Artículo II
De la argumentación y sus especies

De lo dicho en el artículo anterior se deduce que la argumentación es una oración expresiva del raciocinio, en la cual [88] una proposición se infiere de otras con las cuales tiene conexión. La proposición que se trata de inferir o establecer por medio de la argumentación, suele llamarse cuestión, tesis, proposición: si se la considera como deducida ya de las que le sirven de antecedente, se llama conclusión o consiguiente. Las proposiciones de las cuales se deduce por medio de la argumentación, se llaman premisas.

Considerada la argumentación en general, se halla sujeta a estas tres reglas: 1ª De una cosa verdadera nunca se infiere legítimamente una cosa falsa. 2ª De una cosa falsa puede inferirse accidentalmente una cosa verdadera, como si se dice: todos lo apóstoles predicaron en Roma: luego san Pedro predicó en Roma. 3ª El antecedente en cuanto tal, debe ser más claro o conocido que el consiguiente; de lo contrario no vendríamos en conocimiento de la verdad o falsedad de éste en virtud de su relación o enlace con las premisas.

Además del silogismo, forma la más perfecta y científica de argumentación, de la cual por lo mismo trataremos aparte, las principales especies de argumentación son las siguientes:

a) La inducción, o sea la argumentación en la cual de la enumeración conveniente de particulares o inferiores se colige alguna cosa universal. Para que sea legítima y la conclusión absolutamente cierta, debe subordinarse a dos reglas o condiciones: 1ª que la enumeración de las partes o inferiores sea completa: 2º que no se predique del todo más que lo que se ha predicado de cada una de las partes inferiores.

De lo dicho se infiere: 1º que las inducciones que proceden de los individuos a la especie, casi nunca producen por sí solas certeza, porque difícilmente son completas, a no ser en casos dados, o sea con respecto a especies que tengan pocos individuos: 2º que es antifilosófica y contraria a la razón y la experiencia, la pretensión de ciertos filósofos que afirman con Bacon que la inducción es el instrumento propio y casi único para adquirir las ciencias.

He dicho por sí solas; porque si la inducción va acompañada y robustecida por la analogía, entonces podrá determinar [89] en ocasiones asenso cierto, aunque la enumeración no sea completa. Observando en todos los animales que veo la existencia de ciertas operaciones que tienen analogía o semejanza con algunas del hombre, y sabiendo además que en éste proceden del alma racional, puedo deducir legítimamente que en los animales hay un alma inferior a la racional, que es principio interno de aquéllas operaciones vitales. Así también si observo que esta planta curó esta enfermedad, podré inferir legítimamente, añadiendo la analogía a la inducción, que otra planta que es de la misma especie, aunque distinta numéricamente, curará esta enfermedad u otra que tenga afinidad con la primera.

b) El entimema es un silogismo en el cual se calla, pero se sobreentiende una de las premisas. Su naturaleza, pues, y condiciones, son las mismas que las del silogismo. Sólo hay que advertir que unas veces se calla la menor, como en este: «todos los hombres son racionales: luego Pedro es racional»: otras se calla la mayor, como en este: «Yo pienso: luego existo (1).»

{(1) Nuestro espíritu gusta del entimema por la vivacidad y concisión que envuelve: por eso sin duda Aristóteles le apellidaba silogismo del orador.}.

c) El sorites, que los Escolásticos llamaban también ratiocinium acervale, se dice aquella argumentación en la cual de varias proposiciones colocadas en determinado orden se colige la conveniencia o repugnancia del sujeto de la primera con el predicado de la última. El sorites viene a ser una colección de entimemas, y en él las proposiciones se ordenan de tal manera que el predicado de la primera sirva de sujeto a la segunda, el de ésta a la tercera, y así sucesivamente hasta que en la conclusión se junta o compara el sujeto de la primera proposición con el predicado de la última, como se ve en este ejemplo: la virtud es un gran bien: lo que es un bien perfecciona al hombre: lo que perfecciona al hombre debe ser apetecido: luego la virtud debe ser apetecida. Esta argumentación [90] resultará falsa, 1º si se mezcla alguna proposición falsa entre las otras verdaderas: 2º si todas las proposiciones fuesen negativas, porque de éstas nada se infiere legítimamente, como veremos al hablar del silogismo.

d) Epiquerema es también un verdadero silogismo, del cual sólo se diferencia en que antes de sacar la conclusión, prueba las dos o alguna de las premisas. Ejemplo: «el que se halla agitado por cuidados y remordimientos no es feliz; porque la felicidad excluye la inquietud y los remordimientos: es así que el que sigue el impulso de las pasiones se halla agitado por cuidados y remordimientos: luego, &c.».

e) Dilema es una argumentación que consta de una premisa disyuntiva, y de dos condicionales relacionados con la conclusión que se intenta sacar, como se ve en el que aducirse suele contra los escépticos: Aut scis le nihil scire, aut nescis: si nescis jam non potest hoc affirmare: si scis le nihil scire, ergo aliquid seitur. El dilema es más a propósito para rebatir opiniones o errores, que para establecer o demostrar verdades científicas.

Esta argumentación será defectuosa: 1º si la disyuntiva es falsa, porque se da medio entre los extremos que contiene (1): 2º si de alguno de éstos se deduce lo que realmente no se infiere, o lo que es lo mismo, si alguna de las condicionales es falsa: 3º si los dos extremos pueden retorcerse contra el que los presenta.

{(1) Ordinariamente la premisa disyuntiva sólo tiene dos extremos, y de aquí el nombre dilema; pero si tuviere tres extremos se denominará trilema, si cuatro tetralema, y si número mayor polilema.}

f) El polisilogismo, como indica su nombre, es una argumentación compuesta de dos o más silogismos, tomando la conclusión del anterior como premisa del siguiente. Ejemplo: lo que es sustancia simple y espiritual no está sujeto a corrupción; el alma racional es sustancia simple y espiritual: luego [91] no está sujeta a corrupción: lo que no está sujeto a corrupción es inmortal; luego el alma racional es inmortal.