Pena capital sin delito, con Inocencia sin derecho a defensa. 

Entre el miércoles 13 de junio y el jueves 14 del mismo mes la Cámara de Diputados de la Nación decretó la pena de muerte de los niños de la Nación aún no nacidos.  Pena de muerte sin delito precedente, pena de muerte con inocencia absoluta, pena de muerte sin derecho a defensa. 

Todos estos derechos fueron conculcados y pisoteados por 129 legisladores contra 125. La Ley es expresión del Derecho que naturalmente es anterior a ella, cuando la Ley lo contraría y lo destruye no es Ley sino abuso despótico y tiránico. 

Hay que mirar bien. Para eso sirve esta democracia informe y engañosa en la cual el número es expresión de la verdad. Una estupidez repetida por muchos sólo sería una gran estupidez. Un asesinato masivo e injusto decidido por muchos no deja de ser un crimen abominable. 

Las leyes valen cuando expresan el derecho y el derecho es tal si  respeta la naturaleza íntima de los hombres y a Dios, Autor de todo derecho. 

Cuando la Patria defendió su entidad y su herencia en mayo de 1810 nuestros pro-hombres juraron lo dicho sobre los Evangelios, también cuando comenzó la Nación como tal en el 1816. La Nación no tiene una entidad cambiante y deletérea. No existen las entidades cambiantes, por eso ella tiene características que le son propias y permanentes. Somos un país con una inmensa mayoría de Católicos y que siempre se guió por principios acordes a su Fe tanto en la convivencia interior como en sus relaciones con los otros Estados soberanos. Aún así, regidos hoy en nuestras leyes, por tiranuelos ignorantes o malvados que buscan destruir nuestros principios constitutivos del ser nacional. 

Esos 129 legisladores son asesinos virtuales, asesinos causales de los niños que morirán si esa ley alcanza la aprobación del Senado. La causa de la causa es causa del efecto. Si yo empujo voluntariamente el dedo de quién apunta con su arma a un inocente y esto provoca su muerte me acusarían justamente de causante del asesinato. 

¿Cuál sería aquí la diferencia? 

La academia de Medicina de la Nación dice que en el seno materno grávido hay vida, vida independiente, genética propia, que estamos en presencia de alguien igual a nosotros cuando nosotros fuimos así. ¿Cuál es la diferencia? 

Argumenten los señores de las leyes lo que quieran tratando de destruir las pruebas de la evidencia y de lo irrefutable. El abortista matará, quemará, arrancará o cortará a pedazos a un niño mientras el impávido legislador le dirá: “-Es tu derecho”. Quién da el derecho a asesinar está matando ¿Valdrán esos fueros, en que se esconden, delante de Dios? 

Cuando Herodes mató a los niños aquellos queriendo matar a Jesucristo Niño por lo menos buscaba mantener su reino temporal y eliminar bestialmente una posible competencia. ¿Qué buscan estos legisladores asesinando? ¿Seremos grandes matando inocentes? ¿Seremos paladines de los Derechos Humanos masacrando niños argentinos? ¿Haremos a la Nación grande y soberana? 

Quién legisla el asesinato es asesino. Hace unos días un Señor que dice que es pensador afirmó en Córdoba que todo comenzó con el matrimonio igualitario, ahora con el aborto, faltaba la eutanasia para ponernos a la par de los países civilizados. ¡Bravo!  Aquí civilización es barbarie, es el egoísmo llevado al paroxismo y la locura de matar niños y viejos porque nos quitan el tiempo (que nos dieron Dios y los viejos) y porque se gasta nuestro dinero (que también tuvimos de los viejos). Fuimos niños en gestación, pudieron matarnos y aquí estamos gracias a nuestros mayores, sea nuestra gratitud matarlos. Fuimos niños en gestación, nacimos y vivimos; decidamos nosotros matar aunque a nosotros no nos mataron. 

Un país fundado novedosamente en el egoísmo y para eso en el crimen y en la sangre de los niños no es un país sino una cloaca de intereses encontrados. 

Argentina siempre fue grande porque pensó en los suyos y en los demás. Estos diputados, algunos que inclusive fueron Ministros de la Nación ¿Qué quieren hacer con nuestra Argentina? No son argentinos más que en los papeles porque quieren matar a nuestros niños. ¿A qué intereses responden? ¿Quién los gobierna para asesinar a los que tienen derecho a nacer? 

Cuando al final de la década de los 70’ se votó en Francia la ley del aborto un Arzobispo llamó asesina a la Ministro que lo había propulsado. No es atrevimiento que digamos lo mismo. 

La Comisión permanente del Episcopado ha dado lástima e indignación en su Declaración posterior a la votación agradeciendo respetuosamente a los que defendieron que era un derecho  asesinar. ¿Acaso puede ni siquiera discutirse si podemos descuartizar un bebé? ¿En qué mundo vivimos? ¿En qué Dios creen? Piden disculpas a los hombres y se ríen de Dios. 

Quiera Dios, porque de los hombres no podemos esperar mucho, que los Senadores muestren que son argentinos, que les queda hombría y respeto por Dios y por las criaturas inocentes. 

 

26 de junio del 2018. 

+Mons. Andrés Morello. 

DNI 11.985.121