Desde los primeros siglos de la Iglesia no han faltado partidarios del milenarismo.
Algunos libros apócrifos del judaismo precristiano, como el libro III de los Oráculos sibilinos, el libro de Enoc etiópico, el libro de los Jubileos y el Apocalipsis de Baruc, hablan de los tiempos venideros, en los cuales las fieras salvajes se amansarán, los hombres gozarán de toda clase de bienes materiales, vivirán tantos o más años que los patriarcas antediluvianos y serán de estatura gigante. Esta concepción, que unas veces va unida a bienes espirituales y a la presencia del Mesías y otras nada tiene que ver con éste, presenta en los diversos libros duración distinta, y es la que se conoce con el nombre de milenarismo craso.
De los judíos pasó a los primeros cristianos, que creyeron ver un fundamento para ella en la afirmación del capítulo XX del Apocalipsis de San Juan, según la cual Cristo habrá de reinar mil años con los justos antes del juicio final (El pasaje es oscuro, como todo el libro del Apocalipsis; pero no habla de cuerpos resucitados, y puede cómodamente entenderse del espacio que media entre la muerte y el juicio final, durante el cual Cristo reina en el cielo con los justos). Cerinto y los ebionitas, según Eusebio, participaron de esta creencia (Historia Eclesiástica III 28: MG 20, 275); la supone el capítulo XV de la Epístola del Pseudo-Bernabé, y la aceptan San Papías (Cf. Funck, Patrum Apostolicorum opera, vol.2, Papiae Frag. I), San Justino (Dial, cum Tryph.. MG 6,663), San Ireneo (Adversus haereses, V 31. MG 7, 11210-1218), Tertuliano (Adversus Marción, III 24: ML 2355) y otros de menor importancia. Todos éstos habían de un reinado espiritual de Cristo sobre la tierra, bien sobre los hombres que en ella viven, bien sobre los justos resucitados, pero siempre antes del juicio final. Esta forma de milenarismo suele llamarse milenarismo mitigado.
Ya San Justino, en el lugar citado, decía que muchos buenos católicos no lo admitían. Y así lo rechazaron expresamente Eusebio, Orígenes, Dionisio Alejandrino, San Basilio, San Jerónimo y San Agustín; cuyo argumento principal es que la Iglesia sólo admite en el Símbolo una doble venida de Cristo: la primera a redimirnos y la segunda a juzgarnos.
El presente decreto del Santo Oficio declara que el milenarismo mitigado no se puede enseñar con seguridad. Con esta declaración oficial obtiene valor para la Iglesia universal la precedente respuesta privada del mismo Santo Oficio al arzobispo de Santiago de Chile, de 11 de julio de 1941, a propósito de un brote reciente de estos errores en el territorio de su jurisdicción (Véase el texto latino con las Annotationes del P. Silvio Rosadini en Periódica, 31).
La carta del Santo Oficio decía así:
«Palacio del Santo Oficio, 11 julio 1941.
Excmo. y Revdmo. Sr. :
Se ha recibido en este Santo Oficio la carta número 126/40, de 22 de abril de 1940, en que V. E. daba noticia de que en esa archidiócesis había quienes defendían el sistema de los milenaristas espirituales y que cada día iba en aumento el número de los admiradores de tal doctrina y de la obra del P. Lacunza Venida del Mesías en gloria y majestad. Al mismo tiempo, V. E. pedía a la Santa Sede las normas oportunas.
Llevado el asunto a la reunión plenaria del miércoles día 9 de este mes, los Emmos. y Revdmos. Cardenales de esta Suprema Sagrada Congregación mandaron responder:
El sistema del milenarismo aun mitigado —o sea, del que enseña que, según la revelación católica, Cristo Nuestro Señor ha de venir corporalmente a reinar en la tierra antes del juicio final, previa la resurrección de muchos justos o sin ella— no se puede enseñar con seguridad.
Así, pues, apoyándose en esta respuesta y en la condenación ya hecha por este Santo Oficio de la obra del P. Lacunza, V. E. procurará vigilar cuidadosamente para que dicha doctrina bajo ningún pretexto se enseñe, propague, defienda o recomiende, sea de viva voz, sea por cualquier escrito.
Para conseguirlo podrá emplear V. E. los medios necesarios no sólo de persuasión, sino también de autoridad, dando, si fuere oportuno, las instrucciones que fueren necesarias a los que enseñan en el seminario y en los institutos.
Y si surgiere algo de mayor gravedad, no omita V. E. comunicárselo al Santo Oficio.
Aprovecho la ocasión para testimoniarle el sentimiento de mi estimación y quedo de V. E. afectísimo, F. Card. Marcchetti Selvaggiani. — Excmo. y Revdmo. Sr. D. José M. Caro Rodríguez, arzobispo de Santiago de Chile.»
La precedente carta habla de un milenarismo que se enseñara como perteneciente a la revelación cristiana. El decreto del Santo Oficio para la Iglesia universal prescinde de las razones que dicho milenarismo invoque en su favor.
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En estos últimos tiempos se ha preguntado más de una vez a esta Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio qué se debe pensar del sistema del milenarismo mitigado, que enseña que Cristo Nuestro Señor antes del juicio final, previa la resurrección de muchos justos o sin ella, ha de venir visiblemente a reinar en esta tierra.
Propuesto el asunto a examen en la reunión plenaria del miércoles 19 de julio de 1944, los eminentísimos y reverendísimos señores cardenales encargados de la tutela de la fe y de las costumbres, oído previamente el voto de los reverendos consultores, decretaron responder que el sistema del milenarismo mitigado no se puede enseñar con seguridad.
Y el día siguiente, jueves 20 del mismo mes y año, nuestro Santísimo Padre Pío, por la divina Providencia Papa XII, en la acostumbrada audiencia concedida al excelentísimo y reverendísimo asesor del Santo Oñcio, aprobó, confirmó y mandó publicar esta respuesta de los eminentísimos Padres.
Dado en Roma, desde el Palacio del Santo Oficio, a 21 de julio de 1944.—J. Pepe, notario de la Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio.
DOCTRINA PONTIFICIA
Documentos Biblicos
B.A.C.
