Quien quiera estar «afianzado» -como dicen- en Dios, o en Cristo, que me aceptarán que es lo mismo, necesariamente como definió el Papa Bonifacio VIII y hemos explicado, debe estar SUBORDINADO a Pedro, es decir al Papa en funciones, gobernando a la Iglesia y ejerciendo todas las funciones que corresponden al Vicario de Cristo. San Ambrosio (330-397) escribe en DE POENITENTIA I, CapVII: «No se puede tener parte en la herencia de Pedro, sino a condición DE PERMANECER ADHERIDOS A SU SEDE». En el DICCIONARIO DE LA FE CATÓLICA de la Editorial JUS (1953) se lee por esto con toda razón: «PAPA, primacía del: …el Papa es el centro de la unidad y de la comunión, siendo la comunión con el Papa, LA SEÑAL CARACTERÍSTICA DE LA ORTODOXIA CATÓLICA«. ¿No se puede estar «afianzado» en Dios o en Cristo?, no, no es posible. Lo que hemos visto sería suficiente para muchos, pero abundaremos más en el tema para que no quede ninguna duda al respecto. Dios sin Papa, no es posible.
Santo Tomás de Aquino en su COMENTARIO AL EVANGELIO DE SAN MATEO, (XVI, 18) dice: «…a este (a Pedro), especialmente lo premia: A ti te digo que tu eres Pedro, etc… Primero le da el nombre y en segundo lugar del poder… Y en cuanto a lo primero, primeramente da el nombre y en seguida la razón del nombre: y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Pues a esto he venido al mundo, a fundar la Iglesia. Isaías XXVIII, 16: «He aquí que pongo como fundamento de Sión una piedra elegida, singular, preciosa y fundamental: quien tuviere fe en ella, no vacilará. Marcada está, sigue Santo Tomás, como la piedra que sirvió de cabecera a Jacob y que él ungió, como dice el Génesis XXVIII… Y esta piedra es Cristo, y por esta unción, todos son llamados cristianos POR LO CUAL NO NOS DECIMOS CRISTIANOS SOLO POR CRISTO, SINO POR LA PIEDRA. Por lo cual, especialmente le impuso (a Pedro) el nombre. Tu es Petrus, por la piedra que es Cristo… Propiedad de la Piedra es que se ponga como fundamento y también para que dé firmeza… Sobre esta piedra, esto es, sobre , piedra: porque de mí que soy piedra, te viene que tú seas piedra. Y así como yo soy piedra, así, sobre , piedra.
Muy saludable sería que los cismáticos de hoy reflexionaran las palabras de Santo Tomás: «NO NOS DECIMOS CRISTIANOS SOLO POR CRISTO, SINO POR LA PIEDRA». Y a la luz de las doctrinas consagradas por la Revelación y recibidas por toda la Tradición y la Teología, descubrimos la terrible impostura de quienes enseñan que sin estar subordinados al Papa, pretenden estar «afianzados» en Dios. Negarse a tener al Papa, pensando que Jesucristo va a gobernara sin Su Vicario, es un gran engaño. Pensar que la elección de Pedro debe ser diferida a tiempos o situaciones más favorables es traicionar a Dios. Es manipular la voluntad de Dios. Es manipular y engañar a los fieles.
Nuestro Señor Jesucristo y Pedro, son una misma piedra. Por ese motivo, Pío XII (1939-1958) en su Encíclica MYSTICI CORPORIS, 35, dice: «CRISTO Y SU VICARIO, CONSTITUYEN UNA SOLA CABEZA». Y así, en CONTROVERSIARUM DE SUMMO PONTIFICE, de Vives, París, 1870, San Roberto Belarmino, Doctor de la Iglesia, dice que nuestro Señor Jesucristo puso a Pedro este nombre, porque con este mismo nombre El es designado en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento: Isaías IV, 14 a 28; Daniel II, 35 y 45; Salmo CVII, 22; Mateo XXI, 42; RomIX, 1; Cor. X, 1; Efe. II, 1; I Pedro II, 4; etc. «Sólo con Pedro, dice San Roberto, comunica Cristo SU NOMBRE, el nombre que lo significa a él mismo, para indicar que a Pedro LO HACE FUNDAMENTO Y CABEZA DE LA IGLESIA CON EL».
