Aunque no tenemos muchos lectores, queremos disculparnos ante ellos por haber tenido esta web sin actividad durante 28 días. La razón ha sido que carecíamos de internet hasta el pasado día 25, debido a que hemos trasladado nuestra sede a un sitio rural, que se está convirtiendo en un convento-seminario y casa de ejercicios espirituales. Reanudamos hoy nuestra actividad en la web, gracias a Dios, con un tema de actualidad: la elección del hereje Viganò como falso papa por el Patriarcado “Católico” Bizantino.

Había una vez un grupo de hombres que llevaban 61 días hambrientos perdidos en un páramo en el que había dos árboles; el primero era más alto y tenía unas pocas frutas, mientras que del segundo pendían numerosas frutas rebosantes de color con una apariencia muy apetitosa. Los dos árboles eran muy altos, con un largo tronco desprovistos de ramas, por lo que les era imposible esquilar hasta éstas sin una escalera. Discutieron las alternativas posibles y dieron con las dos siguientes: La primera esperar hasta que las frutas se desprendieran de los pedúnculos y cayeran al suelo, con lo cual podrían saciar con facilidad la flaqueza que sentían en sus estómagos. La segunda fabricar una escalera y subir a ellos. Luego de reflexionar cuál de las dos sería más apropiada prefirieron la primera, pero luego de pasar mucho tiempo, al ver que nada caía de los árboles, mientras el hambre aumentaba hasta hacer peligrar sus propias vidas, probaron con la segunda. Buscaron ramas y lianas para fabricar la escalera por todos lados, y luego de concluir su tosca fabricación y casi agotados  la pusieron sobre el árbol más bajo y que ofrecía frutas más atrayentes, deslumbrados por sus colores. Pero he aquí que al alcanzar la primera fruta comprobaron que sólo tenía brillo la parte que ellos observaban, y que la otra mitad estaba llena de gusanos; la fruta estaba enteramente podrida, aunque osaron comer de algunas pocas. Probaron con otras del mismo árbol y el resultado fue el mismo: no había ninguna fruta comestible, de manera que si trataban de saciar su hambre con ella morirían sin duda.

Bajaron, pues, del árbol y trataron de subir al otro algo más alto, pero teniendo necesidad de una escalera más larga para alcanzar sus frutos, y necesitando para ello de más tiempo para alargar la que habían ya fabricado, les sobrevino en esa tarea la muerte por inanición y por infección de la fruta podrida.

El modo de saciar el hambre acuciante fue correcto, pero..¡ Pusieron la escalera en el árbol equivocado¡, y esto último les causó la muerte.

Este cuento ilustra sobre el recientemente conocido acto por el que el Patriarcado “Católico” Bizantino ha elegido como “papa” al “Arzobispo” Carlo Maria Viganò.

Ciertamente no sólo el patriarcado tiene hambre de que haya un Papa en la Iglesia, sino que también algunos en la Iglesia Católica de rito latino  tenemos un inmenso anhelo de que se elija un Papa, porque una sociedad perfecta como la Iglesia no puede carecer de Cabeza ya que es indefectible.

Sin embargo, habiendo elegido los obispos del patriarcado el camino correcto, o sea, elegir un Papa cuando la Sede de Pedro está vacante, pusieron la escalera en el árbol equivocado eligiendo a un hereje; fueron a buscar la fruta de moda, la más deslumbrante del momento. Porque por muy loable que sea el esfuerzo de Carlo Maria Viganò por denunciar la corrupción que haya en la secta conciliar, no deja él mismo de ser tan hereje como Bergoglio, Wojtila, Ratzinger o Montini ¿Acaso no ha secundado él mismo las herejías del Conciliábulo Vaticano II? ¿Acaso no ha suscrito él mismo todos los errores y doctrinas heterodoxas proclamadas por el “magisterio” postconciliar? ¿No es verdad que también Viganò celebra la “misa” novus ordo inválida que tanto ofende a Dios? ¿Es incierto que el mismo Viganò participa en actos ecuménicos con infieles, tal como han hecho los falsos papas últimos? ¿No se vé que hasta en sus propios argumentos para denunciar a los hermanos de su secta usa del Código de Derecho Canónico falso aprobado por Wojtyla en 1983? ¿Estamos tan ciegos que no se aprecia que en sus amarillistas manifiestos arguye con frases del magisterio herético?

Aplaudimos haber hecho lo correcto, condenamos haber elegido a un hereje. Elogiamos haber usado la escalera- elegir al Papa en tiempo de Sede vacante- reprobamos haberla colocado en el árbol de frutos envenenados- elegir a un hereje-. ¡Una verdadera lástima! Nos parece aquel dicho de la fábula de Esopo que tanto se ha vulgarizado hasta en nuestro día, con el nombre del Parto de los Montes.

 No cabe duda, a tenor de la Bula Cum ex Apostolatus Officio del Papa Paulo IV, que esta elección hecha por el Patriarcado católico Bizantino en la persona de Viganò es inválida y nula de pleno derecho, no por el acto en sí, sino por el sujeto elegido.