12 Comments Already
Simón Del Temple -noviembre 14th, 2019 at 2:05 pmnone
Comment author #2271 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
Particularmente creo (aunque no sea Dogma de Fe explícito aún, y diciendo “aún” digo, sostengo y creo, que a Su Vuelta Jesucristo encontrará la Iglesia en las mismas condiciones que cuando la fundó: Visible con Cabeza Visible, es decir con el Papa, Sucesor de San Pedro rigiendo, enseñando y santificando a los pocos Obispos y fieles que encuentre (Cristo) firmes en la Fe) que el Milenarismo profetizado en la Escritura (por los Profetas, por Jesucristo mismo y por San Juan) será como la consecuencia natural y lógica de la declaración como Dogma divinamente revelado, contenido en la Escritura, en la Tradición Patrística de Oriente y Occidente, de la Primacía Absoluta y Universal de Nuestro Señor Jesucristo en el orden de la naturaleza y de la Gracia en todas las vías “ad extra” del Seno Trinitario.
La falsa iglesia idolátrica y apóstata, naturalista y antropocéntrica acabará adorando al Hombre en la persona del Anticristo en un reino temporal y pasajero. La Iglesia Católica Visible con Cabeza Visible seguirá adorando al Verbo Encarnado, y pondrá -creemos- el arma más poderosa contra el humanismo idolátrico: la declaración infalible del Cristocentrismo, antes de la Segunda Venida de Jesucristo, y por tanto el Milenarismo no se verá como una cosa descolgada y peregrina, sino como la consecuencia lógica -natural y sobrenatural- del Dogma de la Primacía de Cristo.
Creemos que existe una conexión -suaviter et fortiter- entre el Cristocentrismo y el Reino temporal de Cristo, porque es como una corroboración que se sigue del Dogma (aún no definido). La Providencia siempre ha actuado así: por ejemplo, aunque la Santísima Virgen Nuestra Señora SIEMPRE fue la CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL, no obstante esperó para llamarse la “Inmaculada Concepción” a Sí Misma, DESPUES de la declaración del Dogma, en Su aparición en Lourdes.
Por eso creemos que antes de la Segunda Venida DEBE haber un Papa Visible, y creemos en la definición del Ultimo Dogma para mayor honor y gloria del que vendrá a tomar posesión de Su Reino pensado y querido para El desde toda la eternidad en la Mente divina, y expresado por sus Santos y Profetas.
Simón Del Temple
Simón Del Temple -noviembre 14th, 2019 at 2:22 pmnone
Comment author #2272 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
El capítulo XX del Apocalipsis de San Juan es PROFECÍA.
Por tanto es preciso distinguir entre PROFECÍA y REVELACIÓN, por ejemplo, el objeto de la Teología es hacer inteligible hasta donde alcance la razón humana iluminada por las luces de la Fe, aquello que Dios reveló para que fuera creído, por ejemplo la Santísima Trinidad.
La Profecía no tiene por objeto hacer inteligible el dato revelado, sino hablar o escribir sobre el futuro que solo Dios conoce y se lo muestra a algunos privilegiados suyos, por ej. Daniel, San Juan, por tanto la resurrección de los muertos -en la Primera Resurrección- es una profecía.
Lo que la Iglesia define son verdades implícitas en la Revelación, pero no en la Profecía, así, nunca la Iglesia va a definir el futuro, porque el Vidente es distinto al que Enseña. Un Papa podrá enseñar infaliblemente pero nunca podrá definir infaliblemente lo intrínseco de la Profecía porque le está oculto como a cualquier mortal -salvo un privilegio especial de Dios hacia él-, y no es su función. San Pedro no es San Juan, y no por oposición porque los dos son Apóstoles del Cordero, sino por dones distintos. Además 2000 años de Iglesia lo demuestran, ¿cómo podría definir la Iglesia lo que la Profecía indica para la época propia del final? Los “Mil años” de la Profecía siguen allí…..
Simón Del Temple
Simón Del Temple -noviembre 14th, 2019 at 2:31 pmnone
Comment author #2273 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
He aquí las Promesas a la Iglesia, resumidas en las siete cartas del Apocalípsis:
“Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida que está en el Paraíso”.
“El vencedor no será alcanzado por la segunda muerte”.
“Al vencedor le daré del maná oculto; y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo que nadie sabe sino aquel que lo recibe”.
” Y al que venciere y gusrdare hasta el fin mis obras, le daré poder sobre las naciones -y las regirá con vara de hierro y serán desmenuzados como vaso de alfarero- como Yo lo recibí de mi Padre, y le daré la estrella matutina”.
“El vencedor será vestido así, de vestidura blanca y no borraré su nombre del libro de la vida; y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles”.
“Del vencedor haré una columna en el Templo de mi Dios, del cual no saldrá más, y sobre él escribiré el nombre de Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén , la que desciende del cielo viniendo de de mi Dios”.
“Al vencedor le haré sentarse conmigo en mi trono, así como Yo vencí y me senté con mi Padre en su trono”.
¿Alguien puede dudar de las Promesas de Jesucristo, que se cumplirán en Su Reino?
Simón Del Temple
Diego -noviembre 14th, 2019 at 3:01 pmnone
Comment author #2274 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
La cuestión, Simón del Temple, es que tiene usted razón, la Iglesia no tiene la competencia de manifestar nada infalible sobre la profecía desconocida hasta que se cumpla, pero si la Iglesia no puede definir nada al respecto, menos aún el católico individual que, a fuerza de pontificar, hace del sistema milenista la clave según la cual interpreta todo. Y no siendo dogma, trata de imponerlo a otros, e incluso anatematizan a los que no creen en el milenismo, como cierto sacamuelas que pone sus heréticos sermones en radio cereniedad ¿Qué es esto sino fomentar la división de la Esposa Inmaculada de Cristo en torno a opiniones que la Iglesia asegura que no se pueden enseñar con seguridad?
