y «Ensis Pauli» pretende comprobar la verdad cristiana a través de la Cábala (!!!).

La obra máxima de Della Mirandola fue el «Conclusiones Philosophicae, Cabalisticae et Theologicae» (Roma 1486), este libro contiene 900 Tesis, de las cuales las conclusiones cabalísticas se dividían en dos series: la primera «Conclusiones cabalísticas en número de 47 según la doctrina secrete de los sabios cabalistas hebreos, cuya memoria sea siempre venerada» y la segunda «Conclusiones en número de 71 (72 en realidad), según la opinión del propio autor, sacadas de los principios de los sabios hebreos, que óptimamente confirman la fe cristiana». Quiso presentar su obra en Roma para que fuera debatida entre académicos de las Universidades Romanas, pero al percatarse los teólogos dominicos de las hórridas herejías contenidas en tal obra lo remitieron al Papa Inocencio VIII, quien negó el permiso para tal debate y condenaría las tesis de Pico en el breve «Etsi ex inuncto» fechada del 4 de Agosto de 1487, pero se hizo pública hasta el mes de Diciembre. Al enterarse Della Mirandola de la decisión papal escribió con suma rapidez la defensa de sus herejías en un libro titulado «Apología», el cual fechó fraudulentamente como publicado el 31 de Mayo, hizo esto para no parecer defensor de herejías condenadas por el Papa, ya que él en su obra condenada había expresamente declarado que «nada tenía por verdadero o solamente probable sino lo que la Iglesia Católica y su cabeza el Papa Inocencio VIII reconocieran como tal» (Ludovico Pastor, «Historia de los Papas», vol. V, págs. 347- 348).

Al enterarse el Sumo Pontífice de la «Apología» de Pico y de su fraude es acusado de perjurio y se ordena su arresto, éste huye primero a España y luego a Francia, en dónde se entrega a las autoridades pontificias, quienes lo encarcelan en Vincenza, más por la mediación de Lorenzo de Medici (su mecenas y amigo) queda libre de la cárcel. Se retira a una quinta cerca de Florencia, propiedad de Médici, y allí escribe su libro «Heptaplus» (1489), donde integra la interpretación del libro del Génesis con conceptos cabalísticos. Mediante un breve del 18 de Junio de 1493 el Papa Alejandro VI absuelve a Della Mirandola más no a sus escritos. Es considerado como el padre de la «Cábala Cristiana» y el que introdujo eficazmente en el mundo católico el misticismo judío a través de la Cábala.

JOHANNES REUCHLIN (1455- 1522)

Sacerdote, fue discípulo de Pico Della Mirandola, a quien conoció en la Academia Neoplatónica de Ficino antes mencionada, cursado en ciencias jurídicas, griego y latín. Pico le introdujo en el estudio de la Cábala y le animo a proseguir con sus lecciones de hebreo, las cuales había tomado antes de conocerlo. Fueron sus maestros de hebreo el judío público Obadías Sforno, de gran fama por sus tratados legales en Italia; y Jacob Loans, médico del emperador Federico III, quien le concedió un  titulo nobiliario, éste además le introduje en la literatura rabínica. En 1491 publica en Basilea su primer libro cabalístico: «De Verbo Mirífico» (El Verbo maravilloso) en donde comparando a un filósofo griego, a un teólogo católico y a un rabino, de la discusión de estos tres exalta y señala la doctrina del rabino como la única verdadera (!!!), además enseñó hebreo y Cábala en varios centros universitarios de Europa en toda su trayectoria.

En 1505 publicó en la ciudad alemana de Pforzheim un libro llamado «Doctor Johannes Reuchlin tütsch, warumb die Juden so lang im Elend sind» (Misiva alemana del Doctor Johannes Reuchlin de por qué hace tanto tiempo que los judíos están en desgracia) señalando en este libro que la desgracia judía proviene del odio que tienen a Cristo Nuestro Señor, a la Virgen y a los cristianos como tal, a los cuales denostan con implacables injurias y blasfemias en sus escritos, lo cual es cierto; pero no nos engañemos, Reuchlin siguió la táctica de sus antecesores filojudíos que fingían antijudaísmo para no ser descubiertos, así este texto sería olvidado y desechado por el mismo Reuchlin para cuando llegase la famosa controversia de 1510.

La controversia de 1510, y que durante esa década seguiría, se dió en Colonia y tuvo como protagonistas a Reuchlin contra Johannes Pfefferkorn (criptojudío quien también fingía antijudaísmo) y los teólogos (especialmente los dominicos); esta controversia giró en torno a la prohibición y quema en el Sacro Imperio de los escritos judíos (orden que ya había sido decretada por el emperador Maximiliano I el 19 de Agosto de 1509) disponiendo que fueran testigos de tal acto el cura párroco de cada pueblo junto con dos vecinos, siendo los únicos en contra de la orden imperial Reuchlin y sus partidarios. Para la observación y juicio de tales debates nombró el emperador Maximiliano al Obispo Uriel von Gemmingen, quien pidió al clero abstenerse de asistir a tales actos mientras se llevaba a cabo el juicio de esta controversia, saliendo favorable para los judíos, ya que, entre otros, tenían al Obispo de Maguncia como su protector, y dando lugar a la revocación del edicto el 23 de Mayo de 1510.