Corrobora esta doctrina el Papa San León que en su Epístola 89 ad Viennprov. enseña: «Esto dijo (Cristo), expresando una asociación de indivisible unidad, lo que era él mismo quiso significarlo diciendo: Tu eres piedra». Y en el sermón que se pronunció para conmemorar el tercer aniversario de su elevación al sumo pontificado, dijo: «Así como mi Padre te reveló mi divinidad, así también yo te hago notar tu excelencia, porque tu eres Pedro; esto es, de la misma manera que yo soy piedra invulnerable, yo la piedra angular QUE DE UNA Y OTRA HAGO UNA SOLA, yo el fundamento, en lugar del cual ninguno puede ponerse, con todo, TU TAMBIÉN ERES PIEDRA y para que afirmando con mi virtud, las cosas que son propias de mi poder, sean también tuyas, en participación conmigo».
También el Papa Bonifacio VIII en su Bula UNAM SANCTAM del 18 de noviembre de 1302, dice: «La Iglesia, pues, que es una y única, tiene un solo cuerpo, UNA SOLA CABEZA, y no dos como un monstruo, es decir, Cristo, y el Vicario de Cristo, Pedro y sus sucesores».
¿Dónde queda ese pretendido deseo de «afianzarse» en Dios, en Cristo, sino se tiene a Pedro?. La Doctrina de la Iglesia enseña con claridad que estar con Cristo es estar con el Papa, así como estar con el Papa, es estar con Cristo. Esta unidad es indivisible.
Quien predica que se quiere afianzar a Dios y no lo hace en Su Vicario, cree lo mismo que los protestantes que dicen que con Cristo les basta. Espiritualidad y apostolado intensos también los tienen los miembros de las sectas. Pero no está con ellos Pedro.
Jaime Balmes en LA RELIGIÓN DEMOSTRADA, T. I, pág. 927 dice: «GUARDENSE LOS CATÓLICOS DE PRESTAR OÍDOS A LOS QUE INTENTAN PERSUADIRLES DE QUE LA SUPREMACÍA DEL PAPA, NO ES NECESARIA PARA NADA, entiendan que se trata nada menos que de un dogma de Fe reconocido como tal por toda la Iglesia».
El Concilio de Constanza (1414-1418), en su sesión XV del 6 de julio de 1415 condenó los errores de Juan Hus. Entre ellos el siguiente que dice: «Los Apóstoles y los fieles sacerdotes del Señor, gobernaron la Iglesia valerosamente en las cosas necesarias para la salvación, antes de que fueran introducido el oficio del Papa; y así lo harían si, por caso sumamente posible, faltara el Papa hasta el día del Juicio».
Al negarse a elegir Papa, al negarse primeramente a la unidad, han rechazado también a Cristo, que con el Papa constituye una sola cabeza (MYSTICI CORPORIS), a quien no quieren oír, porque sobre Pedro el Señor edifica Su Iglesia, y han dejado de ser cristianos, porque no nos llamamos cristianos sólo por Cristo, sino por la piedra (Santo Tomás de Aquino) y quieren hacer de la Iglesia un monstruo de dos cabezas (Bonifacio VIII), y quieren inventar una novedad herética mediante la cual debemos de suponer que hay situaciones, a juicio de los hombres, en la que no es necesario el Papa en la Iglesia, o que su elección se puede diferir para buscar situaciones favorables. Por esto, todo el edificio amenaza ruina por culpa de los hombres.
Los que dicen esto, no son más que unos corchetes del Diablo.

Mons. José F. Urbina Aznar
EL DRAMA DE LA HETERODOXIA ENTRE LOS TRADICIONALISTAS
Extracto de un folleto de MonsUrbina del 2005 refutando un articulo
de un sacerdote sedevacantista poco ortodoxo)

2005