Facultades de los animales.

Lo que se ha dicho en la Psicología hace innecesario, hasta cierto punto, enumerar y discutir las facultades o potencias propias de los brutos, habiéndose tratado ya allí de aquellas facultades en que el hombre conviene con los animales. Por esta razón, creemos suficientes aquí las breves indicaciones que siguen:

1ª La sensibilidad, que constituye el atributo característico de los animales, colocándolos en un grado superior a los vegetales e inferior al hombre, tiene dos grandes manifestaciones o fases, que son la sensibilidad externa y la interna. La primera envuelve menor perfección que la segunda, razón por la cual se encuentra generalmente en todos los animales más o menos desarrollada por medio de los cinco sentidos externos, bien que dejando a las investigaciones de los naturalistas el averiguar si todos los animales poseen todoslos cinco sentidos externos.

2ª La experiencia demuestra que entre la sensibilidad puramente externa y la interna, existe en algunos animales una facultad locomotriz, o sea la facultad de trasladarse de un lugar a otro. Esta facultad radica en los sentidos internos, y se determina o refiere en cierto modo a la sensibilidad externa, en atención a que el movimiento traslaticio se realiza y ejecuta por medio de los miembros del cuerpo y bajo la dirección inmediata de los sentidos externos.

3ª La sensibilidad interna, al menos según existe en los animales más perfectos, comprende las siguientes facultades o potencias.

a) El sentido común, al cual pertenece: 1º reunir y [281] concentrar las sensaciones propias y particulares de los sentidos externos: 2º discernir por medio de una conciencia imperfecta, rudimentaria e instintiva, las sensaciones externas, percibiendo y sintiendo el sabor como distinto del ruido: 3º ser la causa próxima y la razón inmediata del sueño, al menos considerado éste fenómeno fisiológico con relación a los sentidos externos, cuyas funciones quedan impedidas, una vez impedido por los vapores u otras causas, el órgano del sentido común, con el cual comunican los órganos de los sentidos externos por medio de diferentes nervios que se reúnen y concentran en el sensorio común.

b) La imaginación, a la cual pertenece conservar las imágenes o representaciones de los objetos percibidos por los sentidos externos, y percibir o representarse, en consecuencia, objetos ausentes con ausencia del tiempo o del espacio. Esto es lo que pertenece a la imaginación puramente animal y sensitiva; pero no debe olvidarse que en el hombre tiene también el poder de formar representaciones complejas, reuniendo, separando y combinando de diferentes maneras las imágenes recibidas por los sentidos, poder que conviene a la imaginación del hombre a causa de su afinidad, dependencia y subordinación con respecto a la razón.

c) La estimativa, o sea la facultad de percibir en los objetos materiales ciertas propiedades que no perciben los demás sentidos, por lo cual las llamaban los Escolásticos razones o realidades no sentidas, rationes insensatae, porque no alcanza hasta ellas la acción de los sentidos externos. De manera que el acto de la estimativa, viene a ser una percepción que envuelve una especie de juicio natural e instintivo, mediante el cual el bruto discierne y distingue lo que le es malo o bueno, nocivo o provechoso, útil o inútil, &c. Así, cuando «la oveja ve al lobo que viene, dice santo Tomás, huye, no por causa del color o de la figura, sino porque lo percibe como enemigo de su naturaleza.» A esta facultad deben referirse todos aquellos movimientos y acciones de los animales, que ofrecen cierta analogía con los actos del hombre, y con las obras del arte e industria, movimientos y [282] operaciones, que no son, en realidad, más que actos espontáneos, instintivos y necesarios del apetito sensitivo, que tienen su razón de ser y son determinados por la percepción de la estimativa.

d) La memoria sensitiva, cuyo oficio propio es recibir y conservar estas percepciones de la estimativa, o sea las imágenes o representaciones de los objetos como conocidos por la estimativa, así como la imaginación recibe y conserva las representaciones de los objetos en cuanto percibidos por los sentidos externos. De aquí se deduce, que si entendemos por memoria sensitiva la facultad de conservar las representaciones sensibles de cualquier género que sean, se identifica en parte con la imaginación.

e) El apetito sensitivo, o sea la inclinación o aversión con respecto a algún objeto en cuanto conocido por alguno de los sentidos, y especialmente por la imaginación y la estimativa. Así como la voluntad es la inclinación o aversión hacia un objeto, según que éste está sujeto al conocimiento universal, racional y perfecto de la razón, así el apetito sensitivo significa la facultad de inclinarse y moverse al objeto singular percibido y representado como bueno por los sentidos, o de apartarse y rehuir el objeto percibido como malo por los mismos. De su división en concupiscible e irascible, así como de sus manifestaciones o actos que se llaman pasiones, ya se habló en la Psicología. [283]