Los argumentos que Reuchlin utilizó a favor de la revocación del edicto fueron, entre otros, la inconveniencia de la eliminación del Talmud, de la Cábala, de los Rashis, Kimchis, Ibn Ezra, Najmánides, Gersónidos, etc, ya que estas contribuían al estudio de la doctrina sagrada y a las ciencias profanas; aduciendo también que libros como el «Toledot Yeshú» y el «Séfer Nizzahon» serían los únicos dignos de destrucción por contener blasfemias e injurias contra Cristo y el Cristianismo (como si no lo tuvieran los escritos que el defendía). Fue a partir de la controversia acerca de los escritos judíos que se desatarían otras en torno a dogmas de la Fe Cristiana como la Eucaristía, la Trinidad, la potestad del Papa, etc, por eso Reuchlin fue denominado el «precursor de Lutero» (Laurie Magnus, «El legado en la literatura moderna», en «El Legado de Israel», pág. 494).

II- B LA DEFORMA PROTESTANTE

Fue la mal llamada «Reforma» Protestante la explosión de los movimientos heréticos que venían formándose desde los siglos XII y XIII y fue el más impulsado desarrollo de la judaización del cristianismo; es vital para la comprensión de la «Reforma» indicar que el eje principal de la ésta fue el uso de la Biblia Hebrea contra la versión latina de la Vulgata, dando así rienda suelta a la «Sola Scriptura» y a la libre interpretación, que en la mayoría de los casos no fue libre, ya que los reformadores atendieron con gran atención los escritos exegéticos rabínicos. Fue tan vehemente y recurrente el uso de los exégetas rabínicos por parte de los heresiarcas que se puede afirmar que la interpretación judía se convirtió en su punto de vista personal y en el fundamento de sus errantes doctrinas; ahora bien si Iglesia mantenía una prohibición de la Biblia en lengua vernácula era principalmente para salvaguardar a los fieles de las malas traducciones (que abundaban por doquier), y por lo tanto, de la heterodoxia. A continuación expondremos los principales heresiarcas de este hórrido período histórico en la Historia de la Iglesia, quizá el más crítico de todos después del Vaticano II claro está.

MARTÍN LUTERO  (1483- 1546)

Es bien conocida su figura, pues se le considera el peor de todos los herejes en la Historia de la Iglesia (aunque confieso que este puesto debería revisarse, ya que durante estos últimos 60 años hemos sufrido una serie de 6 Antipapas, uno peor que el otro, y pareceme que Bergoglio le quitaría a Lutero su puesto). Sacerdote agustino recoleto alemán, que en 1517 fijó en las Iglesia del Palacio de Wittenberg su más famosa obra, las heréticas «95 tesis» en las que atacaba el uso de las indulgencias, la Potestad del Papa, el Purgatorio, el Dogma de la Eucaristía, entre otros puntos doctrinarios de la Fe Católica. Todas estas tesis tienen su respectivo toque judío, ya que Martín Lutero esbozó estas ideas en su tiempo de formación sacerdotal, tiempo en el que estudió con vehemencia los textos de Nicolás de Lyra (nada más y nada menos, por eso recordemos la frase «Si Lyra non lyrasset…»), entre otras fuentes judías y judaizantes; al respecto comenta el rabino Newmann que Lutero: «estaba endeudado a los judíos y al judaísmo a través de dos agentes, que en algunos aspectos coinciden, a saber, sus relaciones personales con judíos, y su conocimiento de la literatura judía. Debió mucho a la influencia de los escritos judíos, un hecho que se puede percibir en sus actividades como hebraísta» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 617); además de discípulo de Lyra lo era también de Reuchlin, usando para sus estudios los escritos gramaticales de hebreo de éste.

Iniciado con la controversia de las Indulgencias y de las 95 tesis (1517) y con la excomunión de Lutero (1520) el proceso de la Deforma Protestante (llamada así por las protestas de algunos príncipes luteranos contra el católico Emperador Carlos V) se constituyó a la par el proceso de las traducciones al vernáculo de la Biblia, pero de la Biblia Hebrea, encabezando este proceso Lutero y su equipo de hebraístas: Felipe Melanchton (mano derecha de Lutero), Johannes BugenhagenCaspar Creuziger, Mateo Aurogallus (criptojudío), Juan Forster (otro discípulo de Reuchlin) y Bernardo Ziegler (criptojudío), grupo al que se denominó «Sanedrín» y tradujo la Biblia Hebrea al alemán.

Es necesario remarcar el filojudaísmo del heresiarca alemán, lo prueba su escrito «Das Jesus Christus ein geborener Jude sei» (1523) (Que Jesucristo ha nacido judío), en el cual defendía la supuesta procedencia racial de Cristo Nuestro Señor y la predilección del pueblo de Israel.(!!!). Este filojudaísmo vendría a deparar con el tiempo en un antijudaísmo férreo, no porque hubiese descubierto la verdad (ya que el mismo lenguaje que utilizaba contra los judíos lo utilizaba contra la Iglesia Católica, llamando al Santo Padre «cerdo con tiara» entre otras injurias) sino porque, según han confluido varios historiadores y «teólogos» protestantes, la intención de Lutero era acercar el cristianismo a los judíos, e incluso hacer que éstos se convirtieran a su secta. Por más ridículo que nos parezca esta afirmación es las más certera, pues se revela en sus escritos y en los sucesos de la naciente secta luterana. Se destacan algunos de los desamores de Lutero con los judíos como que había tenido «desagradables experiencias en el trato con ciertos judíos» y «la aparición de sectas judaizantes entre sus propios adherentes» (The Universal Jewish Encyclopedia, vol. 7, pág.  241.).