No podíamos esperar otra cosa de ese Patriarcado Bizantino, porque aunque tengan toda la razón en los anatemas lanzados contra Bergoglio, sobre ellos mismos penden varios anatemas; diremos sólo dos: el primero por haber rehabilitado al hereje condenado por la Iglesia Católica, Juan Hus (+1415), un precedente de la reforma luterana; y no sólo lo rehabilitararon, sino que también, llenos de un osadía cuasi diabólica, lo “canonizaron”. El segundo es porque este Patriarcado reconoce como válida la nueva “misa” protestante del Novus Ordo, que ha hecho que tantos católicos hayan perdido la fe.

Condenamos, pues, haber probado la fruta llena de gusanos, rehabilitando y canonizando a Juan Hus y reconociendo la validez de una “misa” que ofende a Nuestro Señor Jesucristo. Condenamos haberse desviado del magisterio de la Iglesia eligiendo a un hereje de titulares de portadas.

No obstante, aprobamos no haberse quedado esperando a que la fruta cayera del árbol, luego de más de 61 años de hambre desde la muerte del último papa católico: Pío XII. En eso no quisieron seguir la suerte de otros que esperan temerariamente un milagro del cielo, para que Cristo, La Virgen María, San Pedro o un Arcángel hagan lo que ellos se niegan a hacer cumpliendo con su obligación de elegir un Papa. En esa espera, a que el Señor les saque las castañas del fuego, están muchos obispos, sacerdotes y fieles sedevacantistas. Pobre de ellos, ya decía San Juan Crisóstomo que era muy improbable la salvación de un obispo; por esa razón San Alfonso María de Ligorio se negaba rotundamente a ser consagrado obispo. ¿Acaso, no tienen temor del juicio de Dios?

El diablo anda suelto como león rugiendo buscando a quién devorar. Y no podemos dudar de que muchos han caído ya en sus garras, porque sea conscientemente o de forma atolondrada, de forma rauda, no son pocos los que se han prestado a ser sus instrumentos, tratando de ridiculizar la única posición verdaderamente católica: el conclavismo, a tenor de lo sucedido en el Patriarcado Bizantino “católico”. Apresuradamente algunos han prestado sus plumas para servir a los fines del diablo, tratando de generar la decepción en las almas católicas cuyo sensus fidei les dice infaliblemente que la Iglesia no puede estar sin cabeza visible permanentemente. Y qué más quiere el diablo  que los que tienen un peso en la opinión de los fieles, blogueros varios, secunden su plan para que no se elija un legítimo Papa en la Iglesia Católica, escribiendo insensateces e incluso anunciando en la práctica que la Esposa Inmaculada de Cristo está totalmente desprovista de los medios ordinarios de la gracia: los sacramentos. ¿Pero ya no creen que Cristo es fiel, y su Esposa Inmaculada, y que su desposorio jamás terminará?  ¿Ya no creen que la Iglesia es una sociedad perfecta, y que para ello es estrictamente necesario la elección de un Papa? ¿Ya no creen que la Iglesia es santa porque, en otras razones, posee los medios de santificación: los sacramentos?

El diablo encuentra a quién devorar y nos asombramos que entre sus dientes se encuentren hoy ya aquellas columnas de las que jamás sospechábamos que sucumbieran. ¿Por qué cayeron los pilares de la tradición que tanto nos enseñaron? Hemos meditado mucho sobre ello, y sólo se nos ocurre una explicación: Pusieron sus esperanzas en triunfos terrenos de la Iglesia, y en ocasiones en los suyos propios, y no en la Cruz. Si durante los años de su vida, algunos ya octogenarios,  sólo hubiesen esperado en esta tierra la cruz, las burlas, ser ridiculizados, el fracaso total aparente, muy probablemente jamás se habrían decepcionado, ni sucumbido ante el enemigo infernal. No es probable que quien al Señor pide la cruz se sienta abatido si esta sobreviene, ni es fácil imaginar que sea presa de Lucifer. Quién quiere la Cruz no se escandaliza, y sobrevenida ésta la abraza y pone su mira propia de dicha completa y para la Iglesia en el cielo, y nunca en el siglo.

En definitiva, tratar de confundir a las almas equiparando esta elección del Patriarcado “católico” Bizantino, con la única y verdadera posición católica conocida como conclavista, es un intento vano de Satán e inútil, aunque no dudamos, a tenor de lo leído, que arranque a Cristo algunas almas despistadas por leer lo que no deben, por beber en fuentes contaminadas, por comer de fruta envenenada, por asistir a celebraciones de clérigos tradicionalistas herejes, cismáticos y acéfalos,  o por temerariamente esperar que la fruta caiga sola del cielo sin cumplir su deber.

Satanás odia al Vicario de Cristo en la tierra, del cual viene la autoridad a la Iglesia, siendo el signo eficaz de la unidad, por lo que no cejará de impedir que se elija un legítimo Papa. Contemos con ello para no caer en tentación, y roguemos cada día al Esposo que convierta los corazones de los obispos, sacerdotes y fieles para que se unan para elegir al dulce Pedro en la tierra a quien Dios dará la autoridad.

Sofronio