PARTE SEGUNDA. CUALIDADES Y VIRTUDES QUE DEBE ENCERRAR EN SÍ LA VIRGINIDAD.

 ES NECESARIO QUE LA VIRGINIDAD ABRACE TODO EL
CUERPO Y TODA EL ALMA

Ya que se nos ha descubierto la excelencia de este carisma, sería conveniente que entendiésemos también sus consecuencias. No es sencilla, como alguno pudiera creer, esta bella empresa de la virginidad, ni solamente reside en el cuerpo, sino que por la reflexión trasciende y llega a todas las buenas acciones del alma.

En efecto, el alma unida al verdadero Esposo mediante la virginidad no sólo se apartará de las inmundicias corporales, sino que, partiendo de ahí, emprenderá el conseguir la pureza y marchará del mismo modo y con la misma seguridad en todas las demás cosas, aunque atenta siempre, no sea que, por inclinarse su corazón más de lo conveniente, contraiga con la unión de alguna cosa mala un afecto por esta parte adulterino. Digo, por ejemplo, volviendo a repetir de nuevo la misma idea: el alma adherida a Dios para hacerse un espíritu con Él, entablando una especie de pacto de vida común, de modo que a Él sólo ame con todo su corazón y todas sus fuerzas, no se entregará a la fornicación, para no hacerse un solo cuerpo con ella, ni aceptará cosas contrarias a la salvación, ya que en el fondo es común el carácter de todas las impurezas y si se manchare con una cualquiera de éstas, no tiene posibilidad para tornar a limpiarse por sí misma.

Puede comprobarse este pensamiento por medio de comparaciones. En un estanque permanece el agua lisa e inmóvil a no ser que una perturbación proveniente de fuera agite la tersura de su superficie; pero, si cae una piedra en el estanque, toda su masa se mueve con la parte turbada. La piedra se sumerge por su peso hasta el fondo, y en su derredor se levantan ondas en anillos circulares y se elevan hasta las capas superiores del agua, impulsadas por aquel movimiento central, de modo que toda la superficie del estanque aparece turbada, alborotándose a una con la parte inferior. Así la tranquilidad y el reposo del espíritu quedan sacudidos por entero desde el momento en que una sola de las pasiones le invade, sintiendo así toda el alma el daño de una de sus partes.

Declaran los que han estudiado estas materias que no están las virtudes desarticuladas entre sí, y que no es posible comprender exactamente la razón de una de ellas sin encontrarse juntamente con las restantes; antes bien, al nacer una cualquiera de las virtudes vienen necesariamente a acompañarla todas las demás. Por consiguiente, también al contrario, el vicio en alguna acción nuestra se extiende a toda la vida virtuosa, siendo así como dice el Apóstol: el todo queda afectado con las partes, pues si padece un miembro, conduélese todo el cuerpo, y si un miembro es alabado,. todos juntamente se alegran.