Tal era la naturaleza judaizante del Luteranismo que se presentó un caso en Bohemia, donde varios luteranos se convirtieron al judaísmo, por lo cual en 1538 el heresiarca publica su libro «Wider die Sabbather an einen guten Freund» (Contra los sabatarios a un buen amigo), este amigo era el conde Wolfang Schlick zu Falkeneau, quien le había puesto de sobreaviso. Después de éste y semejantes sucesos sale a la luz el más famoso de los escritos antijudíos de Lutero «Von den Juden und ihren Lügen» (1542) (De los judíos y sus mentiras) en el que señalaba el odio a Cristo que tenían los judíos y las blasfemias que proferían contra Él en sus escritos, proponiendo la quema de libros judíos, la expulsión de los judíos, etc. No debemos llamarnos a engaño con estos gestos postreros de Lutero, ya que su pensamiento antijudío no influyó para nada en la doctrina luterana, todo lo contrario, fue contraproducente, ya que la secta luterana respondió con repudio a su obra antijudía, el mismo Melanchton en una carta al pastor Osiander no ocultaba su repudio e indignación por el escrito del heresiarca; así es que el Luteranismo mantuvo su factor judaizante y prefiere, incluso en la actualidad, relegar y silenciar los escritos antijudíos de su fundador.

 

ULRICH ZWINGLIO (1484- 1531)

Heresiarca suizo, que lideró la facción de los herejes reformados que se separaron del Luteranismo en el Coloquio de Marburgo (1529), fue el caudillo de la iconoclasia en el movimiento «reformista» y su mano derecha fue el criptojudío León Judá, quien fue el que más insistiría en la destrucción de la imágenes sagradas y en la profanación de los templos. Zwinglio además de iconoclasta socavó todos los misterios de la Fe Cristiana, atacando principalmente la Eucaristía, aduciendo que Cristo no estaba realmente presente, sino espiritualmente, y que por lo tanto la consagración debería de considerarse como una narración histórica (lo cual logró el criptojudío Montini Alghisi, alias «Pablo VI» con su Novus Ordo Missae basándose en el ideario zwingliano), negando así la transubstanciación. 

No hay que pasar por alto el hecho de que Zwinglio era simpatizante de Della Mirandola y de Reuchlin, y que es altamente probable que en sus escritos se haya iniciado en el misticismo cabalístico. Además del pensamiento filojudío de los hebraístas «cristianos», Zwinglio tuvo contacto directo con los textos judíos, al respecto comenta el rabino Newman: «La teología de Zwinglio estaba impregnada no meramente por las influencias hebraicas del Antiguo Testamento, sino por ideas judías y rabínicas (…) en varios puntos importantes, especialmente donde Zwinglio disentía del Catolicismo Romano, está presente una fuerte nota judaica» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» págs. 78 y 326). 

La «Reforma» de Zwinglio no se limitó a la doctrina y a la organización eclesiástica, sino que llevó a cabo toda una revolución en la vida político-social de Suiza, imponiendo un régimen democrático bastante particular, pues era un tipo de democracia- teocracia que se dividía en dos organismos de poder: el Gran Consejo y el Consejo Privado (Heimliche Rath). El primero administraba la «Iglesia Reformada Suiza» y el segundo gobernaba la Confederación Helvética; el 9 de Diciembre de 1528 Zwinglio logró la expulsión de sus adversarios del Consejo Privado, la mayoría de los cuales eran nobles, imponiéndose él (con la ayuda del criptojudío León Judá) en el Heimliche y disponiendo que éste funcionara de manera permanente desde 1529, asegurando así su hegemonía (como vemos Zwinglio es el precursor de nuestras actuales democracias, ya por las fraudulentas maneras de llegar al poder, ya por convencer falazmente al pueblo de que ellos eran quienes decidían los destinos patrios, etc.). Gobernando el Consejo Privado pudo gobernar la «Iglesia Reformada», disponiendo que ésta tuviera dos sínodos anuales con representantes de todas las parroquias, más el poder e influencia de Zwinglio (y detrás de él León Judá) se dilucidaban claramente a pesar de las decisiones tomadas por el Sínodo, como toda democracia que se respeta, se ve el imperio de la oligarquía sobre la tan aclamada y predicada «voluntad popular», es pues por esto y más que Zwinglio puede ser llamado un digno demócrata.

En 1525 Zwinglio fundó en la ciudad de Zurich un seminario teológico llamado «La Profecía», cuyo libro texto era la Biblia, que en no pocas ocasiones se vió acompañada de los textos rabínicos; profesores de esta academia herética fueron: Jacobo Ceporino (hebraísta reuchliniano), León Judá (no podía faltar), Conrado Pellican (ex- fraile franciscano apóstata, hebraísta) y Pedro Mártir Vermigli (sacerdote agustino apóstata, hebraísta), éstos los más importantes. Hay que destacar el papel importante en el desarrollo de esta escuela herética y de sus tesis que tuvo el judío público Moisés de Winterthur, a quien el heresiarca consultó en varias ocasiones sobre los pasajes mesiánicos del Antiguo Testamento y sobre la persona misma de Jesús; este hecho conmocionó a toda la comunidad herética de Suiza, y mucho más lo hizo al saberse las respuestas del judío al heresiarca (negando la divinidad de Cristo y blasfemando contra Él), el mismo Zwinglio tuvo que verse obligado a dirigir una carta a todos sus simpatizantes llamada «Ein flyssige und kurze underrichtung wie man sich von lugen (dero dise zyt nit on gefaerd volloufend) hueten und bewaren soll» (1524) desmintiendo su conexión con el judío Moisés, lo cual lo hizo más evidente aún y no se descarta que el exégeta judío hubiera continuado formando al heresiarca en la exégesis judía de las Escrituras.