San Agustín, según la Enciclopedia católica, explica las dos resurrecciones así:
«San Agustín fue por un tiempo, como el mismo testifica (De Civitate Dei, XX, 7), un destacado campeón del milenarismo; pero él ubica al milenio después de la resurrección universal y se lo mira con una luz más espiritual (Sermo. CCLIX). Sin embargo, cuando él acepta la doctrina de sólo una resurrección universal y un juicio final siguiéndola inmediatamente, no puede más adherir al principio más importante del temprano milenarismo. San Agustín finalmente se adhirió a la convicción de que no habrá un milenio. La lucha entre Cristo y sus santos por un lado y el mundo malvado y Satán por el otro, es librada en la Iglesia sobre la tierra; así el gran Doctor lo describe en su obra “La Ciudad de Dios”. En el mismo libro nos da una explicación alegórica del Capítulo 20 del Apocalipsis. El nos dice que la primera resurrección, de la cual este capítulo trata, se refiere al renacimiento espiritual en el bautismo; el sabbath de mil años después de seis mil años de historia es la vida eterna completa—o en otras palabras, el número mil intenta expresar perfección, y el último espacio de mil años debe ser entendido como refiriéndose al fin del mundo; en todos los casos, el reino de Cristo, del que el Apocalipsis habla, sólo puede ser aplicado a la Iglesia (De Civitate Dei, XX 5-7). Esta explicación del ilustre Doctor fue adoptada por los teólogos occidentales que lo sucedieron, y el milenarismo en su forma original no recibió más apoyo. Cerinto y los ebionitas se mencionan en los escritos posteriores contra los herejes defensores del milenario, es cierto, pero como separados de la Iglesia. Además, la actitud de la Iglesia hacia el poder secular había experimentado un cambio con su conexión más cercana con el imperio Romano. No hay duda que este cambio en los acontecimientos hizo mucho por despegar a los cristianos del viejo milenarismo, el que, durante la época de la persecución había sido la expresión de sus esperanzas de que Cristo reaparecería pronto y derribaría a los enemigos de sus elegidos. Las opiniones milenaristas desaparecieron todas lo más rápidamente, porque, como se destaca más arriba, a pesar de su amplia difusión, aún entre sinceros cristianos, y a pesar de su defensa por prominentes Padres de la primitiva Iglesia, el milenarismo no fue jamás sostenido en la Iglesia Universal como un artículo de fe basado en las tradiciones Apostólicas».
Parece más piadoso adherir a la doctrina de doctores de la Iglesia, como San Agustín o San Jerónimo, que a individuos particulares sobre los que la Iglesia no se pronunciado ¿no le parece?
Lo cierto es que a pesar de su defensa por unos pocos Padres de la primitiva Iglesia, el milenarismo no fue jamás sostenido en la Iglesia Universal como un artículo de fe basado en las tradiciones Apostólicas.Esto debería ser suficiente para no guiar la vida por algo que no es dogma de fe. La razón de no obstinarse en ello es que crearía más división tratando de romper la túnica inconsutil de Cristo,por sostener pareceres propios que no son de fe. Intento de división innecesaria, sino temeraria, según mi parecer.
Simón Del Temple -noviembre 14th, 2019 at 5:00 pmnone
Comment author #2275 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
Diego,
si el Espíritu Santo hubiera querido decir otra cosa que la que inspiró a San Juan, no le parece que lo hubiera hecho? Pero como lo expresado en la Profecía es de inspiración divina, parece que es mas honroso ajustarse a la letra del la Revelación que no a una interpretación alegórica. Si dice «mil años» no veo por qué razón interpretar otra cosa que lo que dice.
Distinto es cuando se hace imposible ajustar la mente al texto literal crudo, como cuando habla de de «Bestia que sale del mar» o la de la «tierra, que tiene cuernos de Cordero y boca de dragón». Ahí la interpretación debe ser literal- metafórica, pero con respecto al TEXTO del capítulo XX, no se ve la razón para interpretar de otra manera que la que ha sido escrita e inspirada. Incluso existen oraciones aprobadas por la Iglesia en donde se pide la gracia de participar de la Primera Resurrección, profetizada en el cap.XX.
Me parece abusivo decir -como lo hace usted- que creer en lo que dice San Juan es «obstinarse» y «crear división» y «tratar de romper la túnica inconsutil de Cristo». Eso hacen los cismáticos y los herejes.!!!
Toda la escuela franciscana, por ejemplo, desde el Beato Escoto sostuvo la tesis de la Inmaculada Concepción, no siendo Dogma de Fe definido todavía, y nunca nadie sostuvo que eso «era un intento de división innecesaria» y «temeraria» por sostener «pareceres propios».
Podría recomendarle la lectura de escritos muy interesantes sobre el Milenarismo no condenado por la Iglesia, pero seguramente no los leerá, porque debe creer como la mayoría lo hace, que existe una condena de parte de la Iglesia, siendo tan solo que ella está referida al «milenarismo carnal» que sostenían los herejes. Eso sí divide, etc. etc.
Inútil su intento, pues yo no soy milenarista carnal.
Los Decretos de la Iglesia son disciplinares pero no condenatorios, además se refieren al MODO de PRESENCIA de Cristo en el Milenio, y no sobre el Milenio mismo.
Simón Del Temple
Simón Del Temple -noviembre 14th, 2019 at 5:22 pmnone
Comment author #2276 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
El Papa Pío XII en su encíclica Divino Afflante Spiritu expresa: “Al llevar a cabo esta obra, tengan presente los intérpretes, que su máximo cuidado ha de dirigirse a ver y determinar con claridad, cuál es el sentido de las palabras bíblicas que se llama literal. Este sentido literal, han de averiguar con toda diligencia por medio del conocimiento de las lenguas, con ayuda del contexto y de la comparación con pasajes semejantes; a todo lo cual suele también apelarse a la interpretación de los escritores profanos, a fin de que aparezca patente y claro el pensamiento del autor”. (Dz. 2293).
Simón Del Temple -noviembre 14th, 2019 at 6:08 pmnone
Comment author #2277 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
No participamos la opinión de los que piensan que nada concreto y particular se anuncia en las profecías. Los Apóstoles y sus discípulos no pensaban así en la aplicación que tantas veces hacen de las antiguas profecías. La posterior idea derrotista, frente a la profecía bíblica, es uno de los frutos más legítimos del alegorismo alejandrino, que en su afán de verlo todo ya cumplido, y no acertando luego a salvar la distancia que media entre la profecía y la historia, ante las apremiantes exigencias de la letra, echa mano de los conocidos subterfugios, que suelen cristalizar en frases como ésta: “Así dice el texto, pero ya se sabe lo que esto significa”.
Para nosotros el texto profético dice lo que dice, unas veces en lenguaje llano y otras en lenguaje figurado, tal vez alegórico, pero la existencia de la alegoría debe probarse y no sacarla luego de quicio, haciéndola decir lo que no dice y no dejándola decir lo que dice. Propio o figurado, el lenguaje ha de tomarse normalmente en su sentido obvio y usual. Obrar de otra manera es abrir la puerta a todas las arbitrariedades no sin menoscabo de la palabra profética que, a fuerza de hacérselo decir todo se la acomoda a cualquier cosa, y se acaba luego por no hacerla decir nada en concreto. Es la última conclusión a que nos va llevando fatalmente el alegorismo alejandrino.(Esto dice el exégeta García Ramos sobre el lenguaje profético y el sentido literal)
Diego -noviembre 14th, 2019 at 9:43 pmnone
Comment author #2279 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
Estimado Simón del Temple.
Usted puede sostener la interpretación que prefiera,privadamente, yo me quedo con la de San Agustín, que para eso es un santo Doctor de la Iglesia, y su opinión ni fue nunca condenada ni jamás se dijo por la Iglesia que no podía enseñarse con seguridad. Entre tanto la Iglesia no se pronuncie la doctrina de la Iglesia sobre el milenarismo mitigado es:
El sistema del milenarismo aun mitigado —o sea, del que enseña que, según la revelación católica, Cristo Nuestro Señor ha de venir corporalmente a reinar en la tierra antes del juicio final, previa la resurrección de muchos justos o sin ella— no se puede enseñar con seguridad.
Y el día siguiente, jueves 20 del mismo mes y año, nuestro Santísimo Padre Pío, por la divina Providencia Papa XII, en la acostumbrada audiencia concedida al excelentísimo y reverendísimo asesor del Santo Oficio, aprobó, confirmó y mandó publicar esta respuesta de los eminentísimos Padres.
Si el Santo Padre Pío Nono «aprobó y mandó que se procurará vigilar cuidadosamente para que dicha doctrina bajo ningún pretexto se enseñe, propague, defienda o recomiende, sea de viva voz, sea por cualquier escrito, le pregunto a usted ¿cómo es que recociendo a Pío XII como papa, pretende difundir o propagar una doctrina que no se puede enseñar bajo ningún pretexto? ¿ ¿No hay que obedecer los decretos del Papa Pío XII, si contradicen nuestras opiniones? Esto no parece coherente. Si hay qué obedecer al Papa ¿cómo usted le hace contradición en esto? Algo no va bien.
De momento, aunque usted tiene legitimidad para interpretarlo literalmente ese capítulo del Apocalipsis, de ninguna manera me parece que es lícito que la enseñe y defienda, según Pío XII. Hasta que la Iglesia no haga un pronunciamiento definitivo sobre la meteria en discusión, sea suficiente para el católico saber que no les es lícito defenderla.
Por mi parte, me quedo con la interpretación de San Agustín porque de esa manera obedezco a la Iglesia.
Si esta declaración del Santo Oficio fue aprobada por su santidad Pío XII,los católicos debemos acatarla sin más discusión.Cuando se pronuncié el Papa definitivamente también la acataremos los católicos, apruebe o rechace el milenarismo.
Simón Del Temple -noviembre 15th, 2019 at 12:46 amnone
Comment author #2281 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
Vea Diego, nada anda mal.
Le agradezco que su respuesta me de lugar a explicar lo que significa «DISTINGUIR PARA NO ERRAR».
Si el mismo Pio XII dice que «el máximo cuidado ha de dirigirse a ver y determinar con claridad, cuál es el sentido de las palabras bíblicas que se llama LITERAL» (subrayado mío), no puede equivocarse ni contradecirse firmando un Decreto que se oponga a lo que está exhortando. Por tanto, aquí es donde viene lo que hay que DISTINGUIR en los Decretos.
Lo que no se puede enseñar, según los dos Decretos, el primero restringido geográficamente, y el segundo a toda la Iglesia, es un milenarismo ajeno a la Escritura y a la Profecía de San Juan, es decir un «milenarismo mitigado» en el que Jesucristo reine «corporaliter» (dice el primero), y el segundo corrige y pone «visibiliter», lo cual significa que están diciendo, ambos Decretos, que no se puede enseñar acerca del MODO DE LA PRESENCIA de Jesucristo en SU REINO. Y no otra cosa.!!!
Lo que no puede condenar jamás la Iglesia es el Reino de Jesucristo como tal, el cual es la misma Iglesia, en la que SIEMPRE ha estado y está PRESENTE, y aunque no «visibiliter», si «CORPORALITER» desde la Eucaristía. Es de Fe.
Entonces, en qué quedamos? Jesucristo reina o no reina «corporaliter» en la Iglesia, que ES Su Reino? Quien podría negarlo? Pero SU PRESENCIA PERSONAL: Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, NO ES VISIBLE a los ojos humanos, sino tan solo por la Fe sobrenatural. Por tanto, aunque PRESENTE y «corporaliter», no está «visibiliter».
En la Parusía, que significa «manifestación», es decir SU PRESENCIA SE HARÁ MANIFIESTA, dice la Escritura que «VERÁN al que traspasaron» y el mismo Nuestro Señor les asegura a los judíos que no lo VERÁN hasta que digan «Bendito el que viene en el Nombre del Señor», lo cual significa que del mismo modo que después de la Resurrección aparecía y desaparecía de los ojos de los Apóstoles para acostumbrarlos a creer lo que les había dicho: que «Yo estaré siempre con vosotros», algo semejante sucederá en Su Parusía cuando el Verbo Encarnado y Glorificado manifieste Su Gloria y Majestad.
Y de ese MODO; ni «corporaliter ni visibiliter» PERMANENTEMENTE, estará en el Reino preparado por Su Padre, porque -como dice la Escritura «es NECESARIO que El reine».»Y su reino no tendrá fin» hasta que se lo entregue de vuelta al Padre, acabado el Juicio Final y comience la eternidad, luego de haber extendido mansamente Su Reino por toda la tierra -como dicen todos los Profetas- y por un período que San Juan dice «Mil años».
Por tanto los Decretos están perfectos, «NADA ANDA MAL», como usted supone, NADA dicen del Reino los Decretos, sino del MODO de reinar, porque DEBE reinar.
Creyendo esto me ajusto absolutamente al mandato de la Iglesia de no enseñar un «milenarismo mitigado», y ninguno me puede acusar de no «acatar» como usted dice lo que manda el Santo Oficio.
Entonces no soy yo quien interpreta mal lo que enseña la Iglesia, en todo caso es usted que entiende mal lo que debe entenderse bien, pero no intente ni me obligue a no utilizar mi intelecto para no entender la Fe que profeso.
Quiero decirle también que la Iglesia no tiene poder para «definir» la Profecía porque de hacerlo destruiría el objeto y la esencia propios de ella, dejaría de ser Profecía. Así que, por tanto, no espere que ningún Papa lo haga, pues supera el ámbito de su cargo.
Simón Del Temple
Buscadora de la Verdad -noviembre 16th, 2019 at 4:15 pmnone
Comment author #2283 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
Estimado Simón del Temple, he leído con atención sus comentarios y los de Diego y sólo me viene una idea a la mente: si el Papa Pío XII dijo claramente que no se enseñase el milenarismo mitigado, por qué se empeña Ud.en defenderlo contra viento y marea en un foro público? Obedecemos al Papa o no lo hacemos? He leído todos sus argumentos y ninguno me vale una vez que el Papa ha dicho «no se enseñe».
Queremos que los Obispos elijan a un Papa, lo vamos a obedecer? O sólo en aquéllo que no contradiga nuestros criterios ya formados? Esto es muy serio. Porque de lo contrario nos convertiremos en protestantes.
Simón Del Temple -noviembre 16th, 2019 at 9:19 pmnone
Comment author #2284 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
Buscadora de la Verdad:
¿De donde saca Usted que yo predico un «milenarismo mitigado»?
Lea bien mi comentario y verá que se equivoca al endilgarme semejante acusación.
En lo que hago acentuación es en la Visión de San Juan revelada por Jesucristo de TODO el capítulo XX del Apocalipsis, ajustando mi mente a la exégesis patrística,( la cual sostuvieron casi todos los Padres de los primeros siglos, al cual la Iglesia NO HA CONDENADO ni puede condenar, ni por ello me voy a «convertir en protestante», por favor!)) lo que se dio en llamar, después de la aparición del milenarismo craso o carnal del hereje Kerintos y en oposición a este, «milenarismo espiritual», que nada tiene que ver con el «milenarismo alegórico» que suele atribuirse a San Agustín, que hace decir a la Profecía cualquier cosa, menos lo que el Espíritu Santo inspiró. Figúrese que por los excesos de esa «exégesis» la Pontificia Comisión Bíblica ha CONDENADO en su decreto del 20-VIII-41 los abusos del alegorismo, recordando una vez más la regla de oro, según la cual de la interpretación alegórica no se pueden sacar argumentos.
Al llamado «milenarismo mitigado», el cual impiden predicar o enseñar los Decretos del Santo Oficio, yo NO ADHIERO ni me opongo a la disposición emanada, sea la del año 1941 o la del/44, es más, estoy explicando que el segundo Decreto es una ampliación del primero y no una corrección, como sostienen algunos. Se ve que no «ha leído con atención».
El primer Decreto dice » que ni AÚN el milenarismo mitigado…» el «aún» significa: ni este, el mitigado, ni -menos- el craso o carnal, pero en NADA se refieren al Patrístico.
Podría escribir sobre el tema mucho más, pero no se me da la gana, porque primero habría que combatir los prejuicios sobre el tema y no llevar los Decretos más allá de los límites que tienen en sí mismos.
Simón Del Temple
Victor -agosto 10th, 2022 at 7:25 pmnone
Comment author #3448 on DECRETO DEL SANTO OFICIO CONDENANDO EL MILENARISMO MITIGADO by Sapientiae Sedei Filii
Apreciado Simón Del Temple:
Somos muchos los que podríamos estar de acuerdo con tus argumentos. De hecho estamos esperando la Venida de Cristo en Gloria y Majestad.
No vamos en contra de lo recomendado por la Iglesia, al contrario. No creemos que Cristo venga a reinar en cuerpo y alma. El Reino que esperamos es el Reinado Eucarístico.
No lo digo yo ni tú, lo dice la Stma.Virgen en Apariciones aprobadas por la iglesia y a Santos y Místicos.
En nada nos oponemos a lo recomendado por la Iglesia.
Por cierto, solo echando un vistazo al mundo actual, la Venida de Cristo no está, no puede estar muy lejos.
Particularmente creo (aunque no sea Dogma de Fe explícito aún, y diciendo “aún” digo, sostengo y creo, que a Su Vuelta Jesucristo encontrará la Iglesia en las mismas condiciones que cuando la fundó: Visible con Cabeza Visible, es decir con el Papa, Sucesor de San Pedro rigiendo, enseñando y santificando a los pocos Obispos y fieles que encuentre (Cristo) firmes en la Fe) que el Milenarismo profetizado en la Escritura (por los Profetas, por Jesucristo mismo y por San Juan) será como la consecuencia natural y lógica de la declaración como Dogma divinamente revelado, contenido en la Escritura, en la Tradición Patrística de Oriente y Occidente, de la Primacía Absoluta y Universal de Nuestro Señor Jesucristo en el orden de la naturaleza y de la Gracia en todas las vías “ad extra” del Seno Trinitario.
La falsa iglesia idolátrica y apóstata, naturalista y antropocéntrica acabará adorando al Hombre en la persona del Anticristo en un reino temporal y pasajero. La Iglesia Católica Visible con Cabeza Visible seguirá adorando al Verbo Encarnado, y pondrá -creemos- el arma más poderosa contra el humanismo idolátrico: la declaración infalible del Cristocentrismo, antes de la Segunda Venida de Jesucristo, y por tanto el Milenarismo no se verá como una cosa descolgada y peregrina, sino como la consecuencia lógica -natural y sobrenatural- del Dogma de la Primacía de Cristo.
Creemos que existe una conexión -suaviter et fortiter- entre el Cristocentrismo y el Reino temporal de Cristo, porque es como una corroboración que se sigue del Dogma (aún no definido). La Providencia siempre ha actuado así: por ejemplo, aunque la Santísima Virgen Nuestra Señora SIEMPRE fue la CONCEBIDA SIN PECADO ORIGINAL, no obstante esperó para llamarse la “Inmaculada Concepción” a Sí Misma, DESPUES de la declaración del Dogma, en Su aparición en Lourdes.
Por eso creemos que antes de la Segunda Venida DEBE haber un Papa Visible, y creemos en la definición del Ultimo Dogma para mayor honor y gloria del que vendrá a tomar posesión de Su Reino pensado y querido para El desde toda la eternidad en la Mente divina, y expresado por sus Santos y Profetas.
Simón Del Temple
El capítulo XX del Apocalipsis de San Juan es PROFECÍA.
Por tanto es preciso distinguir entre PROFECÍA y REVELACIÓN, por ejemplo, el objeto de la Teología es hacer inteligible hasta donde alcance la razón humana iluminada por las luces de la Fe, aquello que Dios reveló para que fuera creído, por ejemplo la Santísima Trinidad.
La Profecía no tiene por objeto hacer inteligible el dato revelado, sino hablar o escribir sobre el futuro que solo Dios conoce y se lo muestra a algunos privilegiados suyos, por ej. Daniel, San Juan, por tanto la resurrección de los muertos -en la Primera Resurrección- es una profecía.
Lo que la Iglesia define son verdades implícitas en la Revelación, pero no en la Profecía, así, nunca la Iglesia va a definir el futuro, porque el Vidente es distinto al que Enseña. Un Papa podrá enseñar infaliblemente pero nunca podrá definir infaliblemente lo intrínseco de la Profecía porque le está oculto como a cualquier mortal -salvo un privilegio especial de Dios hacia él-, y no es su función. San Pedro no es San Juan, y no por oposición porque los dos son Apóstoles del Cordero, sino por dones distintos. Además 2000 años de Iglesia lo demuestran, ¿cómo podría definir la Iglesia lo que la Profecía indica para la época propia del final? Los “Mil años” de la Profecía siguen allí…..
Simón Del Temple
He aquí las Promesas a la Iglesia, resumidas en las siete cartas del Apocalípsis:
“Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida que está en el Paraíso”.
“El vencedor no será alcanzado por la segunda muerte”.
“Al vencedor le daré del maná oculto; y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo que nadie sabe sino aquel que lo recibe”.
” Y al que venciere y gusrdare hasta el fin mis obras, le daré poder sobre las naciones -y las regirá con vara de hierro y serán desmenuzados como vaso de alfarero- como Yo lo recibí de mi Padre, y le daré la estrella matutina”.
“El vencedor será vestido así, de vestidura blanca y no borraré su nombre del libro de la vida; y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles”.
“Del vencedor haré una columna en el Templo de mi Dios, del cual no saldrá más, y sobre él escribiré el nombre de Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén , la que desciende del cielo viniendo de de mi Dios”.
“Al vencedor le haré sentarse conmigo en mi trono, así como Yo vencí y me senté con mi Padre en su trono”.
¿Alguien puede dudar de las Promesas de Jesucristo, que se cumplirán en Su Reino?
Simón Del Temple
La cuestión, Simón del Temple, es que tiene usted razón, la Iglesia no tiene la competencia de manifestar nada infalible sobre la profecía desconocida hasta que se cumpla, pero si la Iglesia no puede definir nada al respecto, menos aún el católico individual que, a fuerza de pontificar, hace del sistema milenista la clave según la cual interpreta todo. Y no siendo dogma, trata de imponerlo a otros, e incluso anatematizan a los que no creen en el milenismo, como cierto sacamuelas que pone sus heréticos sermones en radio cereniedad ¿Qué es esto sino fomentar la división de la Esposa Inmaculada de Cristo en torno a opiniones que la Iglesia asegura que no se pueden enseñar con seguridad?
San Agustín, según la Enciclopedia católica, explica las dos resurrecciones así:
«San Agustín fue por un tiempo, como el mismo testifica (De Civitate Dei, XX, 7), un destacado campeón del milenarismo; pero él ubica al milenio después de la resurrección universal y se lo mira con una luz más espiritual (Sermo. CCLIX). Sin embargo, cuando él acepta la doctrina de sólo una resurrección universal y un juicio final siguiéndola inmediatamente, no puede más adherir al principio más importante del temprano milenarismo. San Agustín finalmente se adhirió a la convicción de que no habrá un milenio. La lucha entre Cristo y sus santos por un lado y el mundo malvado y Satán por el otro, es librada en la Iglesia sobre la tierra; así el gran Doctor lo describe en su obra “La Ciudad de Dios”. En el mismo libro nos da una explicación alegórica del Capítulo 20 del Apocalipsis. El nos dice que la primera resurrección, de la cual este capítulo trata, se refiere al renacimiento espiritual en el bautismo; el sabbath de mil años después de seis mil años de historia es la vida eterna completa—o en otras palabras, el número mil intenta expresar perfección, y el último espacio de mil años debe ser entendido como refiriéndose al fin del mundo; en todos los casos, el reino de Cristo, del que el Apocalipsis habla, sólo puede ser aplicado a la Iglesia (De Civitate Dei, XX 5-7). Esta explicación del ilustre Doctor fue adoptada por los teólogos occidentales que lo sucedieron, y el milenarismo en su forma original no recibió más apoyo. Cerinto y los ebionitas se mencionan en los escritos posteriores contra los herejes defensores del milenario, es cierto, pero como separados de la Iglesia. Además, la actitud de la Iglesia hacia el poder secular había experimentado un cambio con su conexión más cercana con el imperio Romano. No hay duda que este cambio en los acontecimientos hizo mucho por despegar a los cristianos del viejo milenarismo, el que, durante la época de la persecución había sido la expresión de sus esperanzas de que Cristo reaparecería pronto y derribaría a los enemigos de sus elegidos. Las opiniones milenaristas desaparecieron todas lo más rápidamente, porque, como se destaca más arriba, a pesar de su amplia difusión, aún entre sinceros cristianos, y a pesar de su defensa por prominentes Padres de la primitiva Iglesia, el milenarismo no fue jamás sostenido en la Iglesia Universal como un artículo de fe basado en las tradiciones Apostólicas».
Parece más piadoso adherir a la doctrina de doctores de la Iglesia, como San Agustín o San Jerónimo, que a individuos particulares sobre los que la Iglesia no se pronunciado ¿no le parece?
Lo cierto es que a pesar de su defensa por unos pocos Padres de la primitiva Iglesia, el milenarismo no fue jamás sostenido en la Iglesia Universal como un artículo de fe basado en las tradiciones Apostólicas.Esto debería ser suficiente para no guiar la vida por algo que no es dogma de fe. La razón de no obstinarse en ello es que crearía más división tratando de romper la túnica inconsutil de Cristo,por sostener pareceres propios que no son de fe. Intento de división innecesaria, sino temeraria, según mi parecer.
Diego,
si el Espíritu Santo hubiera querido decir otra cosa que la que inspiró a San Juan, no le parece que lo hubiera hecho? Pero como lo expresado en la Profecía es de inspiración divina, parece que es mas honroso ajustarse a la letra del la Revelación que no a una interpretación alegórica. Si dice «mil años» no veo por qué razón interpretar otra cosa que lo que dice.
Distinto es cuando se hace imposible ajustar la mente al texto literal crudo, como cuando habla de de «Bestia que sale del mar» o la de la «tierra, que tiene cuernos de Cordero y boca de dragón». Ahí la interpretación debe ser literal- metafórica, pero con respecto al TEXTO del capítulo XX, no se ve la razón para interpretar de otra manera que la que ha sido escrita e inspirada. Incluso existen oraciones aprobadas por la Iglesia en donde se pide la gracia de participar de la Primera Resurrección, profetizada en el cap.XX.
Me parece abusivo decir -como lo hace usted- que creer en lo que dice San Juan es «obstinarse» y «crear división» y «tratar de romper la túnica inconsutil de Cristo». Eso hacen los cismáticos y los herejes.!!!
Toda la escuela franciscana, por ejemplo, desde el Beato Escoto sostuvo la tesis de la Inmaculada Concepción, no siendo Dogma de Fe definido todavía, y nunca nadie sostuvo que eso «era un intento de división innecesaria» y «temeraria» por sostener «pareceres propios».
Podría recomendarle la lectura de escritos muy interesantes sobre el Milenarismo no condenado por la Iglesia, pero seguramente no los leerá, porque debe creer como la mayoría lo hace, que existe una condena de parte de la Iglesia, siendo tan solo que ella está referida al «milenarismo carnal» que sostenían los herejes. Eso sí divide, etc. etc.
Inútil su intento, pues yo no soy milenarista carnal.
Los Decretos de la Iglesia son disciplinares pero no condenatorios, además se refieren al MODO de PRESENCIA de Cristo en el Milenio, y no sobre el Milenio mismo.
Simón Del Temple
El Papa Pío XII en su encíclica Divino Afflante Spiritu expresa: “Al llevar a cabo esta obra, tengan presente los intérpretes, que su máximo cuidado ha de dirigirse a ver y determinar con claridad, cuál es el sentido de las palabras bíblicas que se llama literal. Este sentido literal, han de averiguar con toda diligencia por medio del conocimiento de las lenguas, con ayuda del contexto y de la comparación con pasajes semejantes; a todo lo cual suele también apelarse a la interpretación de los escritores profanos, a fin de que aparezca patente y claro el pensamiento del autor”. (Dz. 2293).
No participamos la opinión de los que piensan que nada concreto y particular se anuncia en las profecías. Los Apóstoles y sus discípulos no pensaban así en la aplicación que tantas veces hacen de las antiguas profecías. La posterior idea derrotista, frente a la profecía bíblica, es uno de los frutos más legítimos del alegorismo alejandrino, que en su afán de verlo todo ya cumplido, y no acertando luego a salvar la distancia que media entre la profecía y la historia, ante las apremiantes exigencias de la letra, echa mano de los conocidos subterfugios, que suelen cristalizar en frases como ésta: “Así dice el texto, pero ya se sabe lo que esto significa”.
Para nosotros el texto profético dice lo que dice, unas veces en lenguaje llano y otras en lenguaje figurado, tal vez alegórico, pero la existencia de la alegoría debe probarse y no sacarla luego de quicio, haciéndola decir lo que no dice y no dejándola decir lo que dice. Propio o figurado, el lenguaje ha de tomarse normalmente en su sentido obvio y usual. Obrar de otra manera es abrir la puerta a todas las arbitrariedades no sin menoscabo de la palabra profética que, a fuerza de hacérselo decir todo se la acomoda a cualquier cosa, y se acaba luego por no hacerla decir nada en concreto. Es la última conclusión a que nos va llevando fatalmente el alegorismo alejandrino.(Esto dice el exégeta García Ramos sobre el lenguaje profético y el sentido literal)
Estimado Simón del Temple.
Usted puede sostener la interpretación que prefiera,privadamente, yo me quedo con la de San Agustín, que para eso es un santo Doctor de la Iglesia, y su opinión ni fue nunca condenada ni jamás se dijo por la Iglesia que no podía enseñarse con seguridad. Entre tanto la Iglesia no se pronuncie la doctrina de la Iglesia sobre el milenarismo mitigado es:
El sistema del milenarismo aun mitigado —o sea, del que enseña que, según la revelación católica, Cristo Nuestro Señor ha de venir corporalmente a reinar en la tierra antes del juicio final, previa la resurrección de muchos justos o sin ella— no se puede enseñar con seguridad.
Y el día siguiente, jueves 20 del mismo mes y año, nuestro Santísimo Padre Pío, por la divina Providencia Papa XII, en la acostumbrada audiencia concedida al excelentísimo y reverendísimo asesor del Santo Oficio, aprobó, confirmó y mandó publicar esta respuesta de los eminentísimos Padres.
Si el Santo Padre Pío Nono «aprobó y mandó que se procurará vigilar cuidadosamente para que dicha doctrina bajo ningún pretexto se enseñe, propague, defienda o recomiende, sea de viva voz, sea por cualquier escrito, le pregunto a usted ¿cómo es que recociendo a Pío XII como papa, pretende difundir o propagar una doctrina que no se puede enseñar bajo ningún pretexto? ¿ ¿No hay que obedecer los decretos del Papa Pío XII, si contradicen nuestras opiniones? Esto no parece coherente. Si hay qué obedecer al Papa ¿cómo usted le hace contradición en esto? Algo no va bien.
De momento, aunque usted tiene legitimidad para interpretarlo literalmente ese capítulo del Apocalipsis, de ninguna manera me parece que es lícito que la enseñe y defienda, según Pío XII. Hasta que la Iglesia no haga un pronunciamiento definitivo sobre la meteria en discusión, sea suficiente para el católico saber que no les es lícito defenderla.
Por mi parte, me quedo con la interpretación de San Agustín porque de esa manera obedezco a la Iglesia.
Si esta declaración del Santo Oficio fue aprobada por su santidad Pío XII,los católicos debemos acatarla sin más discusión.Cuando se pronuncié el Papa definitivamente también la acataremos los católicos, apruebe o rechace el milenarismo.
Vea Diego, nada anda mal.
Le agradezco que su respuesta me de lugar a explicar lo que significa «DISTINGUIR PARA NO ERRAR».
Si el mismo Pio XII dice que «el máximo cuidado ha de dirigirse a ver y determinar con claridad, cuál es el sentido de las palabras bíblicas que se llama LITERAL» (subrayado mío), no puede equivocarse ni contradecirse firmando un Decreto que se oponga a lo que está exhortando. Por tanto, aquí es donde viene lo que hay que DISTINGUIR en los Decretos.
Lo que no se puede enseñar, según los dos Decretos, el primero restringido geográficamente, y el segundo a toda la Iglesia, es un milenarismo ajeno a la Escritura y a la Profecía de San Juan, es decir un «milenarismo mitigado» en el que Jesucristo reine «corporaliter» (dice el primero), y el segundo corrige y pone «visibiliter», lo cual significa que están diciendo, ambos Decretos, que no se puede enseñar acerca del MODO DE LA PRESENCIA de Jesucristo en SU REINO. Y no otra cosa.!!!
Lo que no puede condenar jamás la Iglesia es el Reino de Jesucristo como tal, el cual es la misma Iglesia, en la que SIEMPRE ha estado y está PRESENTE, y aunque no «visibiliter», si «CORPORALITER» desde la Eucaristía. Es de Fe.
Entonces, en qué quedamos? Jesucristo reina o no reina «corporaliter» en la Iglesia, que ES Su Reino? Quien podría negarlo? Pero SU PRESENCIA PERSONAL: Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, NO ES VISIBLE a los ojos humanos, sino tan solo por la Fe sobrenatural. Por tanto, aunque PRESENTE y «corporaliter», no está «visibiliter».
En la Parusía, que significa «manifestación», es decir SU PRESENCIA SE HARÁ MANIFIESTA, dice la Escritura que «VERÁN al que traspasaron» y el mismo Nuestro Señor les asegura a los judíos que no lo VERÁN hasta que digan «Bendito el que viene en el Nombre del Señor», lo cual significa que del mismo modo que después de la Resurrección aparecía y desaparecía de los ojos de los Apóstoles para acostumbrarlos a creer lo que les había dicho: que «Yo estaré siempre con vosotros», algo semejante sucederá en Su Parusía cuando el Verbo Encarnado y Glorificado manifieste Su Gloria y Majestad.
Y de ese MODO; ni «corporaliter ni visibiliter» PERMANENTEMENTE, estará en el Reino preparado por Su Padre, porque -como dice la Escritura «es NECESARIO que El reine».»Y su reino no tendrá fin» hasta que se lo entregue de vuelta al Padre, acabado el Juicio Final y comience la eternidad, luego de haber extendido mansamente Su Reino por toda la tierra -como dicen todos los Profetas- y por un período que San Juan dice «Mil años».
Por tanto los Decretos están perfectos, «NADA ANDA MAL», como usted supone, NADA dicen del Reino los Decretos, sino del MODO de reinar, porque DEBE reinar.
Creyendo esto me ajusto absolutamente al mandato de la Iglesia de no enseñar un «milenarismo mitigado», y ninguno me puede acusar de no «acatar» como usted dice lo que manda el Santo Oficio.
Entonces no soy yo quien interpreta mal lo que enseña la Iglesia, en todo caso es usted que entiende mal lo que debe entenderse bien, pero no intente ni me obligue a no utilizar mi intelecto para no entender la Fe que profeso.
Quiero decirle también que la Iglesia no tiene poder para «definir» la Profecía porque de hacerlo destruiría el objeto y la esencia propios de ella, dejaría de ser Profecía. Así que, por tanto, no espere que ningún Papa lo haga, pues supera el ámbito de su cargo.
Simón Del Temple
Estimado Simón del Temple, he leído con atención sus comentarios y los de Diego y sólo me viene una idea a la mente: si el Papa Pío XII dijo claramente que no se enseñase el milenarismo mitigado, por qué se empeña Ud.en defenderlo contra viento y marea en un foro público? Obedecemos al Papa o no lo hacemos? He leído todos sus argumentos y ninguno me vale una vez que el Papa ha dicho «no se enseñe».
Queremos que los Obispos elijan a un Papa, lo vamos a obedecer? O sólo en aquéllo que no contradiga nuestros criterios ya formados? Esto es muy serio. Porque de lo contrario nos convertiremos en protestantes.
Buscadora de la Verdad:
¿De donde saca Usted que yo predico un «milenarismo mitigado»?
Lea bien mi comentario y verá que se equivoca al endilgarme semejante acusación.
En lo que hago acentuación es en la Visión de San Juan revelada por Jesucristo de TODO el capítulo XX del Apocalipsis, ajustando mi mente a la exégesis patrística,( la cual sostuvieron casi todos los Padres de los primeros siglos, al cual la Iglesia NO HA CONDENADO ni puede condenar, ni por ello me voy a «convertir en protestante», por favor!)) lo que se dio en llamar, después de la aparición del milenarismo craso o carnal del hereje Kerintos y en oposición a este, «milenarismo espiritual», que nada tiene que ver con el «milenarismo alegórico» que suele atribuirse a San Agustín, que hace decir a la Profecía cualquier cosa, menos lo que el Espíritu Santo inspiró. Figúrese que por los excesos de esa «exégesis» la Pontificia Comisión Bíblica ha CONDENADO en su decreto del 20-VIII-41 los abusos del alegorismo, recordando una vez más la regla de oro, según la cual de la interpretación alegórica no se pueden sacar argumentos.
Al llamado «milenarismo mitigado», el cual impiden predicar o enseñar los Decretos del Santo Oficio, yo NO ADHIERO ni me opongo a la disposición emanada, sea la del año 1941 o la del/44, es más, estoy explicando que el segundo Decreto es una ampliación del primero y no una corrección, como sostienen algunos. Se ve que no «ha leído con atención».
El primer Decreto dice » que ni AÚN el milenarismo mitigado…» el «aún» significa: ni este, el mitigado, ni -menos- el craso o carnal, pero en NADA se refieren al Patrístico.
Podría escribir sobre el tema mucho más, pero no se me da la gana, porque primero habría que combatir los prejuicios sobre el tema y no llevar los Decretos más allá de los límites que tienen en sí mismos.
Simón Del Temple
Apreciado Simón Del Temple:
Somos muchos los que podríamos estar de acuerdo con tus argumentos. De hecho estamos esperando la Venida de Cristo en Gloria y Majestad.
No vamos en contra de lo recomendado por la Iglesia, al contrario. No creemos que Cristo venga a reinar en cuerpo y alma. El Reino que esperamos es el Reinado Eucarístico.
No lo digo yo ni tú, lo dice la Stma.Virgen en Apariciones aprobadas por la iglesia y a Santos y Místicos.
En nada nos oponemos a lo recomendado por la Iglesia.
Por cierto, solo echando un vistazo al mundo actual, la Venida de Cristo no está, no puede estar muy lejos.