Entre los engendros malformados por el Seminario Zwingliano se destacan Heinrich Bullinger(filojudío), Teodoro Bibliander (Buchmann, posible criptojudío y hebraísta), Wolfang Capito (Koepfel, filojudío y humanista erasmiano) y Johannes Hausschein (sacerdote católico apóstata y cabalista reuchliniano), éstos pasarían después de Zwinglio a gobernar la «Iglesia Reformada Suiza». Pero sin lugar a duda el peor engendro parido por esta academia zwingliana fue la «Biblia de Zurich» que fue apareciendo por volúmenes (1525- 1529) hasta publicarse completa (1530), cuatro años antes que la Biblia Luterana. Ésta se tradujo del hebreo por León Judá y al latín por el criptojudío Miguel Adam, con el fin de hacer competencia contra la Vulgata católica, la versión zwingliana está plagada de heterodoxias, errores y lectio rabínica más vale, pero aún así marcó un hito en la historia de las controversias bíblicas. En la concepción zwingliana de las Escrituras ya no hay diferencia entre el Antiguo y Nuevo Testamento, toda la Escritura es llamada abstractamente «Evangelio», suponiendo con esto que la Antigua Ley no habría sido suprimida, que los cristianos tenían obligación de guardar la ley mosaico- talmúdica y que el pueblo judío continuaba siendo el «pueblo escogido por Dios». Por eso se explica que Zwinglio (al igual que todas las otras herejías) viese a su movimiento como un agregado o continuación de la Antigua Ley y que Suiza era el «Israel de los Alpes» (nótese que ésta expresión judaizante ya había sido usada por los valdenses).

JUAN CALVINO (1509- 1564)

Sucesor de la Deforma Zwingliana, llevó ésta a su judaización extrema; su formación viene también de Lyra (y por lo tanto de Rashi), su obra principal fue la «Biblia Ginebrina», continuando la obra de destrucción de la «Biblia de Zurich», para lo cual se valió de León Judá, Santos Pagnino (ex-dominico apóstata, cabalista italiano) y Sebastian Münster (hebraísta luterano). Al igual que Zwinglio, Calvino consideraba de igual jerarquía el Antiguo y el Nuevo Testamento, pero sus obras (como todo buen hebraísta) las basó en el Antiguo Testamento con sus respectivos comentarios exegéticos rabínicos, siendo sus obras sobre el Antiguo Testamento siendo más de 23: «La Ley juega una parte importante en el calvinismo, justamente como sucede en el judaísmo, La Biblia Hebrea, especialmente los proverbios y los Salmos, es considerada de gran importancia» (The Universal Jewish Encyclopedia, vol. 2, 648).

Una de las tantas pruebas más fehacientes del pensamiento judaizante de Calvino se nos presenta en la controversia que tuvo éste con Giorgio Blandrata y Pedro Caroli, en donde afirmaba que el nombre de Jehová puede ser aplicado tanto al Padre como al Hijo, mostrándose aquí la pérfida intención de opacar y disminuir el Santo Nombre de Jesús. Debido a las disputas entre el Consistorio (órgano de gobierno de la «Iglesia Reformada») y el Consejo (Gobierno político) de Ginebra, y al mismo malestar popular, fue expulsado de allí el heresiarca en 1538, adónde volvería por llamado del Consejo en 1541 (Consejo que había caído bajo la poderosa influencia de sus partidarios) tomando posesión de éste y formando la «República Cristiana de Ginebra», cuya ley no fue otra que la ley judía, en efecto: «Calvino fue grandemente atraído por la ley del Antiguo Testamento, que trató de imitar en todo lo posible en su nueva república cristiana de Ginebra» (Encyclopaedia Judaica, vol. 5, 66).

El principal punto de la doctrina herética de Calvino es la Predestinación, donde se ve claramente una corrupción total del concepto católico de predestinación; para el heresiarca ginebrino la predestinación es el decreto divino e irrevocable en el que Dios escogía a algunos hombres para la salvación, no por los méritos de los «ya salvados», sino por efecto de su Misericordia (nótese claramente la pseudo-espiritualidad y la pseudo- mística) y a otros para la eterna condenación. Los predestinados a la salvación representaban la verdadera Iglesia de Cristo; el estado de salvación no podía perderse por los pecados e iniquidades de los «ya salvados», lo cual dió lugar a que los «predestinados» cometieran cualquier clase pecados y aberraciones, llevando la vida más licenciosa y escandalosa cada quién; lo mismo quien ya estaba condenado no podría alcanzar la Misericordia Divina ni el Paraíso por más buenas obras que practicara y cuán santamente viviera, ya que el decreto divino le condenaba. Esta deleznable doctrina es análoga (si no la misma) a la doctrina judaica de la elección divina del pueblo de Israel, enlazándose aquí con la herejía luterana, cuya «sola fidei» también supone la nulidad de las obras buenas como meritorias de salvación, negando así la doctrina católica basada en las Sagradas Escrituras que reza así: «Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma» (Sant. 2, 14- 17).

Calvino propone tres vías para saber si se es predestinado: 1. Observar y hacer observar el Decálogo, 2. La predicación y 3. El celo profesional, y es aquí estimados lectores donde asoma la cabeza el capitalismo. El «celo profesional» no consistía en trabajar con cristiana resignación ni en miras del fin último del hombre, que es Dios, sino con el fin de servir efectivamente por medio de la profesión, adquiriendo «virtudes» tales como la sobriedad, la laboriosidad y el ahorro (¡!). Al convertir la riqueza en un signo de predestinación y para darle el máximo desarrollo y para que alcanzara el mayor desenvolvimiento era necesaria la liberalización del préstamo a interés, eliminando las prohibiciones morales, políticas y económicas contra la usura (prohibiciones que cabe recordar habían impuesto la Iglesia Católica y los reinos católicos) y dándole a ésta rienda suelta. Se podría considerar el momento exacto en que se legalizó la usura en Ginebra como el momento en que el monstruo parido por la Judería, el capitalismo, dió su primer respiro; es por tanto que se puede deducir que «el hecho histórico de que tanto los protestantes como los judíos contribuyeron más de su parte al surgimiento de las instituciones capitalistas y al llamado «espíritu» capitalista, ha permanecido inalterado» (Encyclopaedia Judaica, vol. 5, 68). Algunos autores más aventurados se atreven a llamar a Calvino el «padre del capitalismo», pero es inexacto, ya que bien sabemos que la usura y como tal espíritu capitalista es netamente judío, el calvinismo sirvió de propulsor para este pequeño monstruo; por tanto no debe considerarse casual que el capitalismo hubiera nacido o se hubiera desarrollado en países protestantes: Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Suecia, Suiza, etc.

La doctrina predestinatorio- capitalista de Calvino no es más que la justificación del explotador burgués y el falso «consuelo» del explotado obrero, a quien se le sugería que si se aferraba a la tiranía de los patronos podría llegar a poseer riquezas y por tanto a conocer su estado de predestinación, lo cual obviamente nunca ocurrió.

LA HEREJÍA ANGLICANA

Enrique VIII, cuando Inglaterra tuvo a un sátiro por rey…

La herejía anglicana fue el resultado del famoso divorcio del Rey británico Enrique VIII (1490- 1547) y su legítima esposa la Reina Catalina de Aragón (1485- 1536), pretendiendo éste que el Papa le concediera el divorcio a fin de casarse con la calvinista Ana Bolena. Catalina se había desposado primero con Arturo, hermano mayor de Enrique, en 1501 pero murió el año siguiente a los 14 años; en 1503 tuvieron lugar los esponsales de Enrique (a la sazón de 13 años) con Catalina, cuando éste subió al trono en 1509 se efectuó la boda. Este matrimonio tuvo 6 hijos, cinco de los cuales murieron (1511- 1514) sobreviviendo la última, María (1516). Enrique se argumentó en Levítico 20, 21 para reclamar el divorcio, el versículo veterotestamentario reza de este modo: «`Si alguno toma a la mujer de su hermano, es cosa aborrecible; ha descubierto la desnudez de su hermano. No tendrán hijos», aduciendo que la muerte de sus hijos (haciendo oportuno olvido de su hija María) era consecuencia de haber quebrantado este precepto bíblico y que por lo tanto era inválido el matrimonio con Catalina, más este no era su caso ya que su hermano había muerto y la ley veterotestamentaria mandaba al hermano del fallecido tomar su mujer y darle descendencia a su hermano (véase Deut. 25, 5- 10). Pero esto no nos debe importar ya que aquí es donde reside el hecho, por única vez en la historia un rey católico recurre a la ley judía!!!

El insólito hecho se ve agravado cuando el Rey envía cartas a rabinos de Italia y Francia pidiendo su opinión sobre la legitimidad de su matrimonio y sobre el divorcio, respondiendoles éstos afirmativamente en cuanto al divorcio; incluso trajo a su corte al rabino de Venecia Marcos Rafael para consultarle sobre el mismo punto, este rabino le dió el visto bueno a su divorcio con Catalina y desde aquél instante gozó de prestigio y poder en la Corte Real inglesa. Y el hecho se agrava aún más al considerar que pocos años antes le había sido otorgado por el Papa León X, el 24 de Noviembre de 1521 más específicamente, el título de «Defensor Fidei» por su obra «Defensa de los Sacramentos contra Lutero» (1521); este título le fue alcanzado a instancias del Cardenal Thomas Wolsey (quien había colaborado en la obra) y que fue muy mal acogido e incluso desaconsejado por la Corte Pontificia, ya que consideraba que tal título era apresurado y podría poner en conflicto a los Reyes Europeos que ya poseían títulos otorgados por la Santa Sede, como los Reyes de España que ya poseían el título de «Reyes Católicos» o el Rey de Francia que poseía el título de «Su Cristianisima Majestad»; bien podemos ver que aquél nombramiento de Enrique fue muy apresurado, título que aún conservan, ilegítimamente, los Reyes de Inglaterra.

Tras la dilación del Papa en responder a la petición del rey (hecha en 1528) éste reúne a casi todos los obispos y teólogos de Inglaterra bajo la dirección de Thomas Cranmer, quien sería el primer arzobispo protestante de Canterbury, quienes le otorgaron el divorcio el 23 de Mayo de 1533, el 28 de Mayo el arzobispo Cranmer proclama la «legitimidad» del amancebamiento del Rey Enrique con la Bolena, huelga decir acá que vivía amancebado con ella desde finales de 1528 y ya estaba de ella esperando un hijo… hija mejor dicho (la impía y filojudía Isabel I), y el 1ro de Junio la corona Reina. Al año siguiente el Papa Clemente VII lo excomulgó con excomunión mayor y ratificó la legitimidad de Catalina como su verdadera esposa; en noviembre de ese mismo año (1534) Enrique VIII junto con el Parlamento promulga el «Acta de Supremacía», en dónde se entroniza al rey como cabeza espiritual y temporal de la Iglesia de Inglaterra. Pero aquí no acaba la historia de los amoríos de Enrique: en mayo de 1536 manda ejecutar a la Bolena bajo cargo de infidelidad, el lamebotas arzobispo Cranmer anuló su matrimonio con la Bolena y se casó con Juana Seymour, quien murió al año siguiente al parirle un hijo (que en el futuro sería el Rey Eduardo VI). Después de la muerte de Seymour se casó cuatro veces más el impío Rey hasta que la muerte le sorprendió en 1547. No se le escape al lector que el inicial cisma anglicano (después de Enrique VIII devendría en herejía) fue el resultado de los apetitos sexuales desenfrenados de un Rey glotón y ambicioso, apoyado siempre por la Judería inglesa, que desde el cisma comenzó a escalar puestos de importancia en el gobierno.

Bajo el reinado de Eduardo VI (1547- 1553) el cisma anglicano se convirtió en herejía, cuando se comenzó a revisar la doctrina, la Biblia, el Catecismo y la Misa. En éste último punto fue Cranmer quien llevó a cabo la reforma litúrgica, reuniéndose con Martín Bucero (calvinista), Pedro Vermigli (hebraísta), Francisco Dryander (criptojudío) y Juan Tremelio (criptojudío, que además colaboró con Calvino) y siendo revisadas las reformas litúrgicas por el mismo Calvino (ya conocemos la nefasta doctrina calvinista acerca de la Misa… la cual es exactamente la misma del Novus Ordo). En 1549 sale pues el monstruo engendrado de las reformas de Cranmer llamado «The Book of Common Prayer» (Libro de Oración Común) el cual junto a la Biblia *Hebrea* son los textos canónicos anglicanos por excelencia. Este primer Libro tenía carácter luterano, la versión de 1552 ya vendría con más matices calvinistas. Luego de la muerte de Eduardo en 1553 siguió la breve usurpación del trono por la hebraísta Juana Grey (9 días en total), después siguió la restauración católica por la Reina María Tudor, hija legítima de Enrique VIII  y Catalina  de Aragón (ésta última, legítima esposa de Enrique, murió encerrada en un castillo en 1533), quien mandó ejecutar a muchos herejes y filojudíos, entre ellos Juana Grey y el arzobispo Cranmer, suprimiendo la «Iglesia» Anglicana y volviendo a Inglaterra a la fe católica; desgraciadamente murió repentinamente en 1558 y usurpó el trono la infame Isabel, hija bastarda de Enrique con Ana Bolena, cuyo filojudaísmo era bien conocido, no es casual que estudiase hebreo o que se interesara por el judaísmo o que sus relaciones con judíos píblicos fueran bien conocidas por la Corte y el pueblo como tal (Ver Albert M. Hyamson, «A History of the Jews in England», pág. 135 y ss.).

Desde Isabel I se continuaron los estudios hebraicos en Inglaterra hasta nuestros días, en prestigiosos centros educativos como Oxford y Cambridge se formaban reales hebrístas cuyos maestros fueron judíos públicos y conversos, siendo los de más renombre Isaac AbendanaIsrael Lyons, Joseph Crool, Solomon Schechter, entre otros. Con Isabel I la persecución a la Iglesia Católica se intensificó hasta el punto de llegar a engrosar el martirologio con la sangre de numerosos fieles, monjas y sacerdotes ingleses. Obviando las anteriores versiones anglicanas de la Biblia, varios biblistas bajo la dirección del Arzobispo Mateo Parker revisaron las versiones hebreas de la Biblia de los hebraístas Pagnino y Münster, guiándose también por los comentarios rabínicos, especialmente los de David Kimchi, y publicaron en 1568 la «Bishop’s Bible», que bajo el reinado de Jacobo I (1603- 1625) se le bautizó como la «King Jame’s Bible» (1611), la cual es hasta hoy día la más popular entre los protestantes de habla inglesa. La persecución contra los católicos cesó con Jacobo II, quien fue el último rey católico de Inglaterra, quien después de 3 años de reinado (1685- 1688) fue derrocado por el calvinista Guillermo de Orange, quien a su vez fue bancado para tal ruinosa empresa por la Judería inglesa y por judíos portugueses y holandeses tales como Francisco Van Schoonenberg (nombre real Jacobo Israel Belmonte) y Antonio López Suasso, entre otros. La persecución contra la Iglesia Católica en el Reino Unido recién terminaría en 1850 con la ley de libertad religiosa.

A manera de comentario sobre la Deforma Protestante queremos que el lector tenga en cuenta dos cosas: Los herejes se quejaban de la «tiránica» jerarquía eclesiástica católica, por ser autoritaria e imponerse sobre los fieles, ésto según la lengua falaz de los herejes; pero las sectas nacidas de la Deforma fueron mucho más jerarquizadas que la misma Iglesia Católica y llegaron a ser realmente tiránicas, sólo basta nombrar el caso de la «Iglesia» Anglicana, cuyos asuntos internos no pueden ser tratados ni cuyas decisiones pueden ser tomadas por los mismos eclesiásticos, sino que el Parlamento y el Rey (Reina actualmente) son quienes revisan (muchas veces también formulan) y tienen la palabra final en lo que respecta a los destinos del Anglicanismo. También se quejaban injustamente los herejes de que el Magisterio católico era arbitrario y erróneo, pero nada más erróneo que las doctrinas que fueron tomando las sectas rechazando unos dogmas, aceptando otros y malinterpretándolos también; si consideraban arbitrario el Santo Magisterio Católico no menos lo fue el «magisterio» que ejercieron Lutero, Zwinglio, Calvino y otros heresiarcas en sus respectivas sectas, su palabra era tomada por divina y si se contradecía los facciosos sufrían desde la excomunión (cosa de la que también hipócritamente se quejaban) hasta la misma muerte. Así fue cómo se cambió el Magisterio de la Iglesia guiado por el Espíritu Santo por el auto- magisterio inventado por los heresiarcas quienes a su vez lo basaron en el pseudo- magisterio de los rabinos y de las interpretaciones judías.

II- C MOVIMIENTOS HERÉTICOS POST- REFORMISTAS

Herejes puritanos, símiles de los judíos

Nombrar las corrientes y sectas nacidas después de la Reforma nos llevaría otro extenso post (que éste de por sí ya lo es bastante, pero sabrá el lector que semejante tema no se puede tratar en tres líneas..) pero centraremos este breve estudio en una secta post-reformista que surgió del anglicanismo y que representó la facción más judaizante del protestantismo en general: el puritanismo. Pero antes nombraremos brevemente algunos movimientos post- reformistas: Anabaptistas, secta que carecía de uniformidad puesto que no aceptaban ningún tipo de jerarquía, su doctrina se basaba en el rechazo del bautismo infantil con la necesidad de bautizarse de nuevo, negación del pecado original y uso común del Antiguo Testamento y de los exégetas judíos: «apreciaban (los anabaptistas) la Biblia judía y el judaísmo y manifestaban simpatía y amor por los judíos» (Encyclopaedia Judaica, vol. 7, 472). La corriente antitrinitarista (también llamada unitaria) no representó una secta como tal, sino que fue un corriente doctrinaria que fue seguida por varias sectas protestantes, entre ellas el Mormonismo, los Testigos de Jehová, gran parte de Pentecostalismo, etc. La negación de este importante dogma de la Fe católico es netamente de origen judío, ya que pretende negar la Divinidad de Cristo y afirmar la doctrina judía sobre la unicidad de Dios, al respecto de este movimiento dice el rabino Newman: «En particular  en el movimiento unitario, las contribuciones judías han sido señaladamente importantes: el concepto judío del monoteísmo, la influencia emanada de la literatura apologética judía  y de las controversias con eclesiásticos cristianos, el papel judío en el antiquísimo conflicto entre los partidos  arriano y atanasiano en el cristianismo, y en el desarrollo de ciertas tendencias claramente monoteístas o unitarias durante la Reforma y en la vida cristiana moderna, han sido decisivas» (L.I. Newman «Jewish Influence on Christian Reform Movements» pág. 125).

El puritanismo es el resultado de la Revoluciones político- religiosas de Inglaterra de 1642 y 1688, principalmente de la primera revolución, teniendo éste movimiento su basamento en el movimiento congregacionalista de Robert Browne, movimiento de carácter anárquico ya que negaba la visibilidad de la Iglesia y la jerarquía eclesiástica. El puritanismo surgió además de los sectores más «conservadores» (entiéndase aquí por judaizantes) del anglicanismo que deseaban «purificar» al anglicanismo de los elementos romanos, valga decir llevar la herejía al extremo, tanto así que se puede afirmar que la verdadera Deforma en Inglaterra se desarrolló con el puritanismo: «En el puritanismo se ve la «verdadera reforma» en Inglaterra» (Justo C. Anderson, «Historia de los bautistas», t. II, pág. 63, Casa bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1990).

El puritanismo en todo fue un símil del judaísmo: Observancia estricta de la ley mosaica, más el aditivo de los preceptos talmúdicos, y preponderancia de ésta como Ley civil inglesa, la Torá como código penal y legal de Inglaterra, sabatización del domingo, etc, por eso se puede decir que «el puritanismo es hebraísmo en acción» (The Universal Jewish Encyclopedia, vol. 1, pág. 484). La revolución puritana de 1642 desembocó en la decapitación del Rey Carlos I, la República (1649- 1653) y el Protectorado de Oliver Cromwell (1653- 1658), el cual fue un tirano despiadado, hombre totalmente judaizado, que hizo más rigurosa la persecución contra la Iglesia Católica, achacando en cierta manera al anglicanismo también, pero nunca comparable con la persecución de los fieles católicos, que llegó en muchos casos hasta el martirio. Con Cromwell en el poder se comienzan varias reformas en la vida socio- política de Inglaterra, desde el Parlamento se imponen leyes basadas en la ley mosaica (como lo hemos descrito anteriormente) y se impulsó con esto la judaización de la vida inglesa, la cual ya venía siendo llevada a cabo, aunque muy a paso lento, por el anglicanismo; éste se vió afectado también con las reformas cromwellianas, específicamente en lo que respecta de su organización jerárquica, brindando a los clérigos puritanos tres clases de gobierno: independiente, presbiteriano o bautista, más si se presentaba otro esquema jerárquico por una comunidad era también aceptada. Ante este federalismo eclesiástico se impuso una confederación a la cual se puso a la cabeza al mercader criptojudío Hugo Peters, apodado por tal causa «arzobispo de Canterbury».

Bajo la dictadura puritana, que se extendió hasta los dominios ingleses de América del Norte, se judaizó de tal modo la vida inglesa que hasta el mismo lenguaje inglés se vió infectado con hebraísmos, la misma organización de la judería inglesa se fraguó con Cromwell pero fue llevada a cabo bajo la restauración monárquica de Carlos II, y desde aquél entonces el monopolio judío de la monarquía inglesa se hizo definitivo. Resultado además de la judaización del puritanismo fue la conversión de no pocos puritanos al judaísmo, efecto secundario a decir verdad, ya que el objetivo primario del judío es judaizar al cristiano para manipularlo, no que éste se convierta al judaísmo, ya que el pueblo judío no está interesado en hacer prosélitos como cualquier otra religión: «El Talmud dice que un «ger», un convertido, es tan difícil de soportar como una plaga. Allí es en el doble aspecto de religión- nación del judaísmo donde ponemos el dedo» (Nahum Goldman, «La parábola judía», pág. 76, ed. Losada. Bs. As., 1979). Fruto además de la judaización puritana de la vida inglesa fue la teoría del Angloisraelismo, teoría que sostiene que los ingleses provienen de las diez tribus perdidas de Israel, que habrían llegado a las Islas Británicas en dos grupos diferentes, los celtas primero y los anglosajones y normandos después; el primero en sustentar esta alocada teoría fue el pastor puritano John Sadler (1615- 1674) amigo íntimo de Cromwell y miembro del Parlamento, publicó su obra «Rights of the Kingdom» (1649) donde pretendía demostrar la teoría angloisraelita, pero quien la desarrolló definitivamente fue el escocés John Wilson en su obra «Our Israelitish Origin» (1840); es pues necesario entender esto para comprender la idiosincrasia inglesa que no es más que una mentalidad pirata y judaizada, y con ésto también se ampliarán los horizontes en cuanto al origen y espíritu de ciertas situaciones históricas donde estuvieron presentes «los de la Isla».

Como palabras finales a este post, que reitero no pretende ser un estudio minucioso y académico sino una mirada general del problema que siempre ha afligido a la Iglesia de Cristo, quisiera recalcar ante todo dos cosas: Primero la malicia judía, que bien sabemos que no se limitó sólo al campo de batalla doctrinal, y donde se evidencia el orden sobrehumano (diabólico) de este odio; y segundo la ineptitud cristiana, así es, si el enemigo atacó y venció fue porque el cristiano no estuvo alerta y permitió que el enemigo viniera a sembrar la cizaña y destruyera el trigo, basta nomás recordar la falta de piedad de gran parte de los cristianos en el Renacimiento que hizo posible una revolución anticatólica en el siglo XVI con Lutero y compañía; en las grandes vicisitudes de la Historia de la Iglesia siempre ha habido hombres y mujeres santos que opusieron ante la maldad de los enemigos de Cristo la pureza de vida y la firmeza doctrinal, como fue la respuesta ante la diabólica Deforma con un Santo Concilio de Trento, con un San Pío V, con una Santa Teresa de Ávila, con un San Juan de la Cruz, con un San Francisco Javier, etc., Dios siempre suscita hombres fieles a la Verdad que contrarresten el error y devuelvan a los extraviados al redil de Cristo; si bien estos tiempos actuales son de Apostasía total ya que el Enemigo diabólico- judaico ha logrado ganar para sí a la misma Roma y que esto no lo restaura más que Cristo Nuestro Señor con su Santa Parusía, ello no nos exime de ser generosos con nuestra Santa Madre Iglesia y oponer ante la maldad y corrupción de sus enemigos (que lo son también nuestros) la santidad de vida y la predicación infatigable de la Verdad.

Esperamos con la gracia de Dios elaborar y publicar pronto la tercera y última entrega de este post sobre el origen judío de las herejías muy pronto.

NOTA ACLARATORIA: Por caridad cristiana y por honestidad intelectual debe saber el lector que la mayoría de estos datos fueron sacadas de las siguientes obras: «Complot contra la Iglesia» de Maurice Pinay- 3 volúmenes, «La Judaización del Cristianismo y la Ruina de la Civilización» de Federico Rivanera Carlés- 3 volúmenes. También nos vemos en la obligación de recomendar a nuestros lectores, confiamos sean pocos, que quizá no están familiarizados con este tipo de lectura o que no están los bastante preparados para asumir el estudio y reflexión de este tipo e obras (extensas y densas) les recomendamos formarse primero en lo más elemental: la lectura de las Sagradas Escrituras, del Catecismo de San Pío X, etc para poder afrontar después este tipo de estudios. Pero en general recomendamos leer estas dos obras con particular atención, ya que podrían encontrarse ciertas cosas que, sin el debido estudio y reflexión, pueden llevar a gravísimos errores y malentendidos. Con esto no queremos descalificar las obras antes mencionadas, todo lo contrario, son éstas portadoras de datos reveladores y de un estudio profundo del asunto en cuestión, pero aún así, no dejan de haber cosas que, en menos o mayor nivel, se presten para malentendidos.

Gentileza de Lenguas